23/10/2023
¡Les comparto un texto hermoso que encontré!..
Se me murió mi mujer.
Mi mujer se ha mu**to un par de veces.
Cuando no ama está mu**ta. Se me murió frente a mis ojos, en mis brazos; y fue tan frágil que no pude hacer nada aquellas veces.
Se me murió de abandono, de miedo, de soledad. Esa mujer se me murió cuando le sezgaron el corazón con mentiras, con falsas promesas, con abuso de poder, con palabras asesinas.
Se murió un diciembre, un ma***to invierno en el que no tenía por qué sufrir, la mataron las acciones, un enfermo amor. Se murió un febrero y también un octubre. La rompieron las horas, la angustia, la mató la decepción.
Mi mujer se me murió a las dos de la mañana, en una terrible crisis, en donde el corazón latía sin rumbo y el pavor le reventaba el estómago sin piedad. En medio de una caótica madrugada, la ví morir en el reflejo de unos ojos fríos.
Y así unas tantas noches, a las cuatro con diez minutos, a las dos de la tarde, a las nueve de la noche con dos segundos. La tuve mu**ta en mi cama, parecía no haber querido irse, pero lo hizo. Sus ojos, esos inefables ojos llenos de todo y al mismo tiempo vacíos. Su mejilla tibia, aún la pude besar y me dió tanta ternura... —ella no merecía morir—.
Se me murió terriblemente, de tristeza, de apatía, de mal querida, de mal amada. Se agotó de esperar ese pecho helado, esa lengua sigilosa, esas manos largas, ese cuerpo frío.
Mi mujer se me murió cuando yo la abandoné en medio de la tragedia, en esos momentos debí llevármela lejos de todos, de ellos, de sus recuerdos que fueron misiles, debí salvarla en plena tormenta, la dejé aguantar cosas insostenibles. La dejé arriesgarse sin decirle que ahí no. Que no en todos los brazos se siente amor.
La olvidé tanto que se me murió, la trate pésimo cuando debí darle toda mi fuerza, toda mi fé, toda mi confianza y gritarle que ella sí podía, que no estaba sola. Que yo la amaba desde niña.
Se me murió esa mujer...
..pero afortunadamente tengo otra, nació de mí, la parí en medio de un charco de sangre, la engendré desde mi alma y hasta la cosí con estambre rosa. La hice fuerte, le dí mis lágrimas para que le escurran en pleno verano, en todas las divinas primaveras, le dí un valor irremplazable, la bañé con mi sabiduría, la entregué de nuevo a la vida.
Mi mujer se me murió las veces que necesitaba, y se volverá a entregar a la muerte en pleno ørgasmo, en plena risa, en medio del miedo. Sé que lo volverá a hacer, pero va a volver, siempre tiene que volver porque es mía, porque yo siempre vuelvo. Porque yo siempre renazco. Porque YO soy mi mujer!
Yyka Jess