05/07/2025
🩸 “El ojo habló antes que el cuerpo colapsara”
El día terminaba con lluvia… Un techo mal reparado, una cascada dentro de la casa, baldes, desesperación y una sensación de ira y frustración hacia los trabajadores que quemaba desde adentro. Juan no recordaba haberse sentido tan desbordado. Gritó. Corrió. Levantó muebles y salvó lo que pudo. La tensión se acumulaba como las nubes sobre su casa.
Al caer la noche, agotado, sintió un fuerte dolor de cabeza. En su afán de aliviarlo, tomó ibuprofeno sin consultar. Horas después, al verse en el espejo, lo inesperado: **sus ojos estaban teñidos de rojo**.
No dolía, pero asustaba.
En la mañana fue al médico y en cierta forma lo tranquilizó: se trataba de una **hemorragia subconjuntival**, una rotura de pequeños vasos en la parte blanca del ojo. “Parecen alarmantes, pero son benignas”, le dijo. “Tu cuerpo liberó presión por el único lugar donde podía. Esta hemorragia… probablemente evitó algo mucho peor”.
🧠 ¿Qué ocurrió a nivel fisiológico?
- El **estrés agudo** provocó un aumento brusco de la presión arterial.
- La **fuerza física** y el esfuerzo elevaron aún más esa presión interna.
- El **ibuprofeno**, al tener efecto sobre la agregación plaquetaria, pudo aumentar la fragilidad capilar en ese contexto.
- El resultado: rotura de vasos en la conjuntiva, **una zona ocular muy sensible**, pero afortunadamente superficial.
🩺 Lo que esta experiencia enseña
- Las **emociones también se somatizan**, especialmente cuando hay factores de riesgo como hipertensión no diagnosticada o estrés sostenido.
- Automedicarse, incluso con analgésicos comunes, puede tener consecuencias si no se evalúa el contexto clínico.
- El cuerpo a veces **expulsa por los ojos lo que no pudimos procesar con la mente**.
Juan se recuperó en pocos días. Pero ese episodio se convirtió en un mensaje claro: a veces, el cuerpo avisa a tiempo. Y el síntoma, por impactante que sea, puede ser una vía de escape que evita un daño mayor —como un accidente cerebrovascular.
🌿 *Cuidarnos no solo es descansar después del caos, sino también aprender a no ignorar las alertas del cuerpo cuando la vida se desborda.*