
30/10/2024
El terror que da ser madre en México.
Nadie te cuenta del terror que da ser madre en México, hasta que te conviertes en una.
Empezando por el embarazo y sus innumerables riesgos: abortos espontáneos, enfermedades, infecciones, malformaciones y todas las complicaciones que puedan surgir durante en el parto, incluso el miedo de que te cambien al bebé en el hospital.
Seguidamente de los miedos que surgen cuando sales del hospital y te vas con un recién nacido a casa, todo lo que leemos, todo los que nos dicen, que la muerte de cuna, que las enfermedades, que lo peligrosa que es la fiebre en pequeñitos, infecciones, que se caiga de la cuna cuando se empiezan a parar.
Cuando empiezan a caminar: la caída de las escaleras, los enchufes eléctricos, albercas, playa, que se atraganten con algo que coman o resulten alérgicos…
Todos los mencionados, son algunos de los miedos de todas las madres alrededor del mundo. Pero cuando eres madre en México, se suman muchos miedos más.
Si te toca ser madre soltera se suma el futuro incierto de sacar adelante a tu hijo sola, los despidos, la reducción de oportunidades laborales por estar embarazada o por tener un hijo pequeño, lo tedioso y costoso de una demanda de pensión alimenticia (y todo para que te den lo mínimo), buscar quién te cuide a tu hijo mientras trabajas.
Y cuando sales sola con él: el miedo de que lo secuestren, te lo arrebaten.
Recuerdo que mi primer miedo cuando me enteré que estaba embarazada fue “¿y si es niña, qué voy a hacer?”. No había experimentado un sentimiento tan agridulce como ese: pensar en el calvario eterno si alguien se atreve a hacerle daño, lleno de incertidumbre, de injusticias que hay en este país y amenazas para encubrir lo sucedido, donde no hay justicia ni descanso para las víctimas, , donde sólo juzgan y culpan a las mujeres por lo que les pasó sin importar la edad, no les importa si tiene menos de 0-12 años porque culpan a la mamá, aunque la mamá estuviera trabajando y esté buscando justicia día y noche. Y de 12 en adelante culpan a la víctima por “cómo iba vestida, qué hora era, qué hacía sola, por qué salió con él, ella se lo buscó, ella lo provocó”. Todo esto para que al final nunca se haga justicia, siempre seríamos señaladas, no podríamos ni dormir por el miedo y si bien me va, me regresarían a mi hija viva, pero rota.
Lo peor es que los niños no están exentos de estos mismos riesgos, sólo los juzgan menos.
Lamentablemente aquí no terminan nuestros miedos como madres, cuando empiezan a crecer, en la adolescencia (y más si vives en el norte-centro del país) el miedo latente de que se los lleven cuando salen solos, que un día salgan y desaparezcan, ya no volverlo a ver. El miedo de convertirte en lo que para el gobierno es una estadística más, pero que para ti es tu vida entera arrebatada. Y cuando el gobierno no hace su trabajo y tú no tienes nada más que perder, sólo toca agarrar tu pico, tu pala y ponerte a buscar por tu cuenta hasta el cansancio.
El miedo en la etapa de estudiantes, cuando conocen la historia de este país y quieren marchar por sus derechos, cuando se van a estudiar a otro estado para poder salir adelante o cuando los mandan a su servicio social a otras comunidades muy aisladas, donde muchas es la cuna donde opera el narcotráfico.
Donde te da miedo incluso saber lo que quiera ejercer: ¿querrá ser será periodista, maestro, político, abogado, protector ambiental, médico, empresario, activista?
Sin embargo todos esos miedos, son la realidad de muchas madres.
Madres que día a día viven nuestros más horribles miedos.
Porque ser madre en México es una pesadilla.