Empieza de a 3

Empieza de a 3 Consejería Familiar AUTISMO - TDAH - La crianza es un viaje lleno de desafíos.

Aquí compartiré el "por qué" de muchas de tus preguntas de una forma clara y sincera. Con amor y fuerza podemos superar cualquier obstáculo, que NADIE te diga lo contrario.

🟨🧠⬛⬜ Post minuciosamente escrito para quienes buscan la verdad sobre el ESPECTRO AUTISTA y sobre lo que se dice de él. ⬛...
16/09/2025

🟨🧠⬛⬜ Post minuciosamente escrito para quienes buscan la verdad sobre el ESPECTRO AUTISTA y sobre lo que se dice de él. ⬛

Este post es una reflexión sincera, fruto de mis 21 años de experiencia en el campo de la neurodiversidad. No nace de improvisaciones ni discursos ligeros, sino de la lógica que da la observación diaria y del contraste permanente con textos médicos serios y reconocidos. Cada palabra está escrita desde la práctica y la responsabilidad, porque hablar de autismo exige claridad, respeto y un compromiso real con las familias.

El autismo, en los últimos años, ha entrado en un mundo de palabrería y marketing que confunde más de lo que aclara. Es curioso cómo algunos, desde la comodidad de sus plataformas, proclaman a los cuatro vientos que "estamos avanzando en la comprensión del espectro", mientras la realidad de miles de familias con autismo severo sigue siendo la misma: una lucha silenciosa y solitaria. Es hora de dejar de aplaudir a quienes venden humo y de usar la única herramienta que realmente importa: la lógica visual.

Querido padre, querida madre te invito a usar la lógica visual de tu propia experiencia. Observa a tu hijo o hija. Mira sus dificultades para interactuar, sus necesidades de apoyo, sus luchas diarias. Luego, compara esa realidad con el discurso de quienes se autoproclaman autistas por "sentirse raros" o "ser tímidos". ¿Son experiencias comparables? ¿El futuro que te prometen es el que tu hijo realmente va a tener?

La distancia entre esas realidades es la brecha que este post busca cerrar. Con respeto, pero también con la firmeza de quien sabe de lo que habla, aquí desmantelo la idea de que el espectro es una bolsa sin fondo. Con esta lógica visual, podrás sacar tus propias conclusiones sobre quién es autista, quién lo usa para venderte información o productos, quién dice que "sanó" y salió del espectro, y quiénes son hoy miles de personas mal diagnosticadas. Porque lo que no se define, no se entiende. Y lo que no se entiende, no se puede apoyar.

✌🏻Este texto ha sido escrito con el compromiso de la claridad. Por la naturaleza del tema, busqué un lenguaje sencillo y directo para que el mensaje llegue a todos los que lo necesitan, sin importar su experiencia previa... 👤Pablo.

🟦 ¿Por qué se le llama "Trastorno del Espectro Autista"?

Antes de criticar la confusión, es crucial entender de dónde viene el nombre. El término tiene tres partes, y cada una tiene un significado médico preciso.

Trastorno: Esta palabra a men**o se malinterpreta, pero en medicina se refiere a una condición que impacta el desarrollo y el funcionamiento de la vida diaria. No es una enfermedad. No hay cura ni se "sana". Por eso, cuando alguien afirma que "salió del espectro", está hablando desde la ignorancia o la falsedad.

Autista: Viene del griego "autos", que significa "uno mismo". Se refiere a la tendencia a centrarse en el mundo interior, lo cual en el contexto de un neurodesarrollo atípico, se manifiesta en la dificultad para la interacción social y para comprender a los demás.

Espectro: Aquí reside gran parte de la confusión. El término "espectro" no es un cajón donde cabe de todo, ni una línea que va de "leve a severo". En realidad, se refiere a la diversidad con la que se presentan las características del autismo. Cada persona es un punto único en un universo de rasgos. Una persona puede tener grandes dificultades en la comunicación verbal, pero no en la socialización no verbal; otra podría tener un lenguaje fluido, pero una rigidez extrema en sus rutinas. La idea es que dos personas con autismo pueden no tener ni un solo rasgo en común, y aun así, ambos estarían en el espectro. Es como los colores: todos son parte del espectro de la luz, pero cada uno es único y distinto del otro.

☝🏻La ciencia usa este término para ayudarnos a entender esta enorme variedad. Sin embargo, en el día a día, el lenguaje ha simplificado esta idea compleja, y es ahí donde se crea la confusión de que "todo vale" y que no hay límites.

⬛ El espectro no es una bolsa sin fondo: por qué la confusión del autismo daña a las familias...

Hablar del autismo nunca será sencillo, pero lo que sí debe ser claro es que no podemos seguir alimentando confusiones. Uno de los mayores daños que se ha hecho en los últimos años es usar y abusar del término “espectro amplio”. Y lo repito: no se trata de discriminar, se trata de ser realistas. Ese supuesto “amplio” ha terminado por diluir, confundir y hasta generar falsas esperanzas en miles de familias. Es hora de dejar de romantizar una condición que es real y compleja.

⬛ ¿Qué es realmente el autismo?

El TEA no es un rótulo autoimpuesto, ni un cajón vacío donde cada uno mete lo que cree que encaja. Es un trastorno del neurodesarrollo con criterios claros definidos en manuales diagnósticos como el DSM-5. Se caracteriza por tres grandes áreas de dificultad: la interacción social, la comunicación (tanto verbal como no verbal) y los patrones de conducta repetitivos o restringidos. Estos no son opcionales ni intercambiables: deben estar presentes desde la infancia y con una intensidad que impacte en la vida diaria.

⬛ ¿Puede el TEA presentarse junto a otros diagnósticos?

Claro que sí. Y esto se llama comorbilidad, no “amplitud del espectro”. Un niño con autismo puede además tener TDAH, o TEL, o TOC, o ansiedad. Esto no significa que el concepto de autismo se estire hasta abarcar cualquier dificultad; significa que dos o más condiciones coexisten y cada una requiere apoyos distintos. Llamarlo “espectro amplio” borra esas diferencias y termina dando la falsa impresión de que todo lo que es difícil, raro o incómodo puede caer dentro del mismo s**o.

⬛ La peligrosa ilusión del autodiagnóstico...

Gran parte de esta confusión viene de un cambio histórico. El diagnóstico de Asperger desapareció oficialmente en el DSM-5 (2013) y se unificó dentro del TEA. Al desaparecer esa etiqueta, muchas personas interpretaron que el espectro se volvió infinito, que todos caben, que basta con sentirse distinto para reclamar la etiqueta. Esa lectura equivocada, sumada a la moda del autodiagnóstico en redes sociales, ha multiplicado la desinformación.

Cuando se habla de “espectro amplio”, en realidad se está borrando la frontera del diagnóstico. Esto permite que aparezcan testimonios de supuestos “autistas” que jamás recibieron terapia, que nunca tuvieron un diagnóstico en la infancia y que simplemente se describen como “tímidos”, “amargados” o “raros” en la adolescencia. A los 40 o 50 años se autoproclaman autistas y desde esa posición opinan sobre la crianza de un niño que lucha cada día con terapias, con exclusión y con frustraciones profundas.

🍎 Aquí es donde entra otro mito devastador: el de las "altas capacidades". Muchos defienden que un autista con altas capacidades puede ser multifacético, manejar la ironía, entender dobles sentidos y hasta ser un "actor" social. Esta es una interpretación salvaje del concepto. Las altas capacidades pueden potenciar la lógica y la memoria, sí, pero no son un pasaporte para dominar la interacción social. Una persona puede tener un coeficiente intelectual brillante, pero aun así no descifrar el lenguaje no verbal o sufrir con la rigidez mental.

Y para hacer el error aún más grave, algunos confunden esto con una supuesta "irreverencia" o falta de miedo al qué dirán. Creen que un autista con altas capacidades es el tipo de persona que hace bromas pesadas o es sarcástico en público, justificándolo como una manifestación de su "condición". Pero esto no podría estar más lejos de la verdad. La dificultad para descifrar las dinámicas sociales es inherente al autismo y no se anula por un CI elevado. Confundir altas capacidades con habilidades sociales fluidas es un error que borra la realidad de la neurodiversidad, creando una falsa narrativa de que el autismo es una "superpotencia" que solo se manifiesta de forma incómoda en los demás.

⬛ El costo emocional para las familias...

El efecto sobre los padres es devastador. Imagina a una madre que escribe con la angustia de ver a su hija de 5 años sin amigos, que no logra sostener un juego con otros niños, que sufre rechazo. Ella busca apoyo, busca un consejo real. Y la respuesta que recibe es la de un "adulto autista" diciendo que no se preocupe, que él de pequeño solo jugaba con sus 8 gatos. ¿Qué puede aprender esa madre de ahí? Nada útil. Al contrario, se confunde, porque cree que esa experiencia es comparable con la de su hija.

Pero hay algo todavía peor. Muchos padres leen a estos autodenominados autistas interactuar entre sí: los ven bromear, seguir dobles sentidos, debatir con soltura, manejar ironías, cosas que sus propios hijos no logran. Y entonces aparece la ilusión peligrosa: “quizá mi hijo con el tiempo será así”, “quizá no es tan grave”, “ya se pondrá a la par”. Se crean falsas esperanzas que se rompen con la realidad. Porque lo que esos padres ven no es la evolución del autismo, sino la proyección de personas que nunca tuvieron un diagnóstico clínico riguroso.

Esa ilusión no solo engaña, también duele. Porque cuando el niño crece y sigue necesitando apoyo, la familia se frustra pensando que algo hicieron mal. Creen que les fallaron, cuando en realidad lo que falló fue el discurso superficial que equipara todo bajo el mismo s**o. Y a esa frustración se suma la culpa, el sentimiento de no haber alcanzado un futuro que, en verdad, nunca estuvo en el horizonte real de ese niño. La culpa no es del padre, es de un discurso que prometió un camino fácil cuando la realidad es mucho más compleja.

⬛ El negocio detrás de la confusión...

Y como si no bastara la confusión, aparecen quienes sacan provecho. Personas que se amparan en el discurso del “espectro amplio” para sostener blogs, vender terapias milagrosas, promocionar productos y presentarse como referentes. Usan frases bonitas, palabrería inclusiva y testimonios adornados para ganar seguidores. Mientras más difuso sea el concepto, más espacio tienen para colarse y vender humo. Y claro, logran aplausos, porque decir lo que las familias quieren oír siempre vende más que decir lo que necesitan escuchar.

El autismo no se estanca por sí mismo: se estanca porque alrededor hay demasiado ruido. Se estanca porque los padres reciben explicaciones contradictorias, porque no hay un lenguaje común. En ese laberinto, lo que debería ser un proceso continuo se convierte en una carrera de obstáculos interminable.

⬛ La lección de los padres con hijos adultos...

Muchos padres con hijos adultos ya lo saben. Ellos vivieron ese laberinto, cayeron en esas trampas, perdieron tiempo y dinero. Y hoy pueden decirlo: lo que sus hijos necesitaban era estabilidad, claridad y acompañamiento real, no miles de distracciones. Pero lo triste es que, aun así, los padres más jóvenes muchas veces se resisten a escuchar esas lecciones.

Prefieren seguir creyendo en soluciones fáciles. Prefieren confiar en el próximo gurú que aparece en redes o en la terapia de moda que alguien promociona. Y así, se sigue repitiendo la historia: generaciones nuevas de familias que tropiezan con las mismas piedras, mientras los adultos autistas muestran con su vida lo que pasa cuando no hubo claridad desde el inicio.

Ese aprendizaje que debería transmitirse de generación en generación queda enterrado bajo discursos de “espectro amplio”, de “todo entra”, de “cada uno lo vive a su manera”. Y no, eso no es inclusión: eso es confusión. Incluir no significa desdibujar la realidad. Incluir significa entender con precisión qué es el autismo y qué apoyos necesita cada persona.

Por eso insisto: el espectro no es una bolsa sin fondo. Es diverso, sí, pero tiene un marco. Y solo desde esa claridad se puede construir una crianza honesta, apoyos sólidos y un futuro menos incierto para quienes lo viven en carne propia.

👤 Pablo, autor del blog "Empieza de a 3"


⬜ Como te habrás dado cuenta, mis textos son reales, directos y buscan ser de verdadera ayuda. No nacen para adornar la realidad, sino para darle claridad a quienes la viven día a día. Además de escribir, acompaño a familias con asesorías y consejos prácticos, porque sé que muchas veces se necesita más que palabras: se necesita guía, experiencia y compromiso.

Si hoy buscas orientación, cuenta conmigo; siempre habrá herramientas para empezar de nuevo, pero con la verdad por delante.📱 +51 952 037 361

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15/09/2025

☝🏻Hoy se habla del AUTISMO como si fuera un s**o sin fondo 🎒, un “espectro AMPLIO” donde cabe cualquiera que se sienta diferente, tímido o incomprendido. Ese error no solo confunde, también HIERE 💔. El TEA es un TRASTORNO DEL NEURODESARROLLO 🧠 con criterios claros, no una etiqueta que se use por conveniencia. Llamarlo “amplio” diluye la realidad, abre paso a AUTODIAGNOSTICADOS que llenan redes con discursos y consejos sin sustento. Padres que buscan respuestas terminan comparando a sus hijos 👩‍👩‍👧 con supuestos “autistas” que bromean, usan dobles sentidos o nunca tuvieron diagnóstico real. Eso crea ILUSIONES PELIGROSAS y una FRUSTRACIÓN que pesa en las familias. No es discriminación, es RESPETO ✊: hablar con precisión, reconocer apoyos reales y dejar de vender humo. El autismo no necesita adornos, necesita VERDAD. 👉 MAÑANA POR LA NOCHE publicaré un post extenso sobre este tema. 👤Pablo✌🏻

🤍🩶⬛ Criar NO es perfecto, es constante: lo que siempre tod@s deberíamos hacer...Criar no es una postal ni un recuerdo bo...
14/09/2025

🤍🩶⬛ Criar NO es perfecto, es constante: lo que siempre tod@s deberíamos hacer...

Criar no es una postal ni un recuerdo bonito para colgar en redes. Criar es sudor, cansancio, culpa, errores… y aun así volver. La perfección murió el primer día que levantaste la voz, que lloraste escondido, que no supiste qué hacer. Pero la constancia no muere: vuelve. Y eso es lo que sostiene a tu hijo, sobre todo si es neurodivergente.

Cuando tu hijo es neurodivergente, la constancia no es una frase inspiradora: es un deber. No se trata de si quieres o no, se trata de que tu hijo lo necesita para sobrevivir emocionalmente. ¿Duro? Sí. Pero real. No importa si fallaste cien veces, lo que lo marca es que regresaste cien una.

La constancia es incómoda porque no se ve. Nadie aplaude las rutinas que repites hasta el cansancio. Nadie te da un premio por explicar mil veces lo mismo, por aguantar crisis que te rompen el alma, por abrazar en medio del enojo. Pero tu hijo sí lo siente. Y en su memoria no quedará si fuiste perfecto, sino si siempre estuviste.

No te engañes: ser constante quema. Te drena, te hace sentir que nada cambia. Pero ahí, en ese desgaste, tu hijo encuentra refugio. Tu repetición es su brújula: le dice cuándo está seguro, dónde están los límites y a quién puede acudir. Y si no estás, esa brújula se rompe.

Y quiero hablar claro: la constancia no se delega. Puedes buscar terapias, apoyos, colegios… lo que quieras. Pero si piensas que alguien ocupará tu lugar, estás dejando un vacío. Nadie va a sostener su mano como tú. Nadie va a darle las noches que sólo tú puedes dar. Si no estás, tu hijo lo siente. Y lo paga.

En la niñez, tu constancia es guía y sostén: la rutina que marca seguridad, la mano que calma, la voz que repite hasta que él entienda a su ritmo. Más adelante llega la adolescencia, con toda su rebeldía, sus explosiones, sus dudas y su búsqueda de identidad. Ahí tu constancia cambia de forma: ya no es sólo explicar y contener, también es resistir los choques, sostener los límites y recordarle, incluso en medio del conflicto, que no está solo.

Después llega la adultez, esa etapa donde muchos padres creen que “ya terminó su trabajo”. Pero la verdad es otra: la neurodivergencia no desaparece. Lo que sembraste en la niñez y defendiste en la adolescencia es lo que le dará raíces y confianza en su vida adulta. Y tu presencia, aunque distinta, sigue siendo necesaria.

Así de simple: tu hijo neurodivergente no necesita un padre o madre perfecto. Necesita alguien que no se rinda, alguien que regrese aunque esté cansado, alguien que entienda que criar no es un acto de gloria, sino de resistencia.

No te engañes: acompañar es duro. Te desarma, te frustra, te obliga a mirarte en tus sombras. Pero es también en lo cotidiano, en esas palabras claras, en ese abrazo que llega justo a tiempo, en esas rutinas que parecen pequeñas, donde se forja lo más grande. Es ahí donde tu hijo aprende a confiar en la vida.

Y si llegaste hasta aquí, quizá algo dentro de ti hace memoria. Algún día gritaste, insultaste, descargaste tu frustración. Quizá pienses que ya es tarde. Tal vez para algunos lo sea, pero en muchos casos aún quedan ventanas abiertas. Y esas ventanas se abren con lo más simple: palabras, amor y constancia.

Criar no es perfecto. Criar es constante. Y esa constancia, desde la niñez hasta la adultez, es lo único que asegura que tu hijo sepa que nunca fue, nunca es y nunca será abandonado.

Tenga tu hijo 20, 40 o 50 años, nunca dejarás de criar. Porque la crianza, cuando se trata de un hijo neurodivergente, no termina: se transforma, se adapta, pero siempre te necesita.

👤 Pablo, un papá de paso ✌🏻


📱 Ya saben dónde encontrarme 😊 +51 952 037 361

⚠️✖️🌀 En el TDAH NO hay crisis, hay desregulación. Diferenciarlo cambia todo...(El texto es algo largo pero es MUY IMPOR...
13/09/2025

⚠️✖️🌀 En el TDAH NO hay crisis, hay desregulación. Diferenciarlo cambia todo...

(El texto es algo largo pero es MUY IMPORTANTE para aclararte muchísimas cosas).

Imagina esta escena: tu hijo con TDAH llega del colegio cansado y le pides que haga la tarea. Se frustra, grita, da un portazo y llora desconsolado. A los pocos minutos, si le das un respiro o cambias el foco de atención, se calma y vuelve a estar disponible. Eso es desregulación emocional: intenso, impactante, pero breve.

Ahora piensa en otro caso: un niño con TDAH y además TEA. Ante la misma situación, no solo grita, sino que entra en un estado de llanto incontrolable que puede durar una hora, se golpea contra la pared o necesita que lo contengan físicamente porque no puede parar solo. Eso ya es una crisis y no proviene únicamente del TDAH, sino de la comorbilidad asociada. Esa diferencia, aunque parezca pequeña, cambia todo: cómo se aborda, qué estrategias se aplican y qué tipo de apoyo necesitan tanto el niño como la familia.

☝🏻 A continuación encontrarás una explicación clara y necesaria para que, como padre o madre, puedas entender un tema que suele ser obviado por muchos profesionales al atender a tus hijos. En consulta se habla de síntomas, se reparten diagnósticos rápidos, pero casi nunca se les explica que en el TDAH lo que se observa no son crisis, sino desregulación emocional. Esa confusión (llamar crisis a lo que en realidad es desregulación) no es un detalle menor: es lo que marca la diferencia entre una familia que entiende lo que pasa y otra que vive confundida, frustrada y sin respuestas.

Como siempre, mi tono será empático, pero también firme, porque este es un tema demasiado importante para seguir maquillando.

Empiezo entonces...

Les contaré algo que he visto una y otra vez en mis años de experiencia: muchísimos padres con hijos que ya están entrando a la adolescencia, e incluso con más edad, todavía no saben distinguir si lo que ocurre en casa son crisis reales o simplemente episodios de frustración y desregulación emocional. Y no es culpa de ustedes. Es preocupante porque, al no tener clara esta diferencia, nunca aprendieron a abordarlos de la manera correcta. Pero lo más grave aún es que, en muchas de las terapias a las que han llevado a sus hijos durante años, nunca se les aclaró un tema tan central. ¿El resultado? Familias que viven con la sensación de que su hijo “no mejora”, cuando en realidad lo que ha fallado desde el inicio es la explicación, la mirada profesional y la forma de nombrar lo que pasa. Esto no ocurre solo con las familias: también lo veo en mi trabajo enseñando a profesionales y estudiantes de salud mental. Cuando

✖️ El error de meter todo en el mismo s**o

Uno de los errores más peligrosos en el mundo de la crianza, la educación y la clínica es la tendencia a meter todo en el mismo cajón. Y cuando hablamos de TDAH, el cajón más grande se llama “crisis”. Pero seamos claros: la palabra es incorrecta, el concepto es inexacto y el resultado, casi siempre, es nefasto.

En un TDAH “puro”, sin otras condiciones asociadas, lo que vemos no son crisis. Lo que vemos es frustración elevada, desregulación emocional e impulsividad afectiva. Son reacciones intensas, sí, pero breves. Es el motor que se acelera de golpe cuando la mente no puede frenar a tiempo. La explosión de ira o el llanto desbordado es la respuesta a una dificultad para modular las emociones, una característica directa de la falta de funciones ejecutivas. No son episodios de descontrol total y prolongado, sino descargas rápidas que, aunque impactantes, no alcanzan la categoría clínica de crisis.

🖐🏻¿Cómo diferenciarlas en la vida real?

Un niño con TDAH puede llorar desconsolado porque una tarea le resulta imposible o puede contestar con gritos y portazos porque no soporta la espera. Minutos después, si se regula o se distrae, vuelve a la calma. Eso es desregulación. En cambio, una crisis verdadera puede implicar gritos incontrolables durante largo rato, golpes contra paredes, autolesiones o ataques de ira tan prolongados que dejan exhausta a toda la familia. Ahí no estamos frente a TDAH puro: casi siempre hay algo más detrás.

👤La trampa de las comorbilidades

Aquí está la clave que muchos profesionales ni mencionan. Cuando aparecen crisis reales (explosiones de ira prolongadas, conductas agresivas o autodestructivas, episodios de desborde sin fin) hablamos de otra cosa: comorbilidad. Es decir, otra condición que convive con el TDAH y que explica esas crisis.

A continuación un ejemplo muy claro... En el Trastorno del Espectro Autista (TEA), una sobrecarga sensorial o un cambio brusco en la rutina puede desencadenar una crisis fuerte. En los trastornos de ansiedad, el miedo descontrolado puede llevar a episodios de llanto prolongado o pánico. En los trastornos disruptivos de la conducta, lo que aparece es una agresividad sostenida, no solo un impulso breve. En los trastornos afectivos (como la depresión o la bipolaridad), las crisis pueden venir acompañadas de autolesiones o desesperanza extrema. Es decir: un niño con TDAH puede reaccionar mal ante una tarea frustrante, pero un niño con TDAH y TEA puede entrar en un colapso prolongado frente a la misma situación. La diferencia no es menor: es la que cambia el enfoque de la intervención, la terapia y hasta el tipo de apoyo que necesita la familia.

☑️ El DSM y la peligrosa simplificación...

Aquí debemos detenernos. Muchos profesionales se escudan en el DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) como si fuera la Biblia de la salud mental. El DSM es, en efecto, una herramienta útil que clasifica y describe síntomas para facilitar los diagnósticos. Pero no es la verdad absoluta, ni mucho menos una guía práctica para la vida cotidiana de las familias.

El problema es que demasiados especialistas lo usan como un checklist rápido: “marca 5 de estos síntomas = TDAH, marca 6 de estos = ansiedad”. Y así, en minutos, ya tienen un diagnóstico. Eso no es clínica, es negligencia con título. El DSM fue hecho para estandarizar criterios, no para reemplazar la sensibilidad, el criterio y la mirada profunda de un profesional.

Un diagnóstico serio requiere escuchar, preguntar, entender la historia del niño, el contexto familiar y social. Si todo lo reducimos a casillas marcadas en un manual, dejamos de ver a la persona detrás de los síntomas.

🧠 Consecuencias de la confusión

Cuando todo se etiqueta como “crisis”, los padres cargan culpas innecesarias (“soy mal padre/madre”), los colegios patologizan conductas que requieren comprensión, y muchos profesionales prescriben medicación o terapias erradas. El costo emocional, económico y social de ese error es altísimo. No solo se desperdician recursos; se quiebra la confianza de los niños y se genera más dolor en las familias.

🤷🏻 ¿Qué hacer entonces?

Si ya acumulan varios diagnósticos, no se paralicen ni se pierdan en listas interminables. Empiecen a trabajar sobre cada dificultad de sus hijos, con paciencia y respeto por sus tiempos. Jamás piensen que “es pequeñito por su mente” o que algunas dificultades son irrelevantes: subestimar estas señales hiere más que cualquier error terapéutico. Sí, existen herramientas adecuadas, y sí, es posible avanzar. De hecho, a veces un año comprometido y constante de trabajo en casa, con papá y mamá presentes y enfocados, vale más que cinco años de terapias desconectadas de la realidad de la familia. La clave está en acompañar, entender y actuar con constancia; desde ahí se construyen cambios reales y duraderos.

Confundirlos es fácil, pero corregir el daño de esa confusión es mucho más difícil.

👤 Pablo, un papá de paso ✌🏻


✨ Ayudar a familias y a sus hijos es parte de mi vida. He visto demasiados malos abordajes y confusiones que solo generan dolor y más distancia con los niños. Por eso comparto herramientas reales, distintas, que no siempre están en los manuales pero que nacen de la experiencia y del trabajo con muchos padres e hijos. Hablo con la verdad del TDAH, del autismo y de la crianza porque sé que ahí es donde de verdad se puede transformar una historia. 👉 Si necesitas hablar, si quieres aclarar dudas o buscar un camino diferente para tu hijo, escríbeme por WhatsApp. Estoy para escucharte y acompañarte... Es mi trabajo 😊 +51 952 037 361

Porque lo repito y lo sostengo: en el TDAH no hay crisis, hay desregulación. Y entenderlo cambia la vida de una familia entera.

12/09/2025

☝🏻Hoy, mientras dictaba clase a un grupo de estudiantes de psicología 🎓, lancé una pregunta sencilla: “Háblenme sobre las CRISIS en el TDAH”. Todas respondieron con seguridad… y todas FALLARON. La mayoría aún cree que las CRISIS forman parte del diagnóstico, cuando en realidad eso es un ERROR frecuente incluso en profesionales de la salud. El TDAH se caracteriza por DESREGULACIÓN EMOCIONAL, IMPULSIVIDAD y FRUSTRACIÓN INTENSA 😣, pero NO por crisis clínicas. Las verdaderas CRISIS (explosiones prolongadas, agresividad severa 💥, pérdida de control o incluso autolesiones) suelen aparecer cuando hay una COMORBILIDAD como TEA, trastornos de conducta, ansiedad o depresión. Mañana hablaré de este tema 📢, porque seguir confundiendo DESREGULACIÓN con CRISIS solo refuerza una visión EQUIVOCADA del TDAH y afecta su abordaje. 👤Pablo✌🏻

11/09/2025

🏫⚠️ Hoy en día cualquiera arma un VIDEO, pone música, colores y cuatro actividades sueltas y ya le llama “AULA”, “TERAPIA” o incluso “COLEGIO INCLUSIVO”. 🔴 ESO NO ES TERAPIA, ESO NO ES EDUCACIÓN, ESO ES ENGAÑAR. Una terapia real requiere OBJETIVOS, EVALUACIÓN y PROFESIONALES con formación seria; un aula verdadera necesita METODOLOGÍA y ESTRUCTURA; un colegio debe TRANSFORMAR vidas, no vender ilusiones. 💸Lo que muchos ofrecen es puro HUMO disfrazado de pedagogía, aprovechándose de padres desesperados que creen estar ayudando cuando en realidad solo consumen entretenimiento caro y mal disfrazado. 🖐🏻Y LO DIGO CLARO: jugar no es malo, pero COBRARLO como intervención es un INSULTO a la neurodivergencia y una ESTAFA para las familias. 👤Pablo✌🏻

🟡⚫✖️ EL SUICIDIO: el dolor que no se nombra, pero existe.(Día Mundial para la Prevención del Suicidio)El suicidio no es ...
11/09/2025

🟡⚫✖️ EL SUICIDIO: el dolor que no se nombra, pero existe.

(Día Mundial para la Prevención del Suicidio)

El suicidio no es cobardía. No es debilidad. No es una moda.
El suicidio es dolor acumulado que nunca encontró un lugar seguro donde descansar. Es un grito que nadie escuchó a tiempo. Es la respuesta más cruel de un alma cansada de resistir en silencio.

Hoy, el amarillo no es solo un color. Es un recordatorio de que el suicidio no se esconde en estadísticas ni en campañas, sino en personas que están más cerca de lo que creemos. Puede habitar en un niño que creció sintiéndose invisible en su propia casa. En un adolescente que se ríe en grupo pero se derrumba cuando está solo. En un adulto que aprendió a sonreír con la boca mientras por dentro se está desangrando.

El suicidio no ocurre de la noche a la mañana. Es el resultado de una suma dolorosa: palabras que hieren, indiferencias que lastiman, burlas que se clavan, comparaciones que desgarran. Es escuchar demasiado tiempo: “no eres suficiente”, “otra vez lo mismo”, “ojalá fueras distinto”. Cada frase que parecía inofensiva se volvió un ladrillo en la pared del aislamiento. Hasta que un día, ya no hubo aire.

Septiembre nos recuerda la importancia de hablar sobre la prevención del suicidio, y el TDAH tampoco queda fuera de esta realidad. Cuando un niño crece recibiendo más gritos que comprensión, más etiquetas que apoyo, más golpes que abrazos, las marcas no desaparecen: se transforman en dolores profundos que aparecen en la adolescencia o la adultez, a veces en forma de soledad, ansiedad, depresión… y en los casos más duros, en deseos de dejar de existir.

No se trata de exagerar. Se trata de mirar de frente una verdad que muchos prefieren callar: la violencia cotidiana, la indiferencia y la falta de escucha se convierten en un terreno fértil para pensamientos suicidas. Y no hablamos solo de un pasado, sino de un presente que se repite en muchos hogares donde aún se cree que corregir a gritos o con golpes “forja el carácter”.

Los niños no olvidan. Pueden crecer, estudiar, trabajar, incluso formar familias, pero aquellas voces, aquellos insultos, aquel abandono emocional sigue ahí, resonando como un eco que mina su autoestima. El suicidio no llega de repente: muchas veces es el resultado de años de heridas invisibles.

Quien vive con TDAH lo sabe. Sabe lo que significa luchar cada día contra un cerebro que no se calla nunca. Tropezar con impulsos, cargar con culpas, sentir que siempre está un paso atrás. Escuchar constantemente: “podrías hacerlo mejor si te esforzaras”. Intentar ser “normal” hasta caer rendido. El dolor no viene del TDAH en sí, sino del peso de una sociedad que nunca entendió lo que significa vivir con él.

Y quien vive con Autismo conoce otra forma de soledad. El ruido del mundo puede doler tanto que la única salida es aislarse. La forma de comunicarse distinta se convierte en motivo de burla o exclusión. La presión de encajar en moldes ajenos genera una angustia indescriptible. No es el Autismo el que hiere: son las miradas indiferentes, las etiquetas injustas y la falta de empatía.

También están los que viven cada día con un n**o en la garganta. Personas que conviven con pensamientos suicidas, que despiertan con la tentación de rendirse y aun así deciden quedarse. Ellos son sobrevivientes de la oscuridad diaria. Y su lucha, aunque silenciosa, merece ser reconocida. No son débiles por escuchar esas voces: son valientes porque cada día eligen seguir adelante a pesar de ellas.

No podemos callar otro origen del dolor: el abuso. Muchos niños, adolescentes y adultos cargan con marcas que no se ven pero que sangran por dentro. Abusos de desconocidos, de “amigos cercanos”, incluso de familiares que jamás debieron traicionar la confianza. El abuso no solo hiere el cuerpo: rompe la identidad, destruye la seguridad, instala una culpa que no les pertenece. Y demasiadas veces, esa herida se convierte en un peso insoportable que empuja hacia el suicidio. Callar estas realidades sería negar parte del dolor que habita en el silencio.

Yo lo he visto. Lo he vivido. He secado lágrimas que no deberían existir. He visto muñecas ensangrentadas que no debieron cortarse. He corrido para llegar a tiempo… y también he llegado tarde. He acompañado la última exhalación de quienes no soportaron más. Y he visto padres rotos, deshechos, preguntándose qué hicieron mal, sin entender que nadie les enseñó a mirar las señales. Por eso escribo. Porque callar sería traicionar cada historia que presencié. Y porque quizás, al leerme, alguien decida quedarse.

A quienes han sobrevivido al suicidio de un ser querido: sé que cargan preguntas que nunca tendrán respuesta. Que la culpa se cuela en la memoria. Que el “si hubiera estado, si hubiera dicho, si hubiera hecho” se repite como un eco sin fin. No, no fue tu culpa. Nunca fue tu culpa. Tu dolor también merece ser escuchado.

Hoy quiero hablar también de ti, que sigues aquí. Gracias. Gracias por tu valentía de respirar un día más. Gracias por sostenerte cuando pensaste que no podías. Gracias por haber resistido cuando todo te decía que no valía la pena. Tu vida importa. No importa cuántas veces hayas caído, ni cuánto te hayas roto. Estar aquí ya es un acto de valentía.

El pensamiento suicida no es locura. No es un capricho. Es el resultado de un dolor que superó las fuerzas. Y aunque se esconda, aunque se disfrace, aunque se calle, puede estar en cualquiera. Por eso no basta con esperar señales. Necesitamos aprender a mirar de verdad, a preguntar con interés, a dejar de lado la prisa y escuchar lo que no se dice.

Si tienes a alguien cerca, no pienses en discursos bonitos. Quédate. Mira sus ojos. Hazle sentir que no está solo. No siempre hace falta una solución: muchas veces lo único necesario es compañía. Una presencia que diga sin palabras: “estoy contigo”.

El suicidio no debería recordarse solo un día al año. Debería ser un recordatorio diario de que cada palabra, cada gesto, cada indiferencia o cada abrazo, puede hacer la diferencia. Porque al final, no se trata solo de los que se fueron: se trata de todos los que todavía estamos aquí.

Y mientras sigamos aquí, siempre habrá esperanza.

👤Pablo, un papá de paso✌🏻


Si quieres hablar, también aquí estoy. No porque tenga todas las respuestas, sino porque sé lo que significa que alguien (aunque sea un extraño) te escuche justo cuando pensabas que ya no había nadie. 📱 +51 952 037 361

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