
25/05/2025
Malinche
Cuántas generaciones de personas se han concebido desde 1521, año en que arribaron los españoles a México?
Muchas. El mestizaje inició simbólicamente de la unión de Cortés y la Malinche, así como de las muchas violaciones que se sucedieron durante la conquista.
Pensaba en un texto leído recién donde se menciona que somos hijos de la violación, lo que me hace considerar ¿desde hace cuántas generaciones ha sucedido de tal manera este dispositivo de “robarse” a una mujer, sostener relaciones sexuales consensuadas o no (habría que entrar en otros datos) y como desenlace del acto la celebración de un matrimonio que habrá de sostenerse hasta que la muerte los separe y que se consagra con la bendición de Dios. Ese Dios que ha sido traído al imaginario de los pobladores originarios de aquel nuevo mundo en 1521.
Sin entrar en cuestiones de creencias personales o identificaciones con tal o cual religión, si habría que considerar que un sistema de creencias sepultó a otro, no sólo tratando de dar una explicación a la inquietud humana de conocer su origen y su interacción con el mundo, sino que además ese sistema nuevo tenía todo un entramado para la regulación de la vida humana. El miedo al castigo por la desobediencia, ese enorme que nos habita, se vio apaciguado por la promesa de una salvación por mediación de otro ser humano, nacido hijo de un Dios omnipotente.
Recuerdo que cuando cursé tercer año de primaria, en la clase de Historia de México, se mencionaban cuatro tipos de población en México, de acuerdo con la raza, a saber: los españoles conquistadores, los indígenas conquistados, los mestizos y los mulatos. Y no volví a interrogarme sino hasta ayer, que pensé en cuántas generaciones han pasado para llegar a este tiempo donde todos somos resultado de esos inicios. Me hizo recordar haber escuchado la insistencia de búsqueda en el archivo familiar, algún espacio donde quepa un antepasado español para garantizar de alguna manera, provenir de esa mezcla.
Sin embargo, ayer en el musical, de pronto observar la bandera con el escudo nacional, con un escenario producido digitalmente con maestría, ante un Moctezuma disminuido por sus miedos sostenidos en las creencias de él mismo y del pueblo que lo sigue, emergieron sentimientos y preguntas. ¿Qué tanta veracidad hay en la historia o narrativa de los hechos acontecidos en aquel tiempo? ¿Por qué la traición se asocia a lo femenino?, ¿Por qué un hijo romantiza el acto que le dio origen? ¿Es esto lo que también romantiza la maternidad en la subjetividad? ¿Realmente era un conquistador enamorado de una mujer nativa de la tierra conquistada?
Los sentimientos alojados por las creencias con las que crecí, que aprendí en la escuela o en la doctrina, que en algún momento me hicieron sentido de pertenencia, pero que hoy me hicieron despertar con un montón de reflexiones y preguntas.
Desde ese lugar pensé en que todas las historias conocidas del establecimiento de los reinos, actuales países, en el mundo han sido violentas y de conquistas, nadie quiere ceder su territorio a otro y menos ser súbdito. Que ha sido la historia de la humanidad, solo que habría qué pensar, en este tiempo de migraciones globales, qué asociación hay con los antiguos modelos de conquista. Lo único que me viene a la cabeza es la necesidad humana de encontrar un lugar en este mundo, una pertenencia y una identidad.
Lo dejo aquí, lo comparto, esperando no afectar susceptibilidades ni creencias personales. Solo como una invitación al diálogo o al monólogo reflexivo.