27/07/2025
1. Desensibilización de la amígdala
Mentir repetidamente puede desensibilizar la amígdala, una región cerebral clave en el procesamiento de emociones como la culpa o el miedo. Un estudio publicado en Nature Neuroscience (2016) demostró que, con cada mentira, la respuesta emocional de la amígdala disminuye, lo que facilita mentiras más grandes y frecuentes. Esta adaptación neuronal hace que mentir se convierta en un hábito cada vez más fácil de sostener.
2. Alteración del sistema de recompensa
El cerebro puede comenzar a asociar el acto de mentir con una recompensa, especialmente cuando genera beneficios personales. Se activa el núcleo accumbens, una zona implicada en el placer y la motivación. Esta asociación refuerza el comportamiento deshonesto del mismo modo que una adicción, como lo muestran estudios de neuroimagen funcional.
3.Generación de una “doble realidad” mental
El cerebro puede comenzar a construir una versión alternativa de los hechos que convive con la verdad en la mente del mentiroso. Este fenómeno es posible gracias a la plasticidad cerebral y al sistema de memoria reconstructiva. La persona puede llegar a creer parcialmente sus propias mentiras, lo que se conoce como “autoengaño” o “confabulación”. Estudios en psicología cognitiva muestran que cuando una historia falsa se repite muchas veces, el cerebro puede reforzar sus redes neuronales como si fuese un recuerdo real.
4.Generación de una “doble realidad” mental
Al mentir repetidamente, el cerebro puede comenzar a construir una versión alternativa de los hechos que convive con la verdad en la mente del mentiroso. Este fenómeno es posible gracias a la plasticidad cerebral y al sistema de memoria reconstructiva. La persona puede llegar a creer parcialmente sus propias mentiras, lo que se conoce como “autoengaño” o “confabulación”.
5.Mentir regularmente puede reducir la capacidad del cerebro para ponerse en el lugar del otro. Estudios con resonancia magnética funcional muestran que se reduce la actividad en regiones como el giro temporal superior, vinculadas con la teoría de la mente. Esta falta de conexión emocional favorece la manipulación y el egocentrismo.