Consejo Municipal de Personas con Discapacidad Saltos del Guaira

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TE PRESTO MIS ZAPATOSA ver si después de usarlos un rato…Se te quitan las ganas de opinar.Porque es impresionante cómo q...
26/06/2025

TE PRESTO MIS ZAPATOS
A ver si después de usarlos un rato…
Se te quitan las ganas de opinar.

Porque es impresionante cómo quienes no conocen mi historia, ni a mi hijo, ni un solo minuto de mi día…
Siempre tienen algo que decir.
Y claro, desde afuera todo se ve muy fácil.
Desde afuera es muy cómodo juzgar, criticar, y soltar “consejitos” como si fueran verdades absolutas.

Te los presto.
Para que sepas lo que es salir con miedo a la calle, lo que es lidiar con miradas, con susurros, con gente que se cree experta en crianza ajena.
Para que vivas lo que es dudar de ti misma cada noche, mientras otros opinan como si supieran lo que hacen.

¿Sabes qué?
Te presto mis zapatos…
Pero la verdad no creo que te vayan a quedar, esos de superioridad moral te calzan muy bien.
Mi Corazón es Azúl 💙

Municipalidad de Saltos del Guairá Centro De Rehabilitación Integral Municipal de las Personas Con Discapacidad SdG



13/06/2025
🧠 EL VOCABULARIO DE LA POBREZA(Lee esto con atención… puede cambiar la forma en que te hablas a ti mismo)Una mujer dejó ...
10/06/2025

🧠 EL VOCABULARIO DE LA POBREZA
(Lee esto con atención… puede cambiar la forma en que te hablas a ti mismo)

Una mujer dejó unos billetes sobre la mesa. Su hijo, de apenas 7 años, los tomó con curiosidad. Y ella, sin pensarlo, dijo lo mismo de siempre: —¡Deja eso ahí! Esa plata es para pagar…

Así, sin saberlo, estaba lanzando un decreto. Una orden silenciosa a su mente:
“El dinero es para pagar.” No para crecer. No para invertir. No para disfrutar. Solo… para pagar.

Y su vida económica, curiosamente, se convirtió en eso:
un ciclo eterno de pagos, deudas y urgencias.

Porque las palabras no son solo sonidos…
Son programaciones mentales.
Son semillas.
Y si repites muchas veces “la plata es para pagar”…
tu mente hará lo necesario para que siempre tengas algo que pagar.

⚠️ Palabras comunes que sabotean tu vida:

🔹 “Poco a poco”
Suena inofensivo, ¿no?
Pero “poco” significa escaso.
Y el subconsciente lo graba así: escasez.
Mejor di “paso a paso”.
Es igual de realista, pero más poderoso. Construye. Eleva.

🔹 “Necesito”
Necesitar es carecer. Es enfocarse en lo que no tienes.
Cambia por “quiero”. Porque el que quiere, actúa.
Y el que actúa… transforma.

🔹 “Voy a tratar”
Eso es dejar una puerta abierta al fracaso.
“Tratar” no es decidir.
Decide. Di: “Lo haré”.
O sé honesto y di: “No lo haré.”
Pero no vivas a medias.

🔹 “Vale la pena”
¿De verdad quieres que algo “valga la tristeza”?
Di mejor: “Vale el esfuerzo.”
“Vale la alegría.”
Porque eso es lo que debería costarte crecer: ALEGRÍA, no pena.

🎯 Las palabras son imágenes habladas.
Y las imágenes mentales crean emociones, acciones… ¡y resultados!

Dices “avión”, y ves un avión.
Dices “manzana”, y ves una manzana.
Ahora piensa: ¿qué ves cuando repites todos los días:
“No se puede”
“No tengo”
“Está difícil”
“Vamos a ver si se puede”
“Ojalá”
“Dios quiera”

🚨 Ese es el verdadero lenguaje de la pobreza.
Pobreza mental. Pobreza emocional. Pobreza de acción.

Las Escrituras ya lo decían:

“La vida y la muerte están en poder de la lengua… y el que la ama, comerá de sus frutos.”
(Proverbios 18:21)

No es magia.
Es mentalidad.

Habla diferente.
Declara diferente.
Y tu vida empezará a responder diferente.

Porque como también se dijo alguna vez:
💬 “De la abundancia del corazón… habla la boca.”

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Cada silla tiene una historia, una carga que no siempre se ve. Algunos niños llegan con el corazón roto, con hambre, con...
21/05/2025

Cada silla tiene una historia, una carga que no siempre se ve. Algunos niños llegan con el corazón roto, con hambre, con miedos o con responsabilidades que no deberían cargar a su edad. Es fácil perder de vista esto entre el ruido del día a día, pero es un recordatorio de lo importante que es actuar siempre con empatía, paciencia y amor. Un gesto amable, una palabra de aliento o simplemente escuchar puede marcar una diferencia que no imaginas. Muchas veces, detrás de una mala conducta, un silencio o una mirada perdida, hay un grito de ayuda. Cada uno de nosotros tiene la oportunidad de ser ese rayito de luz que alguien necesita en su día. No sabemos las batallas que otros están enfrentando, pero sí sabemos que el respeto y la amabilidad nunca sobran. A veces, un pequeño acto de bondad puede ser justo lo que alguien necesita para sentirse visto, valorado y comprendido. Nunca subestimes el poder que tienes para cambiarle el día, e incluso la vida, a alguien.

Autor: Javier Rojas Giménez

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 Queremos una ciudad sin barreras, donde todas las personas puedan circular libremente.Estacionar mal, tapar rampas o bl...
15/05/2025


Queremos una ciudad sin barreras, donde todas las personas puedan circular libremente.
Estacionar mal, tapar rampas o bloquear accesos afecta directamente a quienes tienen movilidad reducida o usan silla de ruedas.
La accesibilidad es un derecho.
Respetá.
Concientizá. Sumate.

Un día, una serpiente se metió en la acogedora madriguera de unos conejos. Los conejitos se arrinconaron asustados: jamá...
02/05/2025

Un día, una serpiente se metió en la acogedora madriguera de unos conejos. Los conejitos se arrinconaron asustados: jamás habían tenido una visita así en su casa. Pero la serpiente susurró con una voz suave:

— No me tengan miedo... Me siento muy sola. No tengo amigos y de verdad deseo un poco de calor. En mí hay una sabiduría de siglos que quiero compartir.

Los conejos se miraron entre sí, dudando, pero decidieron darle una oportunidad. Escucharon sus cuentos, sus leyendas, su susurro hipnotizante. Hablaba como una filósofa... Y luego, de repente, mordió a uno de ellos… y desapareció.

A la noche siguiente, volvió a aparecer.

— No me echen —suplicó—. Ustedes saben que soy serpiente. Me cuesta no morder. Pero lo intento. Los amigos se aceptan con sus defectos, ¿no?

Los conejos dudaron otra vez, pero volvieron a confiar. Otra vez conversaciones, historias, ternura… y otra vez… mordió.

Al tercer día, la entrada de la madriguera ya estaba cerrada con una piedra. La serpiente se enroscaba alrededor, silbaba, pedía perdón, susurraba promesas de cambiar, rogaba por una última oportunidad. Pero nadie salió.

— ¡En este mundo no queda lugar para los que piensan profundo! —bufó con amargura antes de desaparecer en la oscuridad.

Porque a veces, las criaturas venenosas se escudan en la elocuencia, se disfrazan de sabias y profundas, solo para volver a herir… una y otra vez.

No lo olvides: si alguien te hiere una y otra vez —aunque se muestre sincero, aunque cite frases profundas y hermosas— no lo dejes entrar más a tu corazón. Incluso si creés que ser bueno es aguantar.

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— ¿Otra vez arroz con huevo, mamá? ¡No aguanto más esta miseria! — gritó con rabia.La madre se sobresaltó con el grito. ...
18/04/2025

— ¿Otra vez arroz con huevo, mamá? ¡No aguanto más esta miseria! — gritó con rabia.

La madre se sobresaltó con el grito. La cuchara se le cayó de las manos temblorosas, bajó la cabeza, intentando esconder la vergüenza.

— Es lo único que tenemos, hijo… — susurró casi sin voz.

El muchacho lanzó el plato con fuerza sobre la mesa. El arroz se esparció por el suelo.
Algunos granos se pegaron al rostro de la madre.

— ¡Pues cómetelo tú sola, esta porquería! — gritó él, dándole la espalda.

Ella no dijo nada. Solo se agachó, temblorosa, y comenzó a recoger los granos del suelo con los dedos. Como quien intenta salvar lo poco que queda… de comida y de dignidad.

Luego fue a su habitación.
Se arrodilló, como hacía todas las noches, al lado de la cama.
Y oró. Por él.

Pero el hijo ya no sentía amor. Ya no veía valor en ella.

Días después, se levantó y anunció:

— Me voy. Estoy harto de esta vida miserable. Me voy a la gran ciudad. Quiero algo mejor.

Ella no le suplicó que se quedara. No lloró.
Pero, con el corazón roto, le tomó la mano con fuerza y dijo:

— Prométeme que contestarás mis llamadas. Por favor, hijo... por favor.

Ella suplicaba.

Él puso los ojos en blanco.

Entonces ella añadió, con voz débil:

— Ya estoy cansada… siento que mi tiempo se acaba. El día que deje de llamarte… es porque ya me fui.

Él soltó su mano y se fue.
Ni siquiera se despidió bien.

La gran ciudad no era como él imaginaba.
Trabajó donde pudo: cargando cajas, vigilando una discoteca, mezclando cemento en obras.
La comida era escasa. El dinero, aún menos. Pero todos los días, el celular sonaba.

Era su madre.

— Hola, hijo… ¿Estás bien?

— Estoy ocupado, mamá. Chao.

Y colgaba, molesto, con prisa.

Hasta que un día, el teléfono no sonó.

Y el silencio... gritó.

Miró el aparato todo el día.
Llegó la noche. Y pensó para sí:

"Se murió."

No lloró.
No intentó devolver la llamada.
Ni siquiera hizo el esfuerzo de ir al entierro. Ni dinero tenía. Y aunque lo tuviera… no habría ido.

Pasaron los días. Y él lo sabía: su madre ya no estaba viva.

Meses después, agotado de tanta miseria, aceptó una propuesta:

— Es dinero fácil. Solo tienes que manejar — dijo un conocido.

Era un coche lleno de droga. Lo sabía.
Pero aceptó. Quería subir en la vida… rápido.

Aquella noche, se subió al coche, acomodó el asiento, puso las manos en el volante…

Y el celular vibró.

Número desconocido.

Atendió.

— Hijo… por favor, no vayas. No hagas ese viaje.
Regresa. Abandona esa idea. Ahora.

La voz… era de ella.

El corazón le dio un vuelco.

— ¿¡Mamá!? ¿Estás viva?

— Por favor, hijo. Escúchame. Vuelve a casa.
Y… cuídate.

Y colgó.

En su cara.

Trató de devolver la llamada.
Pero la grabación fue fría:

"Número inexistente."

Salió del coche, sudando. El pecho apretado.
Vendió lo poco que tenía. Algunas ropas. Un par de zapatillas.
Hizo una venta en la calle y juntó lo suficiente para volver.

Cuando llegó, la calle estaba más silenciosa de lo habitual.
Los vecinos lo miraban con pena.

— Tu madre falleció hace un mes…

Se dejó caer en la acera, sin fuerzas.

— No puede ser… ¡Ella me llamó ayer! ¡Ella habló conmigo!

— Imposible. Ella partió hace tiempo, hijo.

Entró en la casa.
En la sala, el aroma seguía siendo de ella.
En el cuarto, el silencio dolía.

Al lado de la cama, marcas de rodillas en el suelo.
Ella se arrodillaba ahí todos los días… para orar por él.

En un rincón, una lista de oración.
Su nombre estaba en la cima, marcado día tras día.
Desde que se fue… hasta el último día antes de su muerte.

Él se arrodilló ahí.
Las manos temblaban.
Las lágrimas caían sin control.

Corrió a la cocina, se lavó el rostro en el fregadero… y lo vio.

Sobre la mesa, una hoja doblada.
No era una carta. Era una oración.

Escrita con su letra:

“Señor, siento que estoy al borde de la muerte.
Y si muero, ya no podré orar por mi hijo.
Entonces… te lo entrego en tus manos.
Si algún día está en peligro, por favor, avísale.
Llámalo a este número.”
Y ahí estaba. Su número.

En ese instante, el celular vibró.

Notificación de noticia:

"Coche acribillado a balazos. Conductor mu**to. Carga desaparecida."

La imagen… era del coche que él debía conducir esa noche.

Cayó de rodillas.
Y comprendió.

La llamada… vino del cielo.

Dios usó la última oración de una madre para salvar a un hijo ingrato.

✨ Moraleja
Hay amores que llaman todos los días…
Y nosotros… ignoramos.

Pero cuando ese amor se silencia,
el mundo se vuelve más frío. Más duro. Más solo.

Si aún recibes esa llamada, contéstala.
Antes de que nunca más suene.

Credit@s al aut@r

Una rana dio un salto y cayó en un charco tibio entre las piedras.Estaba cansada y solo quería flotar un rato.—Esto es j...
09/04/2025

Una rana dio un salto y cayó en un charco tibio entre las piedras.
Estaba cansada y solo quería flotar un rato.
—Esto es justo lo que necesitaba —pensó.
Se acomodó, cerró los ojos… y empezó a disfrutar.

Pasaron unos minutos.
El agua empezó a calentarse.
Abrió un ojo.
—¿Está más caliente…? No… debe ser mi imaginación.

Se estiró, se relajó… pero el calor no paraba.
Le ardían las patas.
Quiso salir, pero dudó.
—Tal vez baja… quizás aguanto un poco más.

Lo que no sabía es que una corriente termal llegaba al charco.
Cada minuto, el agua subía un grado.
Y no iba a detenerse.

Cuando por fin quiso saltar, ya no pudo.
No tenía fuerzas.
Su cuerpo estaba agotado.
Murió.
No por el calor…
sino por quedarse demasiado tiempo en un lugar que la estaba destruyendo.

Hoy muchas personas viven lo mismo.
Se quedan donde ya no hay vida.
Relaciones que duelen.
Trabajos que los marchitan.
Ambientes que los apagan.

No porque no puedan salir…
sino porque se acostumbraron al “calor” que lentamente los destruye.

Aprendieron a llamarle normal al desgaste.
A justificar el cansancio, la tristeza, la falta de amor.
A decir “estoy bien” cuando por dentro se están apagando.

No esperes a no tener fuerzas.
No normalices lo que te duele solo porque no te duele “tanto”.

El agua se calienta en silencio.
Y cuando hierva… ya no vas a poder salir.
Y sí, el conflicto que hoy evitas por miedo…
mañana puede ser lo que te destruya por completo.

Créditos de frases

03/04/2025

El lenguaje importa: Hablemos con respeto

En nuestro Centro De Rehabilitación Integral Municipal de las Personas Con Discapacidad SdG, promovemos el uso de un lenguaje inclusivo y respetuoso. La forma correcta de referirse a alguien es "persona con discapacidad", poniendo siempre a la persona antes que la condición.

Evitemos términos como discapacitado, inválido o minusválido, ya que reducen a la persona a su condición.
Todos tenemos derechos, capacidades y aportes valiosos a la sociedad.

El respeto empieza con las palabras. ¡Sumate a una comunicación más inclusiva!

Consejo Municipal de Personas con Discapacidad Saltos del Guaira Seguidores Héctor Morán Nelson Martinez Gobernador 2023 Zully Torales Gloria Moran Nelson Martinez

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