10/09/2025
Septiembre nos recuerda algo que no debería limitarse a un mes: la importancia de hablar de lo que duele.
Muchas veces pensamos que pedir ayuda es una señal de debilidad, cuando en realidad es uno de los actos más valientes que alguien puede hacer. Nombrar el dolor, reconocer que algo no está bien y abrirse a otra persona, puede significar el primer paso para volver a encontrar sentido.
El suicidio no es un tema lejano ni ajeno. Puede estar más cerca de lo que imaginamos: en una amistad que siempre sonríe, en la familia que se aísla, o incluso en ti cuando creemos que “nadie lo entendería”.
La verdad es que sí importa lo que sentimos, sí importa lo que pensamos, y sí hay alguien que puede escucharnos.
Si tú que lees esto estás atravesando un momento oscuro, quiero recordarte algo: no tienes que cargar con todo en silencio. Hablarlo puede salvarte. Y si conoces a alguien que lo necesita, tu escucha y tu presencia pueden ser un faro en medio de la tormenta.
La prevención del suicidio comienza con pequeñas cosas: un “¿cómo estás de verdad?”, un abrazo sincero, un “aquí estoy para ti”.
Que septiembre nos recuerde que siempre hay vida por cuidar, y que en compañía podemos hacer más ligero el peso de existir.