03/08/2024
Vino un día una mujer a mi consulta, llevando ya mucho tiempo con un dolor en el cuello que le limitaba el movimiento y le restaba mucha energía: no dormía bien, estaba nerviosa todo el tiempo, no podía concentrarse en su trabajo de oficina. Había acudido ya a muchos tipos de terapia, incluyendo tratamiento con un ortopedista que le indico una cirugía. Cuando acudió estaba levantándose el confinamiento y también eso se sumaba a su estrés. Cuando inicio la entrevista percibo su tensión, no le ofrecí ningún resultado en específico, no sabia hasta donde podría mejorar. Desesperada se puso literalmente en mis manos... en dos sesiones pudimos conseguir que ella se diera cuenta de cuanto estaba tratando en vano de controlar afuera y cuanta tensión esto le ocasionaba. En una de las sesiones hubo una liberación extraordinaria de energía que hizo que su cuerpo desencadenara una serie de movimientos involuntarios, que aunque en un principio le asusto y quiso controlar, en el acompañamiento y técnicas respiratorias le ayude a que soltara...
Fue desde esa sesión que el dolor que había llevado por muchísimo tiempo se fue de su cuerpo por completo. Le recomendé una sesión más para cerrar ella se fue sorprendida y tranquila de saber que esas tensiones no estarían, algo pasó que supo que hacer para no albergarlas más.
̃amientoemocional