31/01/2025                                                                            
                                    
                                                                            
                                            Existe una expectativa silenciosa pero constante de que las mujeres deben ser incansables, siempre resilientes, capaces de manejar múltiples roles sin flaquear: profesionales exitosas, madres dedicadas, amigas incondicionales, parejas comprensivas y cuidadoras naturales. Se espera que estén bien, que lo resuelvan todo y que no se quejen, como si fueran máquinas programadas para soportarlo todo sin descanso. Esta carga emocional e invisible puede llevar al agotamiento físico y mental, a la culpa cuando necesitan ayuda y al silencio cuando sienten que no pueden más. Es crucial desafiar esta narrativa, recordar que no tienen que ser fuertes todo el tiempo y que cuidarse a sí mismas no es egoísmo, sino una necesidad. Las mujeres no son robots ni superhumanas; son personas con emociones, límites y el derecho de decir "hoy no puedo, y está bien".