17/06/2025
Hubo un día en el que sentí que todo se derrumbaba...
Me miré al espejo y no reconocí a la persona que tenía enfrente.
Me pesaban los recuerdos, las heridas, las palabras no dichas.
Sentía que arrastraba demasiado y que, por más que intentara avanzar, algo dentro de mí me detenía.
Esa noche, en silencio, me pregunté si algún día todo esto pasaría. Si algún día dejaría de doler. Si el vacío que sentía en el pecho desaparecería.
La respuesta no llegó de inmediato. Pasaron muchos días en los que la tristeza aún me acompañaba, pero poco a poco comencé a notar algo: estaba aprendiendo a vivir con lo que me dolía sin dejar que me consumiera.
Me di cuenta de que no se trataba de borrar el pasado ni de ignorar lo que sentía.
Se trataba de aceptar, de soltar, de permitirme seguir adelante sin cargar con lo que ya no podía cambiar.
Aprendí que el dolor no se va de un día para otro, pero tampoco dura para siempre.
Aprendí que cada herida, aunque duele, deja una enseñanza.
Hoy, cuando miro hacia atrás, veo a una persona que no se rindió.
Que tuvo miedo, que dudó, que lloró, pero que siguió.
Y esa es la lección más grande que la vida me ha dado: incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una luz esperando ser encontrada.
Si estás pasando por un momento difícil, solo quiero decirte esto: no es el final. Sigue adelante.
Un día mirarás atrás y verás lo fuerte que fuiste, incluso cuando pensaste que no podrías más 🫰🏽🫰🏽🫰🏽✨