08/12/2025
La Navidad no es el problema.
El problema es cuando un cerebro con TDAH tiene que tomar cien decisiones seguidas, con prisa, ruido, gente, luces y mil tareas abiertas a la vez.
Eso no es “ser débil” ni “odiar las fiestas”. Es sobrecarga real de funciones ejecutivas: planificar, organizar, priorizar, decidir y regular impulsos mientras tu atención ya viene trabajando al límite.
La evidencia en TDAH no habla de un “cerebro incapaz de la Navidad”, sino de una mayor vulnerabilidad a la fatiga cognitiva cuando el entorno pide mucho y ofrece pocas estructuras externas.
Demasiadas decisiones en poco tiempo = más agotamiento, más impulsividad, más sensación de fracaso.
Por eso, más que buscar trucos mágicos, ayuda mucho:
anticipar qué vas a comprar,
cerrar un presupuesto antes de salir,
limitar la cantidad de tiendas,
hacer pausas cortas y programadas,
y aceptar que tu energía mental es finita, no infinita.
No necesitas “amar ir de compras” para disfrutar la Navidad.
Necesitas menos fricción cognitiva y más límites claros que cuiden tu atención, tu tiempo y tu bolsillo.
Si te pasa esto, no es que estés exagerando: tu cerebro está trabajando más duro de lo que se ve desde fuera. Guardar este post puede servirte para recordarlo antes de la próxima maratón de compras.