01/09/2025
¿Quién es Dios?
Quizás la pregunta más correcta sería quiénes son ustedes, pues Dios vive a través de todas y cada una de sus criaturas de su universo mental.
Imaginen una gran LUZ, un enorme campo de energía autoconsciente. Eso es Dios.
Esa luz existe en el interior de toda criatura viva. Es lo que ustedes llaman el espíritu (aliento) de Dios, el cual insufla la vida a las formas corpóreas, da igual si éstas pertenecen al reino animal o a la especie hombre.
Si tuvieran la visión psíquica (tercer ojo) activa, eso sería lo que verían en el interior de toda forma de vida: esa magnífica e inigualable luz.
¿Cómo distinguir una de otra? No pueden, porque todos somos uno: esa única luz.
Al ser energía autoconsciente, la luz (Dios) necesita albergarse en un cerebro para poder experimentar la vida en todas sus formas y manifestaciones. Estos cuerpos más o menos sutiles (densos o etéreos), como los suyos o los nuestros, son creados imaginativamente en su mente. Ustedes lo llaman manifestación: precipitación de la energía (pensamiento), el cual es un proceso mental, como el que ustedes experimentan al soñar, en donde su luz (consciencia) puebla todo el espacio onírico (imaginativo) sembrándolo de vida en todas sus formas y manifestaciones, una de las cuales son ustedes en el sueño que, a pesar de ser pensamiento etéreo e intangible, resulta en una realidad completamente física y material. Tal es el poder manifestador de la mente.
Ustedes heredaron ese poder del creador, porque fueron hechos a su imagen y semejanza. Quiere decir que su LUZ (consciencia) vive en ustedes, a través de ustedes y siendo ustedes y, nunca pueden, ni podrán, distinguir una luz de otra, porque ella copa todo su espacio imaginativo o mental (el universo) manifestándose a través de cada expresión de VIDA que encuentren en él.
Por eso resulta algo tan valioso y preciado, porque cada forma de vida lleva impresa la LUZ del creador en su interior.
Cuando ustedes ingieren o se alimentan de otros animales, matándolos para hacerlo, y teniendo otras opciones a su alcance (el reino vegetal, sus frutos y semillas), están atentando contra el atributo más sagrado que el creador les brindó: la vida y, al hacerlo, están extinguiendo su propia LUZ, impidiendo que ésta se siga manifestando y desarrollando en otras formas para cumplir su objetivo.
Al hacerlo, generan un efecto negativo que regresará a ustedes en algún momento de su existencia. Ustedes lo llaman karma.
Para evitar estos efectos nocivos de sus propias acciones inconscientes, nosotros recomendamos seguir una alimentación a base de vegetales (frutas, verduras, semillas, granos, tubérculos, raíces...) que no sólo contienen la luz almacenada en sus células fruto del proceso de fotosíntesis, otorgándoles así una mayor claridad y agilidad mental, sino también evitando el sufrimiento y maltrato de otras criaturas vivas que son expresiones o formas de manifestación del propio CREADOR.
A diferencia del reino animal, el reino vegetal no tiene un cerebro en el que la luz (consciencia) del creador pueda alojarse. Los vegetales están vivos, pero no tienen la presencia de Dios en su interior. Ellos fueron colocados en su realidad para permitir el desarrollo de la vida, proporcionando oxígeno y alimento a éstas.
Originalmente, cuando ustedes vivían en el EDÉN, su alimentación era exclusivamente vegetal por este motivo, al igual que la del resto de animales. No se mataban entre ustedes, ni por diversión o disfrute, ni para servir de alimento los unos a los otros. Se respetaban y reinaba el amor entre las criaturas vivas de esa realidad.
Después llegó la "caída", la pérdida del "cielo" (paraíso) y el comienzo de la distorsión del pensamiento (energía), que derivó en donde ustedes se encuentran ahora, en un mundo donde se aniquila sistemáticamente la luz, viviendo, en consecuencia, a oscuras.
Como ya habrán podido intuir, esa LUZ del creador que vive en ustedes y que los iguala a todos, sin diferencia de credos, estatus, razas, jerarquías o religiones, es: el alma.
En tanto ustedes no puedan percibirla en ustedes y en otras criaturas vivas, mirando en sus ojos y viéndose a ustedes mismos, seguirán caminando a ciegas, sumergidos en la oscuridad de un mundo de tinieblas, ignorancia y confusión, en el que no existe la luz ni el amor en sus corazones, ni tampoco, por tanto, fuera de él.
Por eso, nosotros llamamos a La Tierra una realidad oscura, un mundo sin luz. Muchos de nosotros hemos viajado hasta ahí para ser: luz en las sombras.