
21/07/2025
🌿 “Yo soy este castillo” – por Rebeca
Yo soy este castillo.
No tengo adornos innecesarios ni exageraciones. No me gusta lo superficial.
Soy limpio, claro, sobrio. Cada rincón que hay en mí está porque tiene un propósito. Nada está de más. Lo que tengo, es valioso. Lo que hay en mí es caro, no por vanidad, sino por esencia. Soy de buena clase emocional, con raíces profundas. No necesito mostrar de más para saber lo que valgo.
Yo soy estructura.
Soy grande, pero no soy confusa. Dentro de mí, todo está conectado. Puedo moverme entre mis pasillos, de un cuarto a otro, sin perderme. Me conozco. No hay partes escondidas que me asusten. Habito mi propio espacio con confianza. Soy casa para mí misma.
Y dentro de mí hay vida.
Hay personas cocinando, vestidas con delantales blancos. Son partes de mí que cuidan, que nutren, que están en acción. La cocina es mi centro cálido: yo me alimento desde dentro, no dependo del afuera. Soy fuente de cuidado. Y también soy cuidadora. Sé preparar el caldo que reconforta. Sé ofrecer lo nutritivo, lo que sostiene de verdad.
Hay un trono en mí.
Una silla poderosa, donde se toman decisiones importantes. A veces me siento allí, en silencio, a escondidas de los demás. Como si aún no creyera del todo que yo también tengo derecho a mandar en mi vida.
Pero cada vez que me siento allí, algo dentro de mí se ordena. Yo soy esa autoridad interna, aunque a veces lo olvide.
También hay un salón de banquetes en mi interior.
Grande, largo, abierto. Hay una mesa para compartir, sillas rojas para sentarse, y un espacio para que las doncellas bailen libres. En mí hay espacio para la celebración, para el vínculo, para el gozo colectivo. En mí hay alegría esperando ser vivida. No todo es estructura y orden; también soy alma, movimiento, y danza.
Yo soy este castillo.
Y no sólo lo habito, yo lo soy.
Soy cada rincón. Soy la silla del rey y también la sopa que reconforta. Soy el pasillo limpio y también el salón donde se baila.
Soy mía. Soy suficiente. Soy valiosa.
Y aunque no siempre lo muestre, dentro de mí hay algo que vale mucho…
Y no está a la venta.