Aurum Es un espacio donde la ciencia y el arte se unen para crear recursos de sanación, de apoyo pedagógico y de desarrollo espiritual

⭐️Hashivenu, palabra hebrea que en español significa "devuélvenos". Es un canto que puede comprenderse como el poder vol...
01/08/2025

⭐️Hashivenu, palabra hebrea que en español significa "devuélvenos". Es un canto que puede comprenderse como el poder volver, devolverse. Puede tomarse también como un canto de renovación.
⭐️Hashivenu es un verso del Libro de las lamentaciones. En la tradición judía se recita durante el día más triste del calendario judío con el fin de recordar la destrucción del templo. También podría ser escuchada en tiempos de Pascua, por ejemplo, en las escuelas Waldorf.
🧚Hoy quero compartirla como un canto biográfico. ¿Alguna vez te has sentido rota? ¿Te ha pasado que el mundo se cae a tus pies y solo ves el derrumbe? Quizá no es el mundo, eres tú atravesando su propio derrumbe. Te invito entonces a cerrar los ojos y escuchar el canto del corazón que te susurra que vas camino a la renovación.

HashivenuAAYC Concert ChoirBonnie Kidd, ConductorJanice Clark, PianoDec 6, 2009

🤱!El primer año de vida es extraordinariamente maravilloso! ¿Sabías que es la continuación de la fase embrionaria? Cada ...
31/07/2025

🤱!El primer año de vida es extraordinariamente maravilloso! ¿Sabías que es la continuación de la fase embrionaria? Cada recién nacido se enfrenta a la conquista de su propio cuerpo y durante este primer año también se ponen los cimientos para el desarrollo del lenguaje. Te has preguntado alguna vez ¿Cuán importante ha sido tu primer año de vida? ¿O el de tu hija/hijo?
Te invito a una serie de 7 encuentros -en línea- para conversar sobre la primera gran conquista de cada ser humano, desde la mirada ampliada de la antroposofía. Solo conociendo sus necesidades podremos acompañar mejor a las infancias.
Este círculo ha sido creado para mujeres y hombres que:
🤰planean tener un bebé
👨‍👩‍👧‍👦están al cuidado de niñas/niños
🧑‍🍼desean una crianza respetuosa y consciente

Si te late 💓 no lo dudes! Aprovecha el valor especial.
Te espero 🤗

🎉¡A partir de hoy estamos en Puebla! 🎉Vamos a tejer la red de acompañamiento para familias en Puebla y sus alrededores. ...
22/07/2025

🎉¡A partir de hoy estamos en Puebla! 🎉
Vamos a tejer la red de acompañamiento para familias en Puebla y sus alrededores. Es un día muy especial para Aurum y queremos celebrarlo con este taller a un precio espectacular. 😍

Embriología y génesis del mundo - Karl KönigCírculo de EstudioSan Miguel de Allende, Gto. Gracias a las manos que obraro...
18/07/2025

Embriología y génesis del mundo - Karl König
Círculo de Estudio
San Miguel de Allende, Gto.
Gracias a las manos que obraron desde el corazón con su pensar.
́a ́a

Ayer terminamos este viaje. Fueron más encuentros de lo que se esperaba; llenos de botánica, fotografía, almuerzos, café...
18/07/2025

Ayer terminamos este viaje. Fueron más encuentros de lo que se esperaba; llenos de botánica, fotografía, almuerzos, café, arte y mucha reflexión. Ha sido maravilloso redescubrirnos desde la embriología !El corazón rebosa de alegría! Hemos sembrado semillas para abrir otros espacios y hacernos más preguntas, compartir más experiencias y seguir creciendo en grupo. Muchas gracias a estas mujeres por haber confiado en esta aventura y abrir su corazón. ¡Hasta pronto! ❤️
́a ́a

¿Estás dispuesta/o para recibir?  ¿Y si todo comenzara diciendo si?!Abre tu mente a las infinitas posibilidades!  🪻 PROM...
09/06/2025

¿Estás dispuesta/o para recibir? ¿Y si todo comenzara diciendo si?
!Abre tu mente a las infinitas posibilidades! 🪻 PROMOCIÓN ESPECIAL - ÚNICOS DÍAS🪻

Hemos terminado nuestro taller "Abrazando mi infancia" justo antes de entrar a la Semana Santa. Ha sido un viaje maravil...
21/04/2025

Hemos terminado nuestro taller "Abrazando mi infancia" justo antes de entrar a la Semana Santa. Ha sido un viaje maravilloso, nuestra niña interior fue abrazada y sostenida con mucho amor, está lista para el camino de la resurrección. 🌱
Muchas gracias al bello círculo de mujeres que abrieron este espacio. Les abrazamos con cariño. Gracias, gracias, gracias.

Semana 1  - Calendario del Alma. R.SteinerArte: Ninetta Sombart - "Oster"¡Felices Pascuas!
21/04/2025



Semana 1 - Calendario del Alma.
R.Steiner

Arte: Ninetta Sombart - "Oster"

¡Felices Pascuas!

Este jueves tendremos nuestro próximo encuentro de Embriología. Vamos a explorar las cualidades de los órganos masculino...
09/04/2025

Este jueves tendremos nuestro próximo encuentro de Embriología. Vamos a explorar las cualidades de los órganos masculinos y femeninos. Y, como somos muy curiosas, vamos también a observar la belleza de las formas en la botánica. Te gustaría venir con nosotras?
Aún puedes unirte. Te esperamos! 😉

Cuando abrimos un espacio de estudio antroposófico se abren también miradas, pensamientos y sentimientos. Ya iniciamos con la primera sesión y han comenzado a surgir preguntas, anécdotas, reflexiones. 💗
Hemos decidido encontrarnos de manera presencial, cada jueves, a las 9:30 am. Si te late, aún puedes unirte a este maravilloso espacio. Escríbeme y te comparto los detalles. 😉

The story of my life - H.C Andersen (La escuela)Fragmento 4Pasé por un niño notablemente sabio, que no viviría mucho; y ...
06/04/2025

The story of my life - H.C Andersen (La escuela)
Fragmento 4
Pasé por un niño notablemente sabio, que no viviría mucho; y recompensaron mi elocuencia contándome cuentos a cambio; y así se me reveló un mundo tan parecido al de Las Mil y Una Noches. Las historias contadas por estas ancianas y las figuras dementes que vi a mi alrededor en el manicomio, obraron mientras tanto tan poderosamente sobre mí, que cuando oscurecía apenas me atrevía a salir de la casa. Por lo tanto, se me permitía, generalmente al atardecer, acostarme en la cama de mis padres con sus largas cortinas floreadas, porque la cama plegable en la que dormía no podía colocarse cómodamente tan temprano en la noche debido al espacio que ocupaba en nuestra pequeña vivienda; y allí, en la cama paterna, yacía en un sueño despierto, como si el mundo real no me importara.
Le tenía mucho miedo a mi débil abuelo. Solo me había hablado una vez, y entonces usó el pronombre formal «tú». Se dedicaba a tallar en madera extrañas figuras: hombres con cabezas de bestia y bestias con alas; las metía en una cesta y las llevaba al campo, donde era bien recibido por las campesinas, pues les regalaba a ellas y a sus hijos estos extraños juguetes. Un día, cuando regresaba a Odense, oí a los niños gritarle en la calle; me escondí tras una escalera aterrorizado, pues sabía que era de su misma sangre.
Rara vez jugaba con otros niños; incluso en la escuela me interesaban poco sus juegos, y me quedaba sentado en casa. En casa tenía suficientes juguetes, que mi padre me hacía. Mi mayor deleite era hacer ropa para mis muñecas, o extender uno de los delantales de mi madre entre la pared y dos palos frente a un grosellero que había plantado en el jardín, y así contemplar entre las hojas iluminadas por el sol. Era un niño singularmente soñador, y andaba tan constantemente con los ojos cerrados que al final daba la impresión de tener la vista débil, aunque tenía el sentido de la vista especialmente cultivado.
Una anciana maestra, que dirigía una escuela, me enseñó las letras, a deletrear y a leer correctamente. Solía sentarse en un sillón de respaldo alto. Usaba una vara grande que siempre llevaba consigo. La escuela estaba compuesta principalmente por niñas. Era costumbre que todas deletrearan en voz alta y en el tono más agudo posible. La maestra no se atrevía a pegarme, ya que mi madre había puesto como condición para ir que no me tocaran.
Un día, tras recibir un golpe de la vara, me levanté inmediatamente, tomé mi libro y, sin más ceremonias, volví a casa de mi madre. Pedí permiso para ir a otra escuela, y me lo concedieron.
Mi madre me envió a la escuela de Carsten para niños; también había una niña allí, algo mayor que yo; nos hicimos muy buenos amigos. Ella solía hablar de la ventaja que sería para ella entrar en servicio, y que iba a la escuela especialmente para aprender aritmética, porque, como le dijo su madre, entonces podría trabajar en alguna gran mansión.
"¡Eso serás en mi castillo cuando yo sea un noble!", dije, y ella se rió de mí y me dijo que solo era un niño pobre. Un día dibujé algo que llamé mi castillo, y le conté que era un niño cambiado de noble cuna, y que los ángeles de Dios habían bajado y me habían hablado. Quise que me mirara como a las ancianas del hospital, pero no cayó. Me miró con extrañeza y le dijo a uno de los otros niños que estaban cerca: "Es un tonto como su abuelo", y me estremecí al oír esas palabras. Lo había dicho para darme un aire de importancia ante sus ojos, pero fracasé y solo logré que pensaran que estaba loco como mi abuelo. Desde entonces nunca volví a hablarle de estas cosas, ya no éramos los mismos compañeros de juego de antes.
Yo era el más pequeño de la escuela, y mi maestro, el Sr. Carsten, siempre me llevaba de la mano mientras los demás niños jugaban, para que no me atropellaran. Me quería mucho, me regalaba pasteles y flores, y me daba palmaditas en las mejillas. Uno de los niños mayores no sabía la lección y fue castigado colocándolo, libro en mano, sobre la mesa de la escuela, alrededor de la cual estábamos sentados. Pero, al verme desconsolado por este castigo, perdonó al culpable. El pobre viejo maestro se convirtió, más tarde, en director de telégrafos en Thorseng, donde vivió hasta hace algunos años.
Se dice, que tiempo después, el anciano, al guiar a los visitantes, con una sonrisa amable contaba: «Vaya, vaya, quizá no crean que un anciano tan pobre como yo fue el primer maestro de uno de nuestros poetas más renombrados. ¡H. C. Andersen fue uno de mis alumnos!».

The story of my life - Hans Christian Andersen (La correcional y el manicomio).CAPÍTULO I – Fragmento 2 Uno de mis prime...
06/04/2025

The story of my life - Hans Christian Andersen (La correcional y el manicomio).

CAPÍTULO I – Fragmento 2
Uno de mis primeros recuerdos, aunque muy fugaz en sí mismo, tuvo para mí mucha importancia, por el poder con que la imaginación de un niño lo grabó en mi alma; era la fiesta familiar, ¿y puedes adivinar dónde? En aquella casa que siempre había contemplado con temor y temblor, como los niños de París habrían contemplado la Bastilla, en la correccional de Odense.
Mis padres conocían al carcelero, quien los invitó a una cena familiar, y yo debía ir con ellos. En aquel entonces era tan pequeño que me llevaron en brazos al regresar a casa.
La Correccional era para mí un gran tesoro de historias sobre ladrones: a menudo me quedaba de pie, pero siempre a una distancia prudente, y escuchaba el canto de los hombres dentro y de las mujeres que hilaban en sus ruecas.
Fui con mis padres a la cárcel; la pesada puerta con cerrojo de hierro se abrió y se volvió a cerrar con la llave del ruidoso llavero; subimos una escalera empinada; comimos y bebimos, y dos de los presos esperaban a la mesa; no pudieron convencerme de probar nada, hasta los dulces los rechacé.
Mi madre les dijo que estaba enfermo y me acostaron en una cama, donde oí de cerca el zumbido de las ruecas y alegres cantos, no sé si fue en mi imaginación o en la realidad, pero sé que tenía miedo y me mantuve alerta todo el tiempo; y aun así, estaba de buen humor, inventando historias de cómo había entrado en un castillo lleno de ladrones. A última hora de la noche, mis padres volvieron a casa cargándome, mientras la lluvia me golpeaba la cara.

Fragmento 3

La madre de mi padre venía a diario a nuestra casa, aunque solo fuera un momento, para ver a su nietecito. Yo era su alegría y su deleite. Era una anciana tranquila y muy amable, de dulces ojos azules y una figura esbelta, a quien la vida había probado severamente. De haber sido esposa de un campesino en una situación acomodada, había caído en una gran pobreza y vivía con su marido, débil mental, en una pequeña casa, que era el último y pobre vestigio de su propiedad. Nunca la vi derramar una lágrima; pero me impresionó aún más cuando suspiró en silencio y me contó sobre la madre de su propia madre: cómo había sido una dama rica y noble en la ciudad de Cassel, y que se había casado con un "actor de comedia" (así lo expresó ella misma) y había huido de sus padres y de su hogar, por lo que hasta la posteridad tenía que hacer penitencia.
Nunca recuerdo haberla oído mencionar el apellido de su abuela; pero su apellido de soltera era Nommesen. Trabajaba para cuidar el jardín de un manicomio, y todos los domingos por la tarde nos traía flores, que le permitían tomar. Estas flores adornaban el armario de mi madre; pero aun así eran mías, y me estaba permitido ponerlas en el vaso de agua. ¡Qué gran placer! Me las traía todas; me amaba con toda su alma. Lo sabía y lo comprendía.
Quemaba, dos veces al año, los restos verdes del jardín; en esas ocasiones me llevaba con ella al manicomio, y yo me tumbaba sobre los grandes montones de hojas verdes y paja de guisante. Tenía muchas flores con las que jugar, y —lo cual era una circunstancia a la que daba mucha importancia— allí tenía mejor comida que la que podía esperar en casa.

A todos los pacientes inofensivos se les permitía circular libremente por el patio; a menudo venían a vernos al jardín, y con curiosidad y terror los escuchaba y los seguía; incluso me atreví a acompañar a los cuidadores a visitar a los que estaban locos de remate. Un largo pasillo conducía a sus celdas. En una ocasión, cuando los cuidadores ya no estaban, me tumbé en el suelo y miré por la rendija de la puerta hacia una de estas celdas. Vi dentro a una mujer casi desnuda, tumbada en su cama de paja; el cabello le caía sobre los hombros y cantaba con una voz muy hermosa. De repente, se levantó de un salto y se abalanzó contra la puerta donde yo yacía; la pequeña válvula por donde recibía su comida se abrió de golpe; me miró fijamente y extendió su largo brazo hacia mí. Grité de terror; sentí las yemas de sus dedos rozando mi ropa; estaba medio mu**to cuando llegó el cuidador; e incluso años después, esa visión y ese sentimiento han permanecido en mi alma.

Foto: Odense flower festival

The story of my life - Hans Christian AndersenCAPÍTULO I - Fragmento 1Mi vida es una historia encantadora, feliz y llena...
02/04/2025

The story of my life - Hans Christian Andersen

CAPÍTULO I - Fragmento 1

Mi vida es una historia encantadora, feliz y llena de incidentes. Si, cuando era niño y partía al mundo pobre y sin amigos, un hada bondadosa me hubiera encontrado y me hubiera dicho: «Elige ahora tu propio camino en la vida y el objetivo por el que lucharás, y luego, según el desarrollo de tu mente y como la razón lo requiera, te guiaré y defenderé hasta su logro», mi destino no podría, ni siquiera entonces, haber sido dirigido con mayor felicidad y prudencia.
La historia de mi vida le dirá al mundo lo que me dice a mí: Hay un Dios amoroso que dirige todas las cosas para bien.
En el año 1805 vivía en Odense, en una pequeña y modesta habitación, un joven matrimonio, muy unido. Él era zapatero, de apenas veintidos años, un hombre de mente prodigiosa y verdaderamente poética. Su esposa, unos años mayor que él, desconocía la vida y el mundo, pero poseía un corazón lleno de amor. El joven había fabricado él mismo su banco de zapatero y la cama con la que comenzó sus labores domésticas; esta cama la había hecho con el armazón de madera que había soportado poco tiempo el ataúd del difunto conde Trampe, durante su velatorio, y los restos de la tela negra sobre la madera aún conservaban el recuerdo.
En lugar de un cadáver noble, rodeado de crespones y velas, allí yacía, el 2 de abril de 1805, un niño vivo y lloroso: ese era yo, Hans Christian Andersen. Durante el primer día de mi existencia, se dice que mi padre se sentó junto a la cama y leyó en voz alta a Holberg, pero yo lloré todo el tiempo.
"¿Quieres dormir o escuchar en silencio?", se dice que mi padre me preguntó en broma; pero yo seguía llorando; e incluso en la iglesia, cuando me llevaron a bautizar, lloré tan fuerte que el predicador, un hombre apasionado, dijo: "¡El pequeño grita como un gato!", palabras que mi madre nunca olvidó. Un pobre emigrante, Gomar, que hacía de padrino, la consoló mientras tanto diciéndole que cuanto más fuerte llorara de niño, con más belleza cantaría de mayor.
Nuestra pequeña habitación, que estaba casi llena con el banco de zapatero, la cama y mi cuna, fue la morada de mi infancia; las paredes, sin embargo, estaban cubiertas de cuadros, y sobre el banco de trabajo había un armario con libros y canciones; la pequeña cocina estaba llena de platos relucientes y sartenes de metal, y mediante una escalera se podía salir al tejado, donde, en los canalones entre esta y la casa del vecino, había un gran arcón lleno de tierra, el único huerto de mi madre, y donde cultivaba sus verduras. En mi cuento de la «Reina de las Nieves», ese jardín aún florece.
Yo era hijo único y era extremadamente mimado, pero mi madre me decía constantemente que yo era mucho más feliz que ella y que me habían criado como a un noble. De niña, sus padres la habían obligado a mendigar, y una vez, al no poder hacerlo, se sentó un día entero bajo un puente y lloró. He retratado su personaje en dos aspectos diferentes: en mi autobiografía «Improvisador», y en la obra de teatro «Tan solo un violinista».
Mi padre complacía todos mis deseos. Poseía todo su corazón; él vivía para mí. Los domingos me hacía prismáticos, teatros e imágenes modificables; me leía fragmentos de las obras de Holberg y los «Cuentos árabes»; solo en momentos como estos, recuerdo haberlo visto realmente alegre, pues nunca se sintió feliz en su vida, ni como artesano.
Sus padres habían sido gente de campo de buena posición económica, pero sobre quienes habían recaído muchas desgracias: el ganado había mu**to; la casa de la granja se había incendiado; y, por último, el marido había perdido la razón. Por eso la esposa se había mudado con su hijo a Odense, cuya mente estaba llena de inteligencia, y lo puso de aprendiz de zapatero; no podía ser de otra manera, aunque era su ardiente deseo asistir a la escuela secundaria donde podría aprender latín.
Algunos ciudadanos adinerados habían hablado alguna vez de esto, de unirse para reunir una suma suficiente para pagar su manutención y educación, y así darle un comienzo en la vida; pero nunca pasó de las palabras. Mi pobre padre vio su deseo más preciado incumplido; y nunca perdió el recuerdo de ello. Recuerdo que una vez, de niño, vi lágrimas en sus ojos, y fue cuando un joven de la escuela vino a nuestra casa para que se le midieran un nuevo par de botas, nos mostró sus libros y nos contó lo que había aprendido.
“¡Ese era el camino que debía haber tomado!”, dijo mi padre, me besó apasionadamente y guardó silencio toda la velada.
Rara vez se juntaba con sus iguales. Salía al bosque los domingos, cuando me llevaba con él; no hablaba mucho cuando estaba fuera, sino que se sentaba en silencio, sumido en sus pensamientos, mientras yo corría de un lado a otro ensartando fresas en guirnaldas dobladas o atadas.
Solo dos veces al año, y en el mes de mayo, cuando el bosque se había vestido con su primer verdor, mi madre nos acompañó, entonces usó una bata de algodón, que se ponía solo en estas ocasiones y cuando participaba de la Cena del Señor, y que, desde que tengo memoria, era su bata de fiesta.
Siempre traía del bosque a casa muchas ramas frescas de haya, que luego plantaba detrás de la piedra pulida. Más tarde ese mismo año, se clavaban ramitas de hipérico en las grietas de las vigas, y considerábamos su crecimiento como un presagio de si nuestras vidas serían largas o cortas. Ramas verdes y cuadros adornaban nuestra pequeña habitación, que mi madre siempre mantenía limpia y ordenada; se enorgullecía de tener siempre la ropa de cama y las cortinas muy blancas.

Traducción y edición libre- María Elisena Sánchez
Foto: Casa donde Hans Christian Andersen pasó su infancia. Odense, Dinamarca.

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