26/06/2025
Vivimos en una época donde estar ocupado es sinónimo de valor. Hacer más, rendir más, estar siempre disponible, parecer siempre motivado. Pero, ¿qué pasa cuando la hiperactividad deja de ser una elección y se convierte en una necesidad? Cuando detenerse angustia más que seguir corriendo, tal vez no sea solo cuestión de metas, sino de defensa.
🧠Desde el psicoanálisis, muchas veces el sujeto se lanza a una vida de excesiva actividad como una forma de no encontrarse consigo mismo. El trabajo constante, la sobreocupación o la necesidad de “aprovechar el tiempo” pueden ser maneras de evitar un vacío interno, un deseo no reconocido, o una angustia que emerge cuando todo se aquieta.
Detenerse no es fácil. A veces, basta con un domingo sin pendientes para sentir que algo falta, que algo molesta. Y es ahí donde aparece lo que tanto se esquiva. Porque la hiperproductividad también puede ser un síntoma: una forma disfrazada de no pensar, no sentir o no recordar.
🔸Aprender a tolerar el silencio, la pausa, el no hacer, es también abrirle espacio a lo que se reprime. Y eso no es pérdida de tiempo: es empezar a escucharse de verdad.
✍🏼Créditos: Edgar Meléndez.
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