24/09/2023
BIEN DECIA BORGES
"–EXTRAÑAR es una cosa que se siente aquí –me dijo mi madre mientras se tocaba el centro del pecho– es un sentir raro, como si los recuerdos se te ciñeran en el corazón.
Mi mamá caminaba triste, achicopalada, con el cuerpo jorobado como si el alma se le fuera a salir por el ombligo. La casa de mis abuelos tenía una pesadez inexplicable como si todo lo sombrío del mundo la hubiera habitado de golpe. La tierra en algunas partes estaba seca y suelta y no había aire que la moviera de un lado a otro. La yerba ya había invadido casi todo: el patio, la cochera, el corral donde alguna vez convivieron gallinas, borregos y chivas… en fin, casi todo estaba lleno de yerba y de soledad.
Caminamos un tramo hasta llegar a un montón de piedras y vigas de madera que alguna vez formaron una cocina de barro donde mi abuela repartía abrazos y preparaba las comidas del día mientras platicaba y reía de las ocurrencias de sus hijas.
Qué fácil fue recordar los aromas de aquella cocina: tomillo, laurel, clavo y orégano; el olor de los frijoles recién cocidos y de la cebolla guisada con papa y carne de puerco; el olor y picor de los chiles tatemados en las brasas, el olor de jitomates asados, de tortillas de harina recién hechas y café de olla con canela. Todo eso nos imaginábamos mi madre y yo mientras veíamos una pila de escombros donde el tiempo (y digo el tiempo y no la muerte) pasó sin aviso de nadie y se llevó a la gente que más amábamos.
Sé que así como mi madre visita los lugares donde habitaron los abrazos y besos de su madre, algún día yo visitaré los lugares donde ella habitó conmigo y mis hermanos para recordar los retoños de felicidad que vivimos juntos y seguramente también, como a ella le sucede ahora, su recuerdo se me ceñirá en el corazón.
Bien decía Borges: uno no extraña los lugares sino la época; uno no extraña los sitios sino los tiempos".
• Manuel Vargas