Terapeuta de Flores de Bach y Reiki

Terapeuta de Flores de Bach y Reiki Reiki
Flores de Bach
Masajes con piedras calientes
Masaje Breuss
Terapeuta egresada de Centro Gestá

12/08/2022

¿...Y QUE TAL SI ME PERDONO?
Me perdono por dejarme en último lugar infinidad de veces,
me perdono por hacerme pedazos para completar a otros,
me perdono por no tener tiempo para mí,
me perdono por no hacerme caso y tropezar con el mismo obstáculo una y mil veces,
me perdono por poner mi salud como un pendiente y no como una prioridad,
me perdono por haber hablado de más,
me perdono por haberme callado,
me perdono por confundir resignación con tolerancia,
me perdono en no gastar en mí lo que sin reparo gasto en alguien más que a veces no lo merece,
me perdono por mentirme,
me perdono por no verme al espejo más seguido,
me perdono por no ser más amable conmigo misma,
me perdono por no tenerme paciencia ni tener constancia,
me perdono por ser tan ruda cuando se trata de mí,
me perdono no encajar en un molde,
me perdono por no permitirme muchas cosas,
me perdono por no disfrutar de otras tantas,
me perdono por no valorar los momentos que valen la pena y darme cuenta muy tarde.
Debemos hacer frente común contra el mundo, el no está en nuestra contra, simplemente es el mundo y la gente es la gente, con lo bueno y con lo malo que son siempre, a veces solo estamos parados en el camino equivocado, con alguien que viene a todo pulmón y nos arrasa sin miramientos...
Perdónate, comienza una nueva vida contigo mism@.🌻🙏🌻

20/06/2022

Uno de los síntomas menos entendidos de la dependencia emocional es la falta de barreras emocionales con nuestros vínculos más íntimos.

Como literales esponjas, aquellos que nos relacionamos desde la dependencia emocional, nos caracterizamos por una aguda capacidad de sentir las emociones de los otros como si fueran nuestras.

Muchas veces este síntoma se confunde con empatía, y creemos que nuestra falta de límites, nuestra incapacidad de decir “no”, especialmente a alguien con quien mantenemos un vínculo no sano, se debe a que somos demasiado empáticos.

Esta etiqueta es debatible, ya que la empatía, que es la capacidad de ponernos en el lugar del otro, pudiendo así comprender su marco de referencia cognitivo y emocional, no implica el auto-traicionarnos ni perdernos en el estado emocional ajeno.

Lo que es más probable, es que esa hipersensibilidad emocional se deba a un sistema nervioso desregulado producto de experiencias adversas, especialmente en la infancia, cuando aprendimos que nuestra supervivencia dependía de que tuviéramos el foco fijo en el afuera, para evitar ser lastimados.

En algún momento, nuestro fuerte sistema de protección interno nos convenció que si estábamos un paso adelante de aquello que percibíamos como peligroso, un grito, un conflicto, una dura crítica, un potencial abandono o un doloroso rechazo, estaríamos a salvo.

Por eso hoy, ante un estado emocional que nos recuerda a aquello que nos hizo sentir amenazados, las alarmas internas se disparan y no podemos más que sobre-focalizarnos en el otro y absorber la valiosa información emocional que, en algún momento, nos ahorró, quizá, una pizca de dolor.

Hundidos bajo el peso de éstas emociones y con el sistema cerebral límbico en modo supervivencia no podemos hacer otra cosa que eso, sobrevivir.

Es entonces, que nuestra región pre-frontal, aquella destinada a analizar y encontrar soluciones, se paraliza ante la urgente tarea de mantenernos a salvo, afectando nuestra capacidad de tomar decisiones beneficiosas y ver oportunidades más allá de lo inmediato.

Como niños asustados, obramos desde la reacción profundamente humana de evasión a la amenaza física o emocional (la no pertenencia y el abandono duelen tanto o más que los golpes).

Allí es cuando, sin quererlo, nos sobre-adaptamos, excusamos, damos interminables oportunidades a quien no las merece, nos mutilamos, nos abandonamos, nos traicionamos una y mil veces con tal de deshacernos del miedo y la posibilidad de experimentar nuevamente el insoportable dolor.

Regresionamos a un estado de indefensión y falta de recursos que refleja la edad en la que nuestro sistema nervioso quedó afectado, cuerpos de adultos con reacciones de niños, incapaces de reconocer nuestro poder para modificar, ciegos a las inmensas capacidades del adulto que somos hoy.

¿Qué hago para solucionar esto? Se preguntarán.

Como todo en este camino, no hay respuestas simples, fáciles o rápidas.

Un sistema nervioso hipervigilante y las cicatrices emocionales del pasado no desaparecen de la noche a la mañana.

Nuestro trabajo, en principio, es traer consciencia compasiva a nuestra forma de relacionarnos, a nuestras reacciones, a la forma en la que el inteligente animal que es nuestro cuerpo responde a ciertas situaciones o personas.

Luego, es cuestión de escucharnos, de sentir y darle espacio a lo que emocionalmente surge, de procesarlo, de de brindarnos calma y seguridad mediante técnicas de gestión emocional y trabajo somático como la respiración consciente, el tacto calmante y compasivo, el mindfulness, entre otras.

Con el tiempo, lograremos reemplazar la reacción automática, poniendo una pausa entre estímulo y respuesta pudiendo así, diferenciarnos del estado emocional del otro, respondiendo a nuestras propias necesidades y convirtiéndonos en nuestro propio refugio seguro y conectado desde el amor y no ya desde el miedo al dolor.

Autor: Jo Garner

16/06/2022

Dejé de insistir donde no había lo que buscaba.
Dejé de pedir con las manos cerradas.
Dejé de esperar en sillas ocupadas.
Dejé de intentar en un cuerpo ajeno.
Deje de poner mis expectativas en personas ocupadas.
Dejé de pretender que el otro entendiera.
Dejé de poner los ojos y la esperanza en corazones que no querían latir al lado mío.
Y entonces, magia!
Magia!!!
Volví a mi, como único destino posible.
Volví a mi, como único camino disponible.
Volví a mi, como el único reencuentro pendiente.
Volví a mi y pude verme las costillas, los dolores y mi alma deshidratada, pidiendo agua.
Y me recibí. Me acaricié. Me perdoné. Me recosté sobre mi hombro. Me nombré con mi propia voz. Y me encontré. Distinta pero intacta. Me tuve otra vez. Me tengo otra vez.
Y entonces, magia!
Tengo las llaves de las puertas que quiero abrir.
Acá, adentro.
Afuera solo están las cerraduras.
Pero yo decido dónde y de mí depende cómo.
Yo decido dónde.
Yo elijo cómo…..
Yo elijo con quien ….
Yo decido que quiero …..
Yo decido que merezco …. y que quiero !
Y la magia vino a mi, por que nunca se fue, por que siempre habitó en mi, pero no me permitía verla, por rechazarme , y así bajé a mis sombras y resucité, me abracé, me acepté y seguí viva. 💜

Web

Lilly ❣️

15/06/2022
28/05/2022

Tantas veces quise encajar dónde no cabía.

Como una contorsionista profesional, me he adaptado, acomodado y hasta mutilado para pertenecer.

Con una agilidad propia del más consagrado atleta, he evaluado el espacio y he podido entrar, con precisión y rapidez, en cualquier molde requerido, no importa cuán incómodo, sofocante o pequeño.

En mi desbocada carrera por “ganar” el amor y la pertenencia, he querido ser, a la fuerza, aquello que no era y convertirme en una imagen aceptable para los estándares ajenos.

Negando y ocultando mis emociones y deseos.

Dejando de lado mis necesidades y poniendo a otros siempre primero.

Aceptando lo inaceptable, haciendo la vista gorda a un sin fin de alarmas que, en retrospectiva, nunca debí haber dejado pasar o fingir que no estaban sucediendo.

Me empequeñecí, me lastimé, me apagué, me perdí lentamente, hasta no poder reconocer mi propia cara en el espejo.

Hasta que pude ver, tras una danza larga y devastadora con el dolor, que allí donde no puedo ser yo, no debo detenerme.

Si ser amada y pertenecer depende de mi capacidad de volverme pequeña, entonces no lo quiero.

Yo, y todas mis partes, merecemos ser aceptadas, amadas y reconocidas primero por mí y luego por aquellos espacios físicos o emocionales que frecuento.

Quedarme y olvidarme de mí es una forma de auto abandono que perpetúa mi propio desamor y sufrimiento.

Hoy elijo expandirme, caminar erguida, brillar con mi propia luz, mostrar mis colores al mundo más allá de su respuesta, porque ser auténticamente YO, es la única forma de vivir que realmente quiero y deseo.

Ya no más empequeñecerme, ya no más querer encajar a fuerza de disfraces, malabares e ingenio, la única pertenencia que busco es con aquellos que me ven como soy, con mis luces y mis sombras, y me reciben, aun así, con los brazos abiertos.

Autor: Jo Garner

19/02/2022

Entendí que no tengo que terminar
mis quehaceres en un solo día.
Que la vida va pasando
y absolutamente nada la detiene.
Que todo se puede acabar
en un abrir y cerrar de ojos.

Entendí que lo material
nunca ha sido importante.
Lo más importante es el tiempo
que nos queda por delante.
Que si no estoy en el trabajo,
me sustituyen.
Pero mi salud emocional
es irremplazable.

Entendí que no tengo por qué
ajorarme al dar una caminata
y ver el paisaje.
Que no me gustan
los apuros en mi vida.

Entendí que la comida
puede llenar el vacío
del estómago,
pero no el del alma.

Que tengo derecho a disfrutar
cada segundo lo que tengo.
Que el dinero puede comprar viajes,
pero no tiempo.

Que cuando necesito espacio, lo tomo.
Que cuando quiero gritar, grito.
Que cuando quiero quedarme en la cama, lo hago.
Que cuando quiero bailar, bailo.
Y cuando quiero llorar, lloro.

Aprendí a escucharme detenidamente,
y a darle prioridad a mis necesidades.
Desde que lo hago,
ya mi café no sabe a prisa.
Autor : Glory Miranda

Dirección

Montevideo

Horario de Apertura

Lunes 09:00 - 17:00
Martes 09:00 - 17:00
Miércoles 09:00 - 17:00
Jueves 09:00 - 17:00
Viernes 09:00 - 17:00
Sábado 09:00 - 17:00

Página web

Notificaciones

Sé el primero en enterarse y déjanos enviarle un correo electrónico cuando Terapeuta de Flores de Bach y Reiki publique noticias y promociones. Su dirección de correo electrónico no se utilizará para ningún otro fin, y puede darse de baja en cualquier momento.

Compartir

Share on Facebook Share on Twitter Share on LinkedIn
Share on Pinterest Share on Reddit Share via Email
Share on WhatsApp Share on Instagram Share on Telegram