
31/07/2025
"El dolor que no se transforma, se repite. El sufrimiento que no se comprende, se encadena."
Freud decía que los síntomas son restos del pasado que el yo no pudo elaborar; que la repetición es una manera fallida de recordar. Séneca, por su parte, creía que el alma libre no teme al destino, porque ha entrenado su interior contra todo lo externo. Ambos, separados por siglos, apuntaban a lo mismo: lo que no se trabaja por dentro, se impone por fuera.
Hoy, en un mundo saturado de estímulos, terapias exprés y frases de superación en redes sociales, corremos el riesgo de anestesiar el malestar sin escucharlo. Pero tanto Freud como Séneca nos invitan a detenernos, a mirar de frente al conflicto, ya sea en forma de trauma o de pasiones desordenadas.
Porque no se trata de eliminar el dolor, sino de comprenderlo y, desde ahí, transformarlo en sabiduría. Lo que para Freud es elaboración, para Séneca es virtud: un alma que no huye de sí misma, sino que se vuelve su mejor aliada.