24/10/2025
¿ATRAIGO HOMBRES CON ENERGÍA FEMENINA O SE VUELVEN ASÍ CONMIGO?…
(Una mirada desde las constelaciones familiares y las energías)
En una relación de pareja no solo se encuentran dos personas, sino también dos energías: lo masculino y lo femenino. Aunque ambos puedan ser independientes, trabajar, decidir y crear, existe una danza energética que equilibra y ordena el vínculo.
La energía femenina es receptiva, contenedora, sensible, intuitiva y generadora de vida. Está relacionada con el cuerpo, el hogar y el mundo interior, tanto físico como simbólico.
La energía masculina, en cambio, es activa, directiva, resolutiva y proyectiva. Se asocia con el mundo externo, la acción, el riesgo y el hacer.
Cuando ambas energías se encuentran en armonía, la relación fluye y respira. Pero si una mujer adopta constantemente el rol de quien dirige, decide y resuelve todo, sin dejar espacio a la expresión masculina del otro, el hombre tiende a apagarse. No porque no quiera ser hombre, sino porque no encuentra el lugar para hacerlo.
Esto no implica que la mujer deba renunciar a su fuerza, liderazgo o capacidad de acción. Puede ser determinada, activa, profesional y guerrera. Sin embargo, en el vínculo de pareja, es necesario que le permita al hombre ocupar su propio espacio, reconectarse con su energía masculina, mientras ella puede volver a su esencia, suavizarse y habitar su propia energía femenina.
“Cuanto más femenina es una mujer, más masculino puede ser su hombre. Cuanto más masculina se vuelve ella, más femenino se vuelve él.”
Todo se trata de energía y polaridad. Cuando esa polaridad se invierte, el deseo también se debilita. El hombre pierde fuerza, su energía se apaga.
Desde la mirada sistémica
Cuando una mujer asume el lugar del padre, del protector o del que sostiene todo, el hombre queda sin espacio para ejercer su rol. Esto, además, puede manifestarse en el cuerpo con enfermedades vinculadas al sistema reproductivo: en la mujer, afecciones de mamas, útero u ovarios; en el hombre, problemas de próstata o incluso cáncer de mama.
Ella puede decir: “Quiero tener las mismas posibilidades que un hombre, quiero ser libre para decidir y actuar como quiera”. Y es válido. Pero, al mismo tiempo, en lo profundo, también anhela a un hombre que sea firme, que proteja, que tome la iniciativa. Si ella no se corre de ese lugar, eso no podrá manifestarse: el espacio ya está ocupado.
En el fondo, ninguna mujer se siente completamente satisfecha con una pareja que se vuelve pasiva o inerte. Con el tiempo, eso la desgasta.
No se trata de género, sino de energía. De polaridad.
“Si la mujer ocupa el lugar del hombre, él se retira. Si ella lo controla todo, deja de admirarlo. Y sin admiración, ningún vínculo puede sostenerse.”
Lo leí por ahí…
Créditos a su autor.