19/06/2025
Del muro de Necias
🎵 ¿Qué gatos son los que visten Loro Piana?
¿Qué gatos son los que solo juegan golf?
¿Qué gatos son los que toman Aperol?
Naturellement, Los Aristogatos
🎤 Desde su primera línea, “Heterocromía” ironiza sobre los códigos de una clase alta que parece sacada de una caricatura de élite: gatos que beben Aperol, juegan golf y visten Loro Piana.
Pero lo que Belinda critica aquí no es solo la superficialidad del lujo, sino la existencia de un sistema profundamente clasista que organiza quién pertenece y quién no, aunque todos se disfracen de “modernidad” e “inclusión”.
Desde Beverley Skeggs (socióloga británica) entendemos que la clase no es solo un asunto económico, sino que opera como un sistema moral: define lo que es “respetable”, lo que es “de buen gusto”, lo que merece validación.
☝🏽 Y ese capital simbólico rara vez está al alcance de quienes no nacieron dentro de él.
La palabra “heterocromía” refiere a tener dos colores de ojos distintos. Belinda la convierte en metáfora de una doble moral: un sujeto que aparenta una cosa y actúa como otra.
👉🏽 Pero más allá del conflicto amoroso, lo que se exhibe es la hipocresía estructural en sectores de la clase alta, que adoptan un discurso liberal o inclusivo (“mi familia no quería, pero yo sí”) mientras reproducen exclusión en sus actos cotidianos.
Más que criticar a una persona: se señala un sistema de privilegios que se legitima entre sí, mediante lenguaje, estética, vínculos sociales y herencia simbólica. Puedes tener dinero, talento o fama, pero si no hablas el idioma correcto o no vienes del linaje adecuado, siempre serás la “nueva rica”, la que “no entiende el código”, la que “no pertenece”.
🚺 Cuando quien se “cuela” en esos espacios es una mujer, la exclusión cobra otra dimensión. Como explica Sara Ahmed (teórica feminista), las mujeres que no se adaptan a las formas esperadas de feminidad —callada, decorativa, agradecida, sumisa y al servicio del hombre— son vistas como molestas, problemáticas, incómodas, arrabaleras.
Y como analiza Bourdieu, el habitus de clase se transmite con tanta fuerza que incluso alguien con éxito y visibilidad (como Belinda dentro de su heteronorma y hegemonía) puede seguir siendo tratada como persona ajena.
La mujer que representa Belinda en esta canción no es sumisa ni servicial. Es crítica, poderosa y sarcástica, pero la canción no es solo una burla: es un diagnóstico generacional.
🛂 La canción revela cómo muchas estructuras supuestamente “modernas” siguen funcionando con códigos sociales anacrónicos, herencias coloniales, y privilegios que se disfrazan de mérito.
Es una crítica al clasismo que no solo se basa en el dinero, sino en lo no dicho: en el acento, en el apellido, en los contactos, en el tipo de “feminidad” aceptada.
Esta canción pone en evidencia cómo el capital simbólico y cultural se entrelaza con los roles de género: a las mujeres se les permite “ascender” (con sus respectivos límites). Se les puede incluir, pero con condiciones y siempre de manera vigilada.
La exclusión social no desaparece con la fama o el éxito. Lo que cambia es la forma en la que se disfraza. Y por eso, convertir esa experiencia en una canción popular que se vuelve viral, tendencia y que se corea es una forma de devolver el golpe desde lo simbólico. 🔥