25/11/2025
La mayor parte de nuestra vida espiritual se desarrolla en medio de la rutina y de las pequeñas exigencias del día a día: prepararnos para el trabajo, informes que nos aburre hasta las lágrimas, hacer cola en el supermercado, escribir la lista de compras, limpiar, cocinar, lidiar con el estrés de los hijos o preguntarnos si algún día tendremos suficiente dinero para jubilarnos.
Estas son, en realidad, las piedras del camino espiritual: los escalones que pisamos una y otra vez mientras avanzamos.
Pero entre tanta prisa y responsabilidad, ¿dónde queda nuestra alegría? ¿Dónde se esconde nuestra risa? A veces reímos, sí… pero pareciera que esa risa no nace de nosotros, como si no nos perteneciera del todo.
Y sin embargo, allí está: esperando que le abramos espacio. Porque la alegría también forma parte de nuestro camino, ilumina lo cotidiano y nos recuerda que la vida, incluso en su sencillez, quiere hacernos sonreír.