29/08/2025
Los resultados del Framingham Heart Study evidencian que el estado de ánimo de quienes nos rodean influye en el nuestro y que esos efectos pueden propagarse más allá de las relaciones directas, hasta tres grados de separación: el bienestar de un amigo, de un amigo de ese amigo e incluso de uno más puede incidir —aunque con menor intensidad— en cómo nos sentimos.
El estudio, longitudinal, siguió a 4.739 personas durante 20 años y muestra que la felicidad no es solo una experiencia individual, sino un fenómeno social.
Las gráficas muestran una “red social” empleando un conjunto restringido de lazos —hermanos, cónyuges y amigos. Para resaltar la agrupación por estado anímico, cada nodo está coloreado en un espectro que va del azul (infeliz) al amarillo (feliz).
Aunque la felicidad responde a múltiples factores —desde la genética y la salud hasta el empleo, los ingresos y acontecimientos vitales— esta investigación pone el foco en la influencia recíproca entre personas conectadas socialmente.
Las personas felices tienden a ocupar posiciones centrales en sus redes y forman clústeres de bienestar; de igual modo existen agrupaciones donde predominan la infelicidad y la desafección.
La transmisión emocional puede explicarse, en parte, por mecanismos de imitación y “contagio emocional”: copiar expresiones faciales y conductas emocionalmente relevantes facilita que otros capten y reproduzcan un mismo estado anímico.
Desde una perspectiva evolutiva y social, la circulación de emociones positivas cumple una función colectiva: al mostrarlas reforzamos vínculos, premiamos comportamientos cooperativos y fomentamos el mantenimiento del contacto social.
Gestos como la risa o la sonrisa —con raíces en expresiones de primates— no solo expresan un estado interno, sino que activan respuestas agradables en otros y contribuyen a la cohesión grupal, lo que habría sido ventajoso para grupos humanos y homínidos organizados en redes más amplias que las de pares aislados.
Reconocer que estamos insertos en redes sociales cuyos estados emocionales nos afectan abre nuevas vías para la promoción de la salud mental.