05/08/2025
🔥🧐❤️🔥😏🔥El Clasismo Espiritual: La Última Trampa del Ego en el Camino del Despertar
Hablar de espiritualidad sin caer en la trampa del ego es, quizás, uno de los desafíos más sutiles de todo aquel que ha comenzado a recordar su naturaleza divina. Una de las máscaras más refinadas del ego es el clasismo espiritual: esa creencia de que hay "elegidos" y "rezagados", "seres de luz" y "seres oscuros", "despiertos" y "dormidos", y que unos valen más que otros por tener —supuestamente— mayor conexión, mayor conciencia, mayor "vibración".
Este clasismo se disfraza de luz, se adorna con discursos canalizados, promesas de ascensión a la quinta dimensión, mensajes de hermanos estelares que dividen al mundo entre quienes “lo lograrán” y quienes “quedarán atrapados” en la densidad. Nada más alejado de la verdad. Nada más contrario a la enseñanza profunda de los grandes linajes espirituales.
Desde el Tao, sabemos que todo es parte del flujo natural del Wu Wei, la no-interferencia. Desde el Ta**ra, que no hay separación entre lo sagrado y lo mundano, entre lo alto y lo bajo. Desde el Hermetismo, que “como es arriba, es abajo”, y por tanto todo está unido. Y desde el Buddha Dharma, que la compasión es inseparable de la sabiduría, y que nadie se ilumina si no es para tender la mano a los demás.
Creer que existen almas superiores y almas inferiores, que unos merecen la ascensión y otros no, es caer en el viejo juego del ego que quiere ser especial (aun cuando realmente puedan existir estas diferencias, la manera en que observas y juzgas este hecho define si estás despertando o eligiendo dormir). Es repetir, con disfraz espiritual, las jerarquías y segregaciones que tanto daño han hecho en el plano material. Es fascismo disfrazado de iluminación.
Pero este clasismo espiritual no nace del alma, nace de la mente que aún no ha sido liberada. La mente que busca sentirse segura a través de estructuras, de pertenencias, de validaciones. La mente que aún tiene miedo, y proyecta ese miedo en forma de juicio: “ellos no entienden”, “ellos no vibran alto”, “ellos no están listos”.
Y sin embargo, cuando uno realmente despierta, comprende que todo está exactamente donde debe estar. Que no hay seres sin consciencia, porque TODO es consciencia. Que no estás aquí para evitar la experiencia humana, sino para vivirla plenamente: equivocarte, amar, perder, g***r, caer, levantarte, cometer errores, andar tu oscuridad y sus deseos, recordar… y olvidar otra vez. Ese es el verdadero camino. Ese es el viaje del alma.
Efectivamente las dimensiones existen, pero es nuestra naturaleza 3D la que nos impide percibir permanentemente las experiencias 5D, eventualmente puedes vivirlas y percibirlas, a través de estados de consciencia alterados mediante meditaciones, ejercicios de respiración y/o plantas de poder.
Pero es algo fugaz y pasajero, ¿el motivo? es que tu estancia aquí no es para competir y ganar, si no, para fluir en tu propia frecuencia, recabar información y experiencias desde la humildad de un aprendiz, no desde la soberbia de un erudito. No necesitas anhelar saltar a la 5D, tu tarea aquí no ha terminado. Es tu mente la que crea esos compartimentos. El universo no premia a unos y castiga a otros. Es tu ego el que anhela pertenecer a un grupo selecto. Lo único real es el Amor, y el Amor no divide. Une, incluye, abraza, redime.
Recuerda: ningún maestro verdadero se ha proclamado superior. Los más sabios se han hecho humildes, y los más humildes han revelado la sabiduría más profunda.
Así que si sientes que has “despertado”, no uses ese despertar para señalar a otros. Úsalo para honrar cada forma de existencia, para dejar de competir y empezar a compartir, para liberarte de la ilusión de superioridad, de la ilusión de la separación y simplemente ser: humano, imperfecto, sagrado, eterno, y aquí —en este cuerpo— viviendo el sueño.
Ese, y no otro, es el verdadero propósito.
Todos Somos UNO. In Lak’ech