30/06/2025
Cuando un hombre está infeliz consigo mismo, proyectará esa infelicidad sobre cualquier mujer que intente amarlo. Arruinará su felicidad porque no es capaz de encontrar la suya. ❤️🩹❤️🩹👇🏻👇🏻👇🏻
Así que, querido hombre, trabaja en ti mismo, porque el amor de una mujer no es un remedio para tu dolor. No es su responsabilidad sanar las heridas que tú te niegas a enfrentar. Si cargas con enojo no resuelto, inseguridades o dudas sobre ti mismo, inevitablemente convertirás su ternura en un campo de batalla donde ella constantemente luchará por un amor que tú aún no has aprendido a dar.
Ella intentará sostenerte, recordarte tu valor, pero si tú no crees en él, sus palabras te parecerán falsas. La alejarás, no porque no sea digna, sino porque, en el fondo, tú sientes que no lo eres. Y cuando un hombre cree que no merece ser amado, inconscientemente destruye cualquier amor que se le acerque.
Podrías criticarla, menospreciarla, o hacerla sentir que nunca es suficiente. No porque no lo sea, sino porque tú sientes que tú no lo eres. Una mujer enamorada hará todo lo posible por llevar luz a tu oscuridad, pero si te niegas a soltar las sombras, terminarás apagando su luz también.
Por eso es esencial sanar. No puedes dar desde un vaso vacío, ni construir una relación amorosa sobre una base de autodesprecio. Trabaja en ti mismo para que, cuando el amor llegue, puedas recibirlo con los brazos abiertos en lugar de rechazarlo por miedo.
Sana tu pasado, para no sangrar sobre una mujer que no tuvo nada que ver con tus heridas. Hazte responsable de tu propia felicidad, para que ella no tenga que cargar con el peso de su corazón y el tuyo. Aprende a amarte, para que cuando ella te ame, tú le creas.
Una buena mujer te amará profundamente, pero incluso la mujer más fuerte no puede salvar a un hombre que se niega a salvarse a sí mismo. Si estás roto, reconócelo. Si estás perdido, busca el camino. Si estás herido, busca sanar.
Tu dolor no es tu culpa, pero tu sanación sí es tu responsabilidad. Ninguna mujer merece sufrir porque tú te niegas a hacer el trabajo interno. El amor debe ser un refugio, no un lugar de destrucción.
Así que, querido hombre, trabaja en ti mismo—no solo por ella, sino por ti. Ámate lo suficiente como para convertirte en el hombre que pueda amarla como ella merece.