25/06/2025
“Una vez un pobre estaba sentado bajo un árbol. Durante varios días no había podido conseguir nada para comer y su estómago estaba empezando a molestarle. Para satisfacerlo, empezó a cocinar con la imaginación. Primero cocinó un plato de arroz, después verdura y un poco de sopa. Cuando hubo terminado de cocinar, empezó a comer. Se comió la sopa y el arroz y después la verdura. Pero había puesto demasiados chiles en la verdura y le quemaron la boca. Con la mano empezó a echarse aire en la boca, gritando: “Ay, ay, ay” Había otro hombre sentado bajo un árbol cercano y cuando vio ese comportamiento tan peculiar dijo:”Eh, hermano!, ¿qué te pasa?”
“¡Cociné unas verduras con mi imaginación y accidentalmente les puse demasiados chiles!”
“¡Qué tonto eres!” dijo el otro hombre. “¿Por qué les pusiste tantos chiles? Ya que solo cocinabas con la imaginación, “¿no podías haber hecho un helado?”
Del mismo modo, si pudiéramos entrenar a la mente para que tuviera pensamientos positivos, se volvería muy pura y muy fuerte. Pero debido a nuestra actual flaqueza mental, dejamos que la mente vague de aquí para allá. De este modo nos quemamos continuamente en las creaciones de la mente.
Es la mente la que nos hace percibir este universo lleno de diversidad. La Divinidad creó el universo de una manera, pero la mente nos lo hace ver de otra. Borra la creación de la Divinidad, la reemplaza con su propia creación y nos muestra dualidad en la unidad de la Divinidad. La enseñanza de las Upanishads y de todos los santos es ayātmā brahma: “El Ser interior de un ser humano es la Divinidad”. No hay diferencia entre el Ser y la Divinidad, pero debido a la mente, parece que el Ser es el ente limitado que disfruta de los sentidos y adopta dos aspectos. Unido a los sentidos de percepción, nos hace sentir que somos el experimentador. Unido a los óganos de acción, nos hace sentir que somos el autor. Así pues, es la mente la responsable de nuestro sentimienbto de limitación, nuestro sentimiento de imperfección. Pero si la misma mente se volviera pura, si descartara todos sus pensamientos y dudas, experimentaría a la Divinidad en todas partes”.
~ Swami Muktananda
Del libro MEDITA