28/07/2025
LA BANDERA QUE DIVIDE
La bandera de Puerto Rico ondea con orgullo sobre edificios públicos y actos solemnes, pero dentro de su diseño aparentemente sencillo se esconde un debate que ha cruzado décadas: ¿qué tono de azul representa verdaderamente al país? Aunque su origen en 1895 dejó claro que el triángulo debía ser azul celeste, evocando el espíritu independentista que también inspiró la bandera del Grito de Lares, la ambigüedad legal que siguió la oficialización en 1952 abrió las puertas a una pluralidad cromática que hoy refleja posturas ideológicas divergentes.
Con la llegada del Estado Libre Asociado, se reconoció formalmente la bandera, pero se omitió definir el matiz del azul. Así, el símbolo patrio quedó sujeto a interpretaciones: el azul oscuro comenzó a utilizarse, alineándose con la estética de la bandera estadounidense y, por extensión, con el movimiento estadista. Décadas después, surgió el azul medio como tono pragmático del gobierno, pero tampoco logró consenso. Quienes defienden la independencia mantienen viva la versión con azul celeste, como gesto de fidelidad histórica.
La publicación del Reglamento Núm. 5282 en 1995, aunque formaliza el uso correcto de la bandera en el espacio público, tampoco incluye imágenes ni define con precisión el color azul. Este silencio cromático ha permitido que cada facción política adopte una variante del azul como insignia. Así, una diferencia en pigmento se convirtió en un reflejo de convicciones: en escuelas, protestas y oficinas de gobierno, el azul que ondea puede hablar más fuerte que cualquier discurso partidista.
En ese contexto, el triángulo azul deja de ser un detalle técnico. Se convierte en un prisma desde el cual se observa la complejidad del país: una patria sin soberanía plena, dividida en sus aspiraciones de futuro y rica en matices históricos. Quizás no sea el tono lo que urge definir, sino el valor de la conversación que lo rodea. Porque mientras no se reconozca que una bandera puede unir y al mismo tiempo dividir, el azul seguirá siendo tanto símbolo como campo de batalla.
Melvin Meléndez Ríos, MD. JD.