21/08/2025
Lo malo de la noche no es el insomnio.
Es que, cuando todo se calla, tu mente sube el volumen.
Y empiezan a aparecer todos esos pensamientos que durante el día logras mantener a raya:
las dudas, los "y si...", los errores que ya pasaron, las conversaciones pendientes, los miedos que no contaste.
La noche tiene esa forma cruel de enfrentarte
contigo misma,
sin distracciones, sin excusas, sin escapatoria.
Y aunque estás agotada, tu cabeza no para.
No duerme.
No descansa.
Porque no es solo no poder dormir... es no poder apagar lo que pesa.
Si cada noche te encuentras atrapada en tu propio ruido mental, la terapia puede ayudarte a calmar esa voz interna y a recuperar tu descanso, tu paz y tu claridad.