25/08/2025
LOS 6 PILARES PARA TENER UNA BUENA AUTOESTIMA
Tener una buena autoestima puede ayudarte a confiar más en ti mismo, a tomar mejores decisiones, a aprender a defenderse o a luchar por lo que quieres y necesitas cuando no lo estás recibiendo, incluso puede llevarte a buscar relaciones más sanas y a crecer en tu carrera, y por eso es algo en lo que debes trabajar.
No se trata de llegar al extremo de la arrogancia o de creer que eres el ser más perfecto del universo, sino de llegar a un punto balanceado y sano, donde no sufras de cosas como el síndrome del impostor, sentir que eres insuficiente o donde los pensamientos negativos y fatalistas no te dejen avanzar.
Lo bueno de la autoestima: es que no es fija. Por un lado, eso tiene la desventaja de que puede bajar por muchas razones, pero también quiere decir que hay maneras de trabajar en ella y de lograr subirla cuando no está en un buen nivel.
Y la mejor parte de tener una buena autoestima es que eso te empuja a querer crecer, demostrar tu valor, a ser más positivo o incluso a atreverte a pedir ese aumento de sueldo que sabes que te mereces. Si quieres lograrlo, entonces hay que partir de los pilares que ayudan a construirla y a evitar que baje.
¿Cuáles son los pilares de la buena autoestima?
Según Nathaniel Branden afirma que existen 6 pilares que son la base sobre la que puedes tener más confianza y seguridad en ti mismo, y evitar que el mundo y la vida hagan que tu autoestima quede por los suelos.
1.- Vivir con conciencia: Esto consiste en buscar estar presente en cada momento, en poner atención a las cosas que hacemos, decimos y pensamos, a la manera en la que actuamos y a lo que cada estímulo genera en nosotros, esto te ayuda a entender mejor qué es lo que estás buscando, qué necesitas, cuáles son tus fortalezas o debilidades, te ayuda a aprender y a crecer, a crear mejores relaciones y vínculos, y a dejar de vivir tu vida en piloto automático, y con esto puedes tomar control de tu vida y tu futuro.
2.- Autoaceptación: Esto se trata de conocerte a ti mismo y de aceptarte como eres. No quiere decir que vas a dejar de trabajar en ti mismo o de buscar mejorar en ciertos aspectos, pero sí quiere decir que vas a aceptar lo bueno, lo malo, lo que te gusta y lo que no te gusta, entender cuáles son los puntos en los que puedes trabajar y cuáles son esas cosas que siempre van a estar ahí y que puedes aprender a controlar o a dominar.
El punto es que entiendas que tus “fallas” no te hacen una mala persona y no significan que seas peor que los demás, simplemente son parte de lo que te hacen ser quién eres.
Responsabilidad por ti mismo: Este punto consiste en dejar de buscar culpables expertos por todo lo que te pasa y dejar de poner excusas, tiene que ver con el poder reconocer cuando haces algo mal y aceptar las consecuencias, pero también con tomar el control de tus decisiones y acciones para que realmente puedas ver los beneficios y llegar a donde quieres estar. Consiste en buscar tu propia felicidad y dejar de ver a los demás como los obstáculos o las únicas maneras de lograr lo que quieres.
Asertividad: “Ser asertivo significa comunicarse con los demás de manera directa y honesta sin herir intencionalmente los sentimientos de nadie”. Se trata de hablar sin miedo, con honestidad y claridad y, en este caso, no solo tiene que ver con los demás, sino en la forma en la que te comunicas contigo mismo, para que puedas expresar tus ideas, dudas, inquietudes y todo lo que necesitas con seguridad.
Vivir con un propósito: De acuerdo con LinkedIn, “vivir con propósito es traducir nuestras metas y sueños en acciones específicas que contribuyan a alcanzar esas metas”. Tener un propósito no solo puede ayudarte a tener una vida más feliz y satisfactoria, sino que te ayuda a encontrar el camino que debes seguir, tus prioridades y a ir poniendo en práctica todo tipo de acciones y cosas que te van a ayudar a desarrollar ese propósito y a lograr tus metas, que parten de lo que te gusta, te apasiona y de tu definición de éxito.
Integridad: La integridad es lo que te lleva a actuar de acuerdo a tus principios, valores, creencias e ideales, a no traicionarte a ti mismo o a sacrificar lo que quieres o crees para satisfacer a otros, tanto en los conflictos, como en los proyectos o en tu trabajo. Tener integridad es una forma de respetarte a ti mismo, de protegerte y de evitar hacer cosas que no quieres, que ni te suman nada o que no te hacen sentir bien.