26/05/2025
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Muchas veces se subestima el arte de tejer, como si fuera solo un pasatiempo sencillo… pero detrás de cada pieza hay mucho más que hilo y una aguja.
Hay horas de concentración, cálculos mentales, pruebas y errores. Hay ojos que arden de tanto contar puntos, manos adoloridas de tanto apretar, y una mente que no deja de imaginar cómo mejorar cada detalle.
Tejer no es solo crear algo bonito. Es enfrentarse al cansancio, al desánimo, y aún así volver a empezar porque esa puntada no quedó como debía. Es invertir tiempo, energía y corazón en una creación que nace desde cero y se transforma en algo único.
Cada flor tejida, cada personaje de amigurumi, cada prenda hecha a mano, es el resultado de una lucha invisible: la del esfuerzo silencioso, la de la pasión que no se rinde.
Así que la próxima vez que veas una pieza de crochet, recuerda: no estás viendo solo estambre, estás viendo horas de entrega, años de práctica y una historia que se cuenta sin palabras, puntada a puntada.
Valorar este trabajo es honrar el alma de quien lo hace.
Autor: alguien de verdad ha tejido con el alma.