07/01/2023
La mente de un niño es una esponja que absorbe información de manera indiscriminada todo el tiempo.
Absorbe imágenes, palabras, sonidos, olores, sensaciones, emociones e incluso los más pequeños detalles que al ojo adulto se escapan. Toda esta información la obtienen de sus entornos más cercanos y primarios, empezando por la casa, los que habitan e interactúan en la casa y continuando por la televisión, los vecinos, los primos, los amigos, compañeros de escuela y todo aquel, que por mínimo que sea, ha tenido un contacto con ese niño.
¿Qué sucede con esa información?, ¿El niño es capaz por sí mismo de entenderla y comprenderla? La principal tarea de aquellos quienes gozan de capacidades intelectuales maduras, no necesariamente los padres, pero si principalmente ellos, tienen la gran misión de explicarles el mundo a los ojos del niño, tomarlo de la mano y ayudarle a transitar por todo ese bombardeo continuo de información, y a consciencia de los valores que imperan en quienes han tomado esta misión, será decisión de ellos saber cómo permean dichos valores, juicios y temores en la información que el niño absorbe
¿La información por sí misma daña al niño?, la información no hace daño, es la manera en que se comprende, y, en este caso, como se le transmite al niño.
En muchas ocasiones los problemas que ocurren en la infancia son aquellos que nos persiguen como adultos. Detectar a tiempo esos problemas es encaminar a ese niño a una adultez madura, responsable y con las herramientas necesarias para enfrentar la vida.
Habla con tus hijos, escúchalos y oriéntalos… y si no tienes la forma de poder responder a todo, no te sientas mal, hay situaciones que deben ser manejadas por un profesional de la salud y bienestar mental y emocional que está para ayudarte, no para juzgarte.