20/09/2025
✨ Hoy te comparto la historia detrás de MediArte…
Sin darme cuenta, viví varios años de mi vida adulta sobreviviendo… haciendo lo que se supone: cumpliendo con los roles y expectativas de ser mujer, mamá, “exitosa”, mantener una vida equilibrada y saludable, y todos esos mandatos externos que poco tenían que ver con mi verdad.
Durante ese tiempo, todo parecía normal. Me acostumbré a vivir con el estrés como parte de lo cotidiano. Incluso llegué a creer que eso me hacía más exitosa: exigirme hasta el cansancio, no permitirme fallar, ignorar mis propias necesidades con tal de cumplir.
En el 2022, algo dentro de mí comenzó a cuestionarse más de lo habitual. Sentía impotencia al ver cómo, a mi percepción, la sociedad colapsaba entre el egoísmo, el consumismo, la desconexión humana, la envidia, la hipocresía, la corrupción, el abuso de poder y la falta de empatía. Todo se movía tan acelerado que parecía prestarse más atención a una pantalla que a lo verdaderamente vivo a nuestro alrededor.
Nació en mí la urgencia de provocar un cambio, esa visión ambiciosa —e ingenua— de querer cambiar el mundo. Pero ese deseo me llevó a una tristeza más profunda. Me sentía incapaz de cumplir mis roles y, al mismo tiempo, transformar una sociedad entera. La salida fue la resignación: quedarme de brazos cruzados mientras lo que me dolía parecía invisible para la mayoría. Esto me llevó a rozar la depresión, y lo único que me sostuvo fue ser mamá. Mis hijas me recordaban que ellas me necesitan, y comprendí que, a través de su crianza, dejo sembrado un pequeño cambio.
Buscando claridad y apoyo, fui al psicólogo. No trabajamos para cambiar el mundo, pero si en los cambios que puedo lograr para cambiar mi mundo, enfocarme en lo que puedo controlar. Aún así la frustración seguía latente estando en un mundo dormido e inconsciente. Decidí dar un paso: alejarme de las noticias, la política, y hasta de algunas personas. Elegí el aislamiento.
Al cerrar el 2022, mi resolución de año nuevo para el 2023 fue simple: “Quiero ser una mejor persona”. Desde lo más pequeño: respetar las señales de tránsito, regalar sonrisas, ayudar a quien lo necesitara, hasta procesos internos mucho más profundos que requerían tiempo y transformación.
Lo que no sabía entonces es que el cambio real vendría de la mano de una herida profunda. La tarde del domingo 29 de enero de 2023 falleció mi papá. No llegué a tiempo para verlo consciente, solo alcancé a encontrarlo en pleno dolor y convulsión. Y con eso llegó la culpa.
Dos semanas después, atravesando un mar de emociones, comenzó a escribirse la historia de MediArte. Desde el duelo.
Siempre pensé que estaba preparada para ese momento, pero lo pensaba desde la ignorancia. Fue entonces cuando el arte regresó a mí. Una casualidad —o causalidad— que marcó un antes y un después. La pausa creativa se convirtió en bálsamo para mi dolor, y al mismo tiempo en el inicio de un despertar de consciencia. Aprendí a mirarme con más compasión, a vivir en mayor armonía, y a aceptar que el mundo es como es… y está bien. No necesito cambiarlo. Lo que sí puedo transformar es mi mundo, mi energía, lo que yo entrego a los demás.
Y es así como nace MediArte, poniendo al servicio de otros las herramientas que me acompañaron en el momento más difícil: el arte como camino de sanación, silencio y conexión. Para quienes como yo, se han sentido con necesidad de cambio, encuentren su esencia en el silencio, la pausa y en la creatividad. Porque las respuestas siempre están dentro de nosotros, en la consciencia colectiva, en el despertar espiritual que trasciende cualquier dogma.
El nombre MediArte surge de “mediar”: ser puente y mediadora, a través del arte y la creatividad, para que cada ser humano pueda escuchar la voz de su propia alma, a través del Arte Meditativo que va más allá de solo pintar.
👉 ¿Y tú? ¿Qué cambio quieres ver en ti que aporte a la sociedad?