Respetable Logia Simbólica Teotihuacán III No. 337 REAA.

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Respetable Logia Simbólica Teotihuacán III No. 337 REAA. Página oficial de la R:.L:.S:. TEOTIHUACAN III No. 337 JURISDICCIONADA A LA “MUY RESP.·. GR.·. LOG.·. VALLE DE MEXICO”

⚜️"EL OUROBORUS."⚜️📜 Los alquimistas, que a su manera sabían más sobre la naturaleza del proceso de individuación que no...
25/06/2025

⚜️"EL OUROBORUS."⚜️

📜 Los alquimistas, que a su manera sabían más sobre la naturaleza del proceso de individuación que nosotros los modernos, expresaron esta paradoja a través del símbolo del Ouroboros, la serpiente que se muerde la cola. Se ha dicho que el Ouroboros tiene un significado de infinito o totalidad ♾️.

En la imagen milenaria del Ouroboros reside la idea de devorarse a sí mismo y convertirse en un proceso circulatorio, pues estaba claro para los alquimistas ☩ más astutos que la prima materia🌡️🧪🧬⚗️ del arte era el hombre mismo 𓂀.

El Ouroboros es un símbolo dramático para la integración y asimilación del opuesto ☯️, es decir, de la sombra. Este proceso de “retroalimentación” es al mismo tiempo un símbolo de inmortalidad 𓋹, ya que se dice del Ouroboros que se mata y se da vida, se fecunda y se da a luz.

Simboliza al Uno, que procede del choque de los opuestos, y por tanto constituye el secreto de la prima materia ☆ que […] procede incuestionablemente del inconsciente del hombre ⃝⃤.

– Carl G. Jung.

( 📖 El yo no descubierto, C.G. Jung sobre la alquimia.)

Etimología:

El uróboro (también ouroboro o uroboro) (del griego οὐροβóρος [ὄφις], '[serpiente] que se come la cola', a su vez de οὐρά, 'cola', y βόρος, 'que come') es un símbolo que muestra a una serpiente o dragón engullendo su propia cola y formando un círculo con su cuerpo. El uróboro simboliza el ciclo eterno de las cosas.

(By Magnus Opus ) 🔱

🌔 Astronomía y Simbolismo Celeste en la Masonería: El Templo bajo las Estrellas. Cuando un masón mira hacia el techo de ...
25/06/2025

🌔 Astronomía y Simbolismo Celeste en la Masonería: El Templo bajo las Estrellas.

Cuando un masón mira hacia el techo de su logia y contempla la bóveda celeste pintada con sus constelaciones, no está simplemente admirando un decorado. Está frente a un mapa sagrado, un recordatorio de que cada iniciado es, a la vez, un microcosmos y un peregrino del infinito. Desde las antiguas escuelas de misterios hasta las logias modernas, la astronomía ha sido mucho más que una ciencia: es el lenguaje con el que los dioses escribieron el universo, y la Masonería ha conservado este conocimiento como uno de sus tesoros más preciados.

Los solsticios y equinoccios, marcados con solemnidad en los calendarios masónicos, no son simples fechas astronómicas. Representan los cuatro pilares invisibles que sostienen el camino iniciático. El solsticio de verano, cuando el sol alcanza su cenit, simboliza la plenitud de la luz masónica, mientras que el de invierno, en la noche más larga, alude a las pruebas de oscuridad que todo iniciado debe atravesar. No es casual que muchas logias celebren sus ceremonias más importantes en estos días, siguiendo una tradición que vincula a los masones con los constructores de Stonehenge y los astrónomos sacerdotes de Egipto.

La estrella flamígera, ese pentagrama luminoso que brilla en el Oriente de las logias, contiene en sus proporciones el secreto de Venus y su ciclo de ocho años. Los antiguos veían en este ritmo celeste un símbolo de renacimiento y perfección, conceptos clave en la filosofía masónica. Algunos manuscritos herméticos sugieren que las cinco puntas de la estrella representan los elementos alquímicos transformados por el espíritu, mientras que la letra G en su centro ha sido interpretada tanto como Geometría como Gnosis, recordando que el conocimiento del cielo y el de la tierra son uno solo.

Pero quizás el símbolo astronómico más profundo sea la columna de Oriente, ese punto imaginario por donde "nace la luz" en la logia. En el lenguaje de los antiguos misterios, el Oriente no era una dirección geográfica, sino un estado de conciencia. Los rituales masónicos hablan de "viajar hacia el Este" como metáfora de iluminación, siguiendo la misma senda que el sol en su recorrido diario. Este simbolismo se remonta a los cultos solares de Mitra, donde los iniciados ascendían por siete grados planetarios, desde la Tierra (Saturno) hasta el Empíreo (Sol), en un viaje que hoy se recrea en los grados capitulares de la Masonería.

Las constelaciones zodiacales que decoran muchos techos de logia no están colocadas al azar. Su disposición sigue el patrón de la Cámara de Reflexiones, donde el candidato medita antes de su iniciación: Escorpio representa la muerte simbólica, Leo la fuerza regenerada, y Acuario la sabiduría final. Algunos estudiosos ven en el pavimento mosaico un reflejo de la Vía Láctea, y en las dos columnas del templo, los pilares de Hércules que marcaban en la antigüedad los límites entre lo conocido y lo por descubrir.

En este contexto, el masón que estudia astronomía no está simplemente memorizando nombres de estrellas. Está descifrando el gran libro del universo, escrito con fuego cósmico. Como decían los hermetistas: "Como es arriba, es abajo"y en esa correspondencia entre el cielo y el corazón humano reside el verdadero secreto masónico. Porque al final, cada hermano no es solo un estudioso de las estrellas, sino una estrella misma en el firmamento de la Orden, brillando con luz propia pero formando parte de una constelación mayor.

Material de Cortesía.

25/06/2025

El Día de San Juan

🎵🎶 Masonería y Música: La Sinfonía Secreta del Universo. En el silencio contemplativo de la logia, antes de que comience...
22/06/2025

🎵🎶 Masonería y Música: La Sinfonía Secreta del Universo.

En el silencio contemplativo de la logia, antes de que comience el ritual, a veces se escucha el leve tañido de una campana o el eco de un canto gregoriano. No es casualidad. La música, en la tradición masónica, es mucho más que un arte: es el lenguaje invisible que une el cielo y la tierra, la expresión matemática de la armonía universal. Desde las antiguas escuelas pitagóricas, donde se estudiaba la vibración de las cuerdas como clave de los movimientos planetarios, hasta las composiciones de Mozart impregnadas de simbolismo hermético, la música ha sido un puente entre lo material y lo espiritual.

Wolfgang Amadeus Mozart, iniciado en la logia Zur Wohltätigkeit ("La Beneficencia") de Viena, dejó en su ópera La Flauta Mágica un verdadero manual de iniciación disfrazado de cuento fantástico. Los tres acordes iniciales de la obertura no son solo una introducción musical, sino una representación de los tres golpes rituales que llaman a las puertas del templo. Tamino, el príncipe protagonista, atraviesa pruebas de fuego y agua que evocan los rituales masónicos, mientras Sarastro, el sabio sacerdote, canta a la virtud en arias que son auténticos sermones líricos. La propia flauta, instrumento que domina a las fieras, simboliza el poder de la armonía para civilizar las pasiones humanas.

Pero la relación entre masonería y música va más allá de Mozart. En las logias del siglo XVIII, los cantos masónicos eran parte esencial del ritual. No se trataba de simples coros, sino de vehículos de transmisión esotérica. Las letras, aparentemente sencillas, contenían enseñanzas filosóficas, mientras que las melodías seguían proporciones matemáticas que reflejaban el orden cósmico. Algunas logias incluso tenían sus propios órganos, cuyos tubos representaban la diversidad unida en un mismo sonido, como los hermanos en la fraternidad.

El silbido del viento entre columnas, el ritmo de los ma****los al golpear la piedra, el compás binario o ternario de las marchas rituales... todo en la masonería recuerda que el universo mismo es una gran sinfonía. Los antiguos rituales mencionan la "música de las esferas", esa vibración celestial que, según Pitágoras, producen los planetas al moverse. El masón, al afinar su instrumento interior, busca sintonizar con esa melodía eterna. Porque, como decía un viejo manual de logia: "Donde hay armonía, allí está Dios".

Así, cuando un grupo de masones canta al unísono al final de una tenida, no están simplemente cerrando una reunión. Están emulando a los constructores de catedrales, que trabajaban al ritmo de cantos gregorianos, transformando el esfuerzo en oración y la piedra en poesía. Porque en la tradición masónica, la verdadera música no se escucha con los oídos, sino con el corazón.

La Develación del Secreto 🌿El 14 de marzo de 1743, cuando salía de un café, un joyero londinense en viaje denegocios en ...
15/06/2025

La Develación del Secreto 🌿

El 14 de marzo de 1743, cuando salía de un café, un joyero londinense en viaje de
negocios en Lisboa, John Coustos, fue detenido, esposado y encerrado en un calabozode uno de los edificios más temidos de Europa: el Palacio de los Estaus, el cuartel generalen la Plaza del Rossio de la Inquisición portuguesa. Como cientos de brujas, herejes y judaizantes antes que él, Coustos fue rapado y sometido a un estricto régimen de silencioy aislamiento mientras se le interrogaba insistentemente por el cargo del que se leacusaba: la pertenencia a una secta maléfica, la masonería.

Los inquisidores querían saber quiénes eran los masones, qué hacían en sus reuniones,
por qué se escondían o si su misoginia se debía a que eran sodomitas. Después de que
Coustos se recuperaba algo, las torturas se reanudaban. Según él, pasó 16 meses en las
mazmorras del Santo Oficio y se libró por poco de morir en la hoguera en un auto de fe,
hoguera a la que sí fueron condenados ocho de sus compañeros. Fue sentenciado a
cuatro años de trabajos forzados en galeras. Antes de que cumpliera la pena, el gobierno
británico logró su liberación.

De regreso en Londres en 1744, se hizo famoso tras publicar ,The Sufferings of John
Coustos for Freemasonry un libro en el que denunciaba la “barbarie papista” y su heroica
lucha para salvaguardar los “secretos inviolables” de la hermandad. Casi dos siglos
después, cuando se abrieron los archivos de la Inquisición portuguesa, se supo que en
realidad Coustos describió con todo detalle los misterios básicamente el significado de
los crípticos rituales de las logias que había jurado proteger de los cowan, los no
masones.

En un panfleto de 1730, Masonry Disected, Sam Prichard ya había revelado todo lo que
podía saber Coustos. El secretismo, en realidad, era un subterfugio para ocultar que noexistía ningún secreto que ocultar. La leyenda secretista, como bien sabía Coustos, era más importante que los secretos mismos.

Material de Cortesía

Simbolismo Masónico y Filosofía Hermética: Un Viaje hacia el Autoconocimiento 🌿La Masonería, desde sus orígenes, ha sido...
09/06/2025

Simbolismo Masónico y Filosofía Hermética: Un Viaje hacia el Autoconocimiento 🌿

La Masonería, desde sus orígenes, ha sido custodia de un lenguaje cifrado en símbolos, cada uno de ellos portador de una enseñanza profunda que trasciende lo evidente. La escua­dra y el compás, entrelazados en el altar de las logias, no son meras herramientas de constructores, sino emblemas de equilibrio: la escuadra representa lo material, lo terrenal, la rectitud moral; el compás, en cambio, traza el círculo de lo espiritual, la búsqueda de lo infinito. Entre ambos, la letra "G" a menudo suspendida en el centro evoca no solo a la Geometría, ciencia sagrada para los antiguos masones operativos, sino también al Gran Arquitecto del Universo (G:.A:.D:.U:.), principio ordenador que, según cada interpretación, puede ser Dios, la Naturaleza o la Razón Universal.

Este simbolismo se entrelaza con la tradición hermética, heredera de los textos atribuidos a Hermes Trismegisto, donde resuena el axioma "Como es arriba, es abajo". El Delta Luminoso triángulo con el ojo que todo lo ve refleja esta correspondencia entre macrocosmos y microcosmos, invitando al masón a contemplar su propia esencia como un reflejo del universo. Pero quizá el símbolo más enigmático sea el V.I.T.R.I.O.L., acrónimo alquímico que advierte: "Visita el Interior de la Tierra y, Rectificando, Encontrarás la Piedra Oculta". Aquí, la "tierra" no es un lugar físico, sino el sí mismo, las profundidades del alma donde yace la verdadera piedra filosofal: la transformación interna.

La influencia del hermetismo en la Masonería se manifiesta también en sus rituales, donde el candidato experimenta una muerte simbólica para renacer a un estado de conciencia superior, eco de los misterios egipcios y griegos. No es casual que figuras como Cagliostro o Manly P. Hall hayan visto en la Masonería un camino de gnosis, un conocimiento que no se aprende, sino que se vive. En este sentido, el templo masónico no es solo un edificio, sino un mapa del cosmos y del ser humano, donde cada columna, cada escalón y cada luz encendida son pistas para quien sabe leer entre símbolos.

Así, la Masonería, más que una sociedad, es un sistema filosófico vivo, donde el hermetismo actúa como un hilo invisible que une lo divino con lo humano, lo eterno con lo perecedero, y donde el verdadero trabajo no es tallar piedras, sino pulir el propio carácter. Como decía el mítico Hermes: "El milagro más grande es conocer al hombre; quien se conoce a sí mismo, conoce al universo".
Mi Madre Logia
Maestros Masones .•.
Cortesía

Interrogatorio"El Interrogatorio de la Penumbra"Notre-Dame de París, año del Señor de 1314. La nave central respira un i...
27/05/2025

Interrogatorio

"El Interrogatorio de la Penumbra"

Notre-Dame de París, año del Señor de 1314. La nave central respira un incienso casi denso, filtrado por vitrales que parecen llorar sangre de color. Todo está en sombras, salvo el espacio donde el drama se desenvuelve.

Allí, bajo los arcos góticos que apuntan al cielo, yace arrodillado Francois de Beaujeu, sobrino del venerable Maestre Guillaume, mu**to defendiendo San Juan de Acre. Su manto blanco está rasgado, manchado de barro, de sangre… y de traición. De su cuello cuelga una cadena rota, casi invisible entre sus cabellos enmarañados, de la cual cuelga un Sello de Salomón, medio oculto, como esperando ser descubierto sólo por ojos sabios.

Frente a él, elevado en un estrado flanqueado por cardenales, el Papa Clemente V —pálido, cadavérico, con dedos huesudos enjoyados como garras— alza un ma****lo de ébano. Lo sostiene sobre un libro: la Regla Templaria. Pero el texto no es negro… sangra tinta roja, como si se negara a ser condenado.

—“Confiesa, Francois,” susurra el pontífice con voz de fuego helado, “¿dónde se oculta el tesoro del Temple? ¿Qué reliquias guardaban tus hermanos en Jerusalén, en Chipre… en Occitania?”

Francois no responde. Tiene la boca cerrada con la firmeza de quien ha sido entrenado para morir antes de hablar. Sin embargo, sus ojos miran hacia el vitral detrás del trono papal. Allí, entre los santos coloridos, una escena distinta: Hiram Abif, el arquitecto legendario, es asesinado por tres figuras oscuras. Pero su sangre, en una línea de rojo sutil, fluye hacia el joven templario, conectándolo a un secreto más antiguo que la Iglesia misma.

El suelo, un mosaico de laberintos, conduce visualmente a una placa de bronce donde se lee: “V.I.T.R.I.O.L.” Las palabras resplandecen tenuemente como si contuvieran fuego alquímico. Bajo ellas, en la penumbra del altar, una figura tallada en piedra se revela a los iniciados: el Baphomet, casi imperceptible, cuya sonrisa parece moverse con la mirada del espectador. A sus pies, un cáliz cobteniendo vino —¿o sangre?— sobre el número 33, el grado más alto del arte masónico.

Detrás del templario, los cardenales lo sujetan, pero uno de ellos oculta un dodecaedro, símbolo de lo eterno, y el otro porta un anillo con una abeja, emblema de los antiguos Merovingios. Testigos en la penumbra murmuran plegarias. Un niño señala con el dedo el vitral de Hiram, pero su madre le cubre los ojos. Silencio. Ignorancia. Protección. ¿O complicidad?

Sobre el escalón de mármol, el número 137 —la constante de la estructura fina— y una pluma de ave fénix captan un rayo de luz que ha atravesado siglos. Física y mística se saludan brevemente antes de desaparecer en la sombra.

El ma****lo papal desciende. No para ejecutar, sino para sellar.

Un secreto ha sido enterrado.

Otro ha sido transmitido, en símbolos, a quienes sepan ver lo que viene… el umbral del alba y el ocaso

"In silentio et fide, Beauséant usque ad finem. Fratres discedunt, sed votum manet."

"Ex tenebris ad lucem."

Que interpretacion le dan a la imagen?

LOGIA BÚFALO MOJADOS 💦¿Recuerdan aquella hermandad de los Búfalos Mojados a cuyas reuniones solo asistían hombres y lo h...
25/05/2025

LOGIA BÚFALO MOJADOS 💦
¿Recuerdan aquella hermandad de los Búfalos Mojados a cuyas reuniones solo asistían hombres y lo hacían atavados con un sombrero de piel de búfalo?
Eso era, simplemente, un tronco.
Para más indicios, Pedro Picapiedra era un obrero de la construcción que trabajaba en una cantera, lo cual provenía de la forma más antigua de entender la albañilería: los operarios: quienes apuñalaban la piedra.
Y es que la albañilería surgió de las corporaciones de obreros de la construcción en la Edad Media: canteros alemanes y constructores ingleses y franceses, que entonces eran más que asociaciones gremiales.
🌿 LA ALBAÑILERÍA tiene su origen en la Edad Media y fue fundada por obreros cualificados de la construcción.
Información tomada de otra publicación de Facebook: Masonería. Recopilado por M.A.S.A.C.
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El Templo Interior y las Tres Piedras: Correspondencias Esotéricas en la Masonería Operativa. Algo de la Francmasoneria ...
24/05/2025

El Templo Interior y las Tres Piedras: Correspondencias Esotéricas en la Masonería Operativa. Algo de la Francmasoneria para conocer un poco mas acerca de su filosofia y pensamiento.
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La masonería operativa, heredera de antiguas tradiciones constructivas y sapienciales, conserva en sus símbolos arquitectónicos una sabiduría que trasciende la mera técnica. Entre estos símbolos, tres piedras se destacan como hitos esenciales en el arte de edificar tanto templos como almas: la piedra de fundación, la piedra angular y la clave de bóveda. Este ensayo propone una lectura esotérica que relaciona estas tres piedras con los tres grados simbólicos del arte real —Aprendiz, Compañero y Maestro—, así como con las tres piedras simbólicas de la tradición iniciática: la piedra bruta, la cúbica y la piedra de punta. Esta triple tríada no solo estructura el camino masónico, sino que lo convierte en una arquitectura viviente del alma.



I. La Piedra de Fundación: Origen del Centro
Nivel arquitectónico
La piedra de fundación es la primera en ser colocada, bajo el nivel del suelo, invisible, pero fundamental. Su ubicación en el centro geométrico de la planta conecta el templo con el eje del mundo. Simbólicamente, es la raíz del edificio y su alineación con los puntos cardinales marca el orden sagrado de la construcción.
Nivel iniciático
Esta piedra corresponde al grado de Aprendiz, quien inicia su camino desde la oscuridad del no-saber. Aún no construye, pero se alinea con el Centro. Su trabajo es interior: reconocer la materia prima de sí mismo y comenzar a desbastarla.
Piedra simbólica
La piedra bruta representa esta etapa. Es el símbolo del ser humano tal como es, sin trabajo, pero con un potencial oculto. La fundación simboliza el contacto con lo eterno, con el misterio del ser, desde donde nace toda posibilidad de forma.
Dimensión esotérica
Es el misterio de lo no manifiesto, el punto de latencia espiritual. Es la Nigredo alquímica, el caos primordial donde se gesta la luz. Aquí se planta la semilla del templo interior, invisible pero viva.



II. La Piedra Angular: Medida, Forma y Sostén
Nivel arquitectónico
La piedra angular marca el comienzo de la edificación visible. Situada en una esquina, une dos muros y orienta el conjunto. De su exactitud dependen la solidez y la dirección de toda la obra. No es decorativa, sino estructural.
Nivel iniciático
Corresponde al grado de Compañero, el iniciado que ya ha comenzado a construir. Ha adquirido herramientas, ha aprendido a medir y a alinear, y trabaja con otros en armonía. Su tarea es unir cielo y tierra, espíritu y materia.
Piedra simbólica
La piedra cúbica simboliza esta etapa: ya trabajada, ha pasado de la forma caótica a la forma orientada. Su escuadra perfecta permite que encaje en la obra colectiva. Es la imagen del yo armonizado.
Dimensión esotérica
Es el paso del caos al orden. Representa la Albedo, el blanqueamiento del alma. El Compañero ha comprendido la ley de correspondencia, y vive conforme al eje de la verticalidad. La piedra angular es entonces símbolo de responsabilidad espiritual: sostener el edificio del mundo desde el eje del propio ser.



III. La Clave de Bóveda: Unidad y Plenitud
Nivel arquitectónico
La clave de bóveda es la piedra central que corona y unifica una bóveda, especialmente donde convergen varios arcos, como en las bóvedas de crucería. No soporta peso directamente, pero su colocación es esencial: sin ella, la estructura no se mantiene. Representa la culminación de la obra, el punto de intersección de fuerzas divergentes que encuentran equilibrio en lo alto.
0Nivel iniciático
Corresponde al grado de Maestro, quien ya no solo construye, sino que ha sido transformado por la obra. Ha atravesado la muerte simbólica y ha renacido. Su conciencia es ahora la del conjunto, no la del fragmento.
Piedra simbólica
La piedra de punta, derivación vertical de la cúbica, representa la trascendencia. Su forma piramidal evoca el ascenso del espíritu y la integración de los cuatro elementos en el punto superior. Es la piedra filosofal del templo interior.
Dimensión esotérica
Es la Rubedo, la etapa de la unidad, donde el ser y el Principio se han fundido. La clave de bóveda es la presencia viva del Espíritu, el centro revelado, el punto de encuentro entre lo humano y lo divino.



IV. El Templo como Imagen del Hombre
Estas tres piedras no son solo elementos constructivos: son estados del alma. La fundación es la fe silenciosa en lo eterno. La angular, la voluntad de ordenar el mundo. La clave, la realización de la unidad.
El Aprendiz es la piedra bruta que busca su forma.
El Compañero es la piedra cúbica que se integra en el orden.
El Maestro es la piedra de punta que culmina el templo interior.
Cada grado no es un peldaño que se abandona, sino una dimensión que se profundiza. El Maestro contiene al Compañero y al Aprendiz, así como la clave de bóveda no niega la fundación ni la esquina, sino que les da sentido.



Conclusión
La masonería operativa nos enseña que construir no es solo levantar muros, sino edificar un ser. Las tres piedras mayores —fundación, angular y clave— reflejan la estructura misma del camino iniciático: desde el centro oculto hasta la unidad luminosa. Ser masón no es conocer estos símbolos, sino vivirlos en carne, alma y espíritu. Porque el templo verdadero no se alza en piedra, sino en el corazón del hombre que ha sabido hacer de sí mismo una piedra viva.

Informacion tomada de otra publicacion de Facebook: Masoneria, de Ahiman Rezon - Orden Real de Heredom de Kilwinning. Recopilado por M.A.S.A.C.

“Las 12 Tribus de Israel y su Conexión con la Masonería: Un Viaje Espiritual y Simbólico” 🌿Las 12 tribus de Israel han s...
11/05/2025

“Las 12 Tribus de Israel y su Conexión con la Masonería: Un Viaje Espiritual y Simbólico” 🌿

Las 12 tribus de Israel han sido, desde tiempos antiguos, mucho más que una simple división étnica o geográfica del pueblo hebreo. Cada una de estas tribus, nacidas de los hijos de Jacob quien luego sería llamado Israel, representa una dimensión espiritual, un arquetipo humano y una función colectiva dentro del plan divino. Rubén, Simeón, Leví, Judá, Dan, Neftalí, Gad, Aser, Isacar, Zabulón, José (dividido en Efraín y Manasés) y Benjamín no son solo nombres históricos; son símbolos que han trascendido el relato bíblico para convertirse en claves del alma humana. Sus estandartes, colores y emblemas reflejan características interiores: la valentía, la sabiduría, la justicia, la fe, entre otras. Este simbolismo resuena profundamente en diversas tradiciones espirituales, entre ellas la masonería.

La masonería, aunque no se adscribe a ninguna religión específica, bebe del lenguaje simbólico de las antiguas escrituras para transmitir verdades universales. El número 12, por ejemplo, ocupa un lugar especial tanto en la Biblia como en la tradición masónica. Doce son los signos del zodíaco, doce los apóstoles, doce las puertas de la Jerusalén Celestial, y doce las tribus que conformaron la estructura espiritual de Israel. Para los masones, este número representa plenitud, orden cósmico y equilibrio. En ciertos rituales y grados, el número 12 aparece como elemento de armonía y organización del universo espiritual.

La conexión entre las tribus de Israel y la masonería no es literal, sino simbólica y arquetípica. La tribu de Leví, dedicada al sacerdocio, se asocia con la sabiduría, el servicio espiritual y la custodia del conocimiento sagrado, cualidades fundamentales en el camino masónico. Judá, de cuya estirpe proviene la figura del rey David, representa el liderazgo moral, la fortaleza y la nobleza del espíritu, principios que un iniciado debe cultivar. Efraín y Manasés, los hijos de José, simbolizan la dualidad de las fuerzas vitales: el equilibrio entre lo activo y lo receptivo, lo interior y lo exterior. Cada una de estas tribus puede entenderse como una virtud a desarrollar, un peldaño en la escalera del perfeccionamiento.

El viaje de las tribus por el desierto es, asimismo, una poderosa alegoría del recorrido iniciático. Desde la esclavitud en Egipto símbolo de la ignorancia, pasando por el desierto las pruebas y desafíos del alma, hasta llegar a la tierra prometida la iluminación o la realización del ser, el relato bíblico se convierte en un mapa espiritual. Este mismo camino lo recorre el masón, desde su entrada como aprendiz ignorante hasta su elevación como maestro iluminado. El templo de Salomón, edificado por artesanos sabios pertenecientes a distintas tribus, es otro punto de unión entre ambas tradiciones: representa el cuerpo humano como templo sagrado, pero también la construcción interior del alma mediante el trabajo constante y el conocimiento.

En suma, las 12 tribus de Israel no son solo una referencia histórica, sino un espejo del alma humana dividida en aspectos que deben ser reconocidos, integrados y perfeccionados. La masonería, al adoptar sus símbolos y adaptarlos a su lenguaje ritual, honra esa sabiduría ancestral y la convierte en una herramienta viva para la transformación interior. Así, el iniciado, al igual que el antiguo Israel, emprende su propio viaje hacia la tierra prometida: no una tierra externa, sino un estado de conciencia donde habita la luz.

En el 325, en el concilio de Nicea, Constantino el grande crea la  iglesia  catolica tras un genocidio de 45.000 Cristia...
06/05/2025

En el 325, en el concilio de Nicea, Constantino el grande crea la iglesia catolica tras un genocidio de 45.000 Cristianos, donde los torturó para que renunciaran a la Reencarnación. Al mismo tiempo se recopilan los libros religiosos de todas las aldeas del imperio y crean así LA BIBLIA.
En el 327, Constantino conocido como el emperador de Roma, ordena a Jeronimo traducir la versión Vulgata en Latin, cambiando los nombres propios hebreos y adulterando las escrituras.

En el 431, se inventa el culto a la VIRGEN.
En el 594, se inventa el PURGATORIO.
En el 610, se inventa el título del PAPA.
En el 788, se impone adoraciones a las deidades paganas.
En el 995, se cambió el significado de kadosh(apartado) por santo.
En el 1079, se impone el celibato de los sacerdotes>>palabra totalmente católica.
En el 1090, se impone el Rosario.
En el 1184, se perpetra la Inquisición.
En el 1190, se venden las indulgencias.
En el 1215, se le impone la confesión a los sacerdotes.
En el 1216, se inventó del papa Inocenzo lll, el cuento del terror del pan (un dios de la mitología griega), que se convierte en carne humana.

En el 1311, se impone el batesimo .
En el 1439, se dogmatiza el inexistente PURGATORIO.
En el 1854, se inventa la inmaculada Concepción.

En el 1870, se impone lo absurdo de un papa infalible, en el se inventa el concepto de Contratación

Hay más de 2500 cosas inventadas por esta religión para esclavizar al ser humano con el Cristianismo...
Las religiones y sus Dioses fueron creadas como un medio de MANIPULACION y NEGOCIO. Como parte de la EVOLUCIÓN del ser humano está el LIBERARSE de estos medios de manipulación. Aunque poco a poco el ser humano está en la era del DESPERTAR, los jóvenes cada día son MENOS RELIGIOSOS dos generaciones más y la religión Católica estará en su ocaso. (Deseo ver ese momento)
Todo será parte de nuestra EVOLUCIÓN.
De ti depende seguir creyendo lo que ahora crees que es la verdad absoluta, porque no te has cuestionado....cuestiónate y verás que todas las religiones son un invento...del hombre...

TAF.'.

El Número 3: La Tríada Sagrada en la Masonería 🌿El número tres ha acompañado al hombre a lo largo de su historia, no sol...
27/04/2025

El Número 3: La Tríada Sagrada en la Masonería 🌿

El número tres ha acompañado al hombre a lo largo de su historia, no solo como un número matemático, sino como una estructura profunda que refleja el orden universal. En la Masonería, este número se erige como un símbolo de equilibrio y perfección, como el eje sobre el que gira todo el trabajo del iniciado. Y no es por azar que la tríada esté tan presente en los rituales y enseñanzas masónicas. Cada vez que se menciona el tres, se hace eco de una verdad profunda y universal: la creación misma está fundada sobre tres principios.

Imagina por un momento un masón en su primer grado, de pie frente a los tres grandes pilares que adornan su camino hacia la sabiduría. Cada uno de estos pilares representa un aspecto fundamental del ser humano: Sabiduría, Fuerza y Belleza. Estos tres valores son los cimientos sobre los que se construye el Templo del alma, y cada masón, al avanzar en su iniciación, está llamado a cultivarlos, a integrarlos en su vida.

Sabiduría. La primera de las tres. Es el conocimiento profundo, no el conocimiento superficial que puede adquirirse en libros o en la escuela, sino aquel que proviene de la experiencia vivida, de la reflexión interna, de la búsqueda constante de la verdad. La sabiduría es lo que permite al masón discernir entre el bien y el mal, lo que le permite ver más allá de las apariencias y penetrar en la esencia de las cosas. Sin sabiduría, el masón está como un ciego buscando una luz que no sabe que existe.

Fuerza. La segunda. No es la fuerza bruta, la de los músculos o el poder físico, sino la fuerza interior, la que impulsa al masón a levantarse después de cada caída, la que le da la determinación para superar los obstáculos, tanto internos como externos. La fuerza es la resiliencia ante la adversidad, la capacidad de mantenerse firme y recto en medio de la tormenta, sin perder el rumbo. Sin fuerza, el masón podría ser fácilmente arrastrado por las dificultades de la vida, perdiendo su rumbo y olvidando su propósito.

Belleza. La tercera. A menudo se piensa que la belleza es solo algo estético, algo que se puede ver con los ojos, pero en la Masonería, la belleza es mucho más que eso. Es la armonía, la armonización de la vida, el equilibrio entre lo material y lo espiritual, lo interno y lo externo. La belleza es la pureza de las intenciones, la elegancia del alma. Es lo que da forma y sentido a las otras dos cualidades. Sin belleza, la sabiduría sería árida y la fuerza, destructiva. La belleza es lo que suaviza, lo que da vida a la estructura.

El masón avanza a lo largo de su camino, y poco a poco empieza a darse cuenta de que estos tres principios, Sabiduría, Fuerza y Belleza, no son entidades separadas, sino una unión perfecta que refleja el mismo orden universal que se observa en la naturaleza, en la creación y en el ser humano mismo. Son tres aspectos de un mismo todo, tres caras de una misma moneda, tres fuentes de luz que, al unirse, iluminan el camino del iniciado.

Pero la tríada del número tres no se limita a los tres pilares del Templo del alma. En el viaje masónico, el número tres se repite una y otra vez, como un recordatorio constante de la trinidad que habita en cada uno de nosotros. Tres son los grados simbólicos de la masonería: Aprendiz, Compañero y Maestro. Tres son los pasos fundamentales en el trabajo del alma: Nacimiento, Muerte y Resurrección. Tres son las herramientas fundamentales del masón: Compás, Escuadra y Nivel. Todo en la masonería gira en torno a la fuerza del tres.

Cada uno de estos tres grados, estos tres principios, estos tres momentos, se enlazan entre sí en una danza sagrada que refleja el ciclo eterno de la vida y la muerte, del aprendizaje y la trascendencia. En cada grado, el masón experimenta una transformación, un renacer, que lo acerca cada vez más a la perfección espiritual, a la sabiduría infinita. Cada paso que da hacia el siguiente grado es un recordatorio de que el trabajo del masón nunca termina. La búsqueda de la verdad es eterna, y el número tres es el símbolo de esa perfección en constante movimiento.

El número tres, entonces, se convierte en mucho más que un simple número: es una llave, una herramienta mística que abre las puertas de la percepción más profunda, que guía al masón hacia el conocimiento verdadero, que ilumina el camino hacia la luz.

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