04/03/2022
PROBLEMAS EN LA PAREJA ❗❗
CONSTELACIONES FAMILIARES 👨👩👧👦
Bert Hellinger observó que hay distintas fuerzas que mueven la conducta humana; y cuando no son vistas dentro del sistema familiar aparecen los conflictos. A esas fuerzas él las llamó, en un primero momento, los órdenes del amor. La primera de ellas es “la pertenencia”, la segunda, la jerarquía; y la tercera, el equilibrio entre el dar y el tomar.
Los seres humanos vivimos en un constante intercambio: damos y también tomamos. Esta fuerza es fácil verla en una relación de pareja, de hermanos o de amigos. Es por esto, que nuestro desafío es encontrar un equilibrio.
¿Te has encontrado con alguien que da en exceso? Esa otra persona a quien va destinado ese dar quizás no tiene la posibilidad de devolver y el fenómeno nos muestra, dentro de las Constelaciones Familiares, que esa persona hará algo para salir de esa situación, porque se siente tan endeudada, asfixiada, incomoda, incapaz de devolver que terminará huyendo, y, en ocasiones, no de la mejor manera.
Obsérvate ante las dos posiciones. Si tuviste que huir, seguramente tendrás una comprensión. Y tal vez, para fijarla nos sirva un ejemplo: llego a casa, preparo una mesa para recibir a mi esposo con una rica cena; él se siente agasajado y en compensación me da un obsequio, una prenda que hace tiempo anhelaba. Lo que está sucediendo es que me está devolviendo un poco más de lo que yo le di, entonces quedo en deuda; y en otra ocasión, me ocupo de devolver un poco más; y así la relación crece. Uno da un paso y, luego, otro, y en el entretejido de pasos, la relación de pareja se va construyendo.
Pero de la misma manera, una relación puede crecer en negativo. Una persona puede hacer un daño y el otro devolverle ese daño u ofensa y un poco más; lo que genera en el primero que ofendió la necesidad de aumentar el daño. De esa manera se mantienen unidos, pero desde lo negativo.
Un intercambio negativo se agota cuando ambas personas pueden mirarse a los ojos y agradecerse, mutuamente, lo que cada uno recibió del otro. Y ni siquiera hay que hablarlo. Todo se produce a nivel del corazón. Basta con mirar a la otra persona y reconocer cada vez que te has sentido más viva o vivo, cada vez que has recibido algo, y agradecer; y la energía irá cambiando, irás saliendo de ese enojo.
Tal vez primero pases por la tristeza, hasta que puedas conectarte con la abundancia.
Una vez que puedo reconocer lo que antes no reconocía, puedo reconciliar lo que estaba separado, a través de esa integración experimento una profunda paz.
Integrarme a una inmensa fuerza de amor, a una fuerza mucho más grande que es el poder creador, es estar ante ese centro vacío al que todos pertenecemos, donde no hay exclusión y la compensación desaparece.
Sanamos cuando descubrimos quiénes somos, y cuando somos quienes tenemos que ser progresamos, y luego orientamos ese progreso a través de una contribución al progreso de muchos.