22/04/2020
Carta Abierta del Alma de un Histotecnólogo.
Una Ola profunda de emociones un 22 de abril.
Día de la Histotecnología en Venezuela.
Han pasado solo 5 años desde que en aquel camino tortuoso, lleno de altos y bajos para hacerme del conocimiento, recibí en mi haber académico, una de las profesiones que para mí en su momento significó una decisión tomada junto a mis padres (A quienes amo profundamente), con lo cual ésta ya llevaba consigo suficiente peso moral y científico, por ser la visión de mi madre la más noble y real deseosa de verme surgir, y por ser la visión de mi padre, la de verme convertido en un científico, quien como él, dedicare su vida a las ciencias. Ello, sin dudas, no podía ser ignorado, y es que años más tarde en definitiva; esta decisión conjunta, marcaría el destino de mi vida para siempre...
Cuánta razón tuvieron mis viejos en la toma de esa bonita decisión.
¡Gracias papás!.
No me alcanzará la vida, para agradecerles y decirles cuanto les amo.
Y es que fue allí, tras esa decisión, que en esa mágica fortaleza Universitaria, la Universidad Arturo Michelena, ubicada en el Edo. Carabobo, Venezuela, se me abrirían las puertas a un mejor porvenir, a un mejor futuro, a través de la relación profunda y genuina que se gestaba conforme el tiempo avanzaba, con algunos docentes y por la gracia divina que guardaban todos y cada uno de sus consejos para con mi desarrollo académico.
De esta profesión de la que les hablo, no es otra que de la Histotecnología. Pues con ella viví, y estoy viviendo justo ahora, los momentos más lindos de mi vida profesional y así mismo personal. Ella, me permitió entender la capacidad que guardaba dentro de sí como ser humano para transformar mi vida, y así mismo para hacer de la rutina aparentemente repetitiva, un arte que me permitiría transformar las vidas de otras personas, desde el seno más ínfimo que conforma a todo ser humano, y que no es otro que el de su vital unidad anatomico-funcional… su célula. Que hilada de manera consecuente unas con otras entre sí, formarían lo que para nuestro lenguaje histopatológico, ha de ser el paciente representado en una porción valiosa de tejido concebido desde la biopsia, en aquellos individuos en los que su corazón aún, seguía latiendo, y concebidos también desde la autopsia. Aquella que revelaría a partir del tejido, las causas en las que una muerte sobrevino.
Así, comenzaba mi preparación, llena de mágicos cuestionamientos respecto a la biología, y a los misterios que esta guardaba consigo, y como yo podía a través de las herramientas extraordinarias que mi profesión me planteaba, dirimirlos, y buscar las mejores soluciones en función del beneficio colectivo, para intentar generar conocimiento desde el hacer, como forma de vida, bajo la premisa de salvaguardar la salud, como objetivo en esencia...
Ella, sin duda me llevo a indagar más a fondo dentro de su núcleo, dentro de su génesis misma, y reformular procesos, que me permitieran desarrollar con mayor eficiencia y eficacia determinadas tareas dentro de la ya estandarizada técnica, y que además suplieran ciertas necesidades de carácter procedimental, con lo cual me aventuré a concebir desde el revoloteo conocimiento chispeante de mi cabeza, una serie de equipos para mejorar dos áreas en particular, que sin lugar a dudas para la técnica Histológica, son de gran importancia...
Estas áreas donde ocurre gran parte de la magia referida al procesamiento histológico, se relacionaban con las áreas de microtomía, y montaje...
Siendo así de esta manera, como nació una de las concepciones de creación y desarrollo, que me llevó a concluir que todo lo que yo pensaré, podía transformarlo en realidad, si así me lo propusiera, con estudio, constancia, y convicción.
En ese sentido, 3 bonitos prototipos que complementarían los procesos en estas áreas anteriormente mencionadas;
Se gestarían...
1) El baño histológico de visión mejorada (Actualmente en proceso de patente).
2) El centro de montaje semiautomático (Actualmente en proceso de patente)
3) El contenedor doble uso para microtomía (Actualmente en proceso de patente)
3 equipos que luego de haberlos manufacturado, y aplicados en el laboratorio de mi antigua universidad, mirándoles funcionar detenidamente, siguieron despertando en mi, la más sublime curiosidad profunda por la ciencia, llevándome estos a conseguir una mención honorífica durante su presentación como proyecto de tesis.
¡Vaya satisfacción!. Mi emoción no dejaba de latir cual corazón acelerado... Y fue allí donde decidí llevarlos a otro nivel de reconocimiento, y los introduje en un proceso de patente, que hasta hoy, después de 5 años, aún sigue anclado, esperando pacientemente su certificación para contribuir con mi país, Venezuela, en la optimización de las áreas mencionadas referidas a la Histopatología através del uso de los mismos.
Es necesario hacer un paréntesis para contar, que previo a la defensa de mis equipos, ante las autoridades de la Universidad Arturo Michelena, viví otro de los momentos más cumbres desde el punto de vista de la adquisición de conocimiento como estudiante de Histotecnología; en uno de los institutos más prestigiosos del país en materia de Investigación, que no es otro que el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, pues sería allí, donde desarrollaba previo a esta defensa de proyecto de grado, mis pasantías como profesional en una hermosa montaña alejada de toda civilización, tal como debería ser cuando de centros de investigación se refiere, a través de sus espacios ubicados a 1700 mts de altura, muy verdes llenos de coloridos árboles y lomas, cual bosque encantado, pero de magia en conocimiento, lo cual me llevaría más tarde a lograr muchas satisfacciones de una significancia profunda a nivel profesional de las que más adelante les contaré un poco acerca de ellas...
Pero... retomando nuevamente para finalizar el tema de la defensa de mis equipos, ello trajo consigo la alegría posterior, de recibir tan anhelado título, que me acreditaba como licenciado, en esta carrera tan fundamental, para trabajar de manera mancomunada con la medicina, y poder salvar vidas en nuestra sociedad acechada por enfermedades tan difíciles de erradicar como el cáncer, que por tanto no se nos está permitido divinamente dar tregua en ningún momento, en la lucha contra ella como Histotecnólogos.
En ese sentido, con título en mano, ya preparado para el combate como se suele decir coloquialmente en la calle, dispuesto para mostrar todo lo que mi conocimiento me permitía resolver, tras mi paso por el IVIC, y mi buen desempeño como estudiante universitario, introduje con amplio ímpetu y convicción, mi Curriculum vitae en diversos trabajos, todos ellos en su mayoría, en la capital de mi país.
Mi búsqueda fue insatisfactoria, todas las plazas estaban ocupadas, solo un laboratorio me permitió probar por una semana, y me dijeron que no estaba a la altura para desempeñar el cargo de jefe de laboratorio de histotecnología en ese lugar, con la predisposición de entrada, que juzgaba mis estudios desde el punto de vista práctico, por haber egresado de una institución privada como la Universidad Arturo Michelena, que para ellos no tenía la talla suficiente como para ocupar su vacante disponible. Ello me puso un poco triste, pero nadie más que yo, sabía que si podía hacerme cargo de ello, así que no me rendí, e hice caso omiso a aquellas palabras, en un acto fiel de convicción, apostando a mí, tomando aquellos consejos constructivos y desechando todo aquello que pudiera sepultar mis ganas de seguir adelante, y meses más tarde, la vida misma me daría la razón...
Pues decidí, probar hacer pasantías profesionales, sin recibir sueldo alguno, apoyado por mis padres, y la familia de mi novia para entonces, de vuelta en el Instituto de Investigación del que antes les mencione (en el que había formado parte como pasante en calidad de estudiante), dispuesto a mostrar mis cualidades profesionales, y es entones cuando gracias al Dr. Carlos Sevcik, considerado una gran eminencia por sus aportes al mundo científico, soy aceptado nuevamente, en la búsqueda siempre de perfeccionar mis habilidades, y así mismo también mi conocimiento científico, esperando obtener la posibilidad de ejercer funciones como histotecnólogo en ese mágico lugar que ya antiguamente me había abierto las puertas bajo otras circunstancias.
Allí, mi perspectiva como profesional, cambió rotundamente el transcurrir de mis pasos por ese camino. Deje de mirar la Histotecnología como formato de ejercicio puramente clínico, y empecé a entender como esta tenía cabida dentro de la investigación básica, como forma de hacer conocimiento, de aplicación futura.
Vale la pena mencionar que para este momento, cuando yo culminé mis pasantías dentro del Instituto Venezolano de Investigaciones Cientificas, mi deseo mi meta, mi sueño, era poder hacer ciencia, poder investigar, entrar allí, y formar parte de algún laboratorio de investigación, en el que yo pudiera colaborar como Histotecnólogo para darle forma a las líneas de investigación propuesta por los investigadores de más alto renombre del país.
Y fue así como tras unos cuantos meses de preparación, la perseverancia y la convicción vencieron y logré entrar, y en la misma medida desarrollar un laboratorio de histopatología desde cero en el Centro de Biofísica y Bioquímica, dirigido con autonomía por mi persona, (luego de haber sido rechazado para un cargo similar en aquel lugar que les mencione antes) pero ya no en el ambito clínico, sino en el ámbito de investigación, para el cual nunca, la rutina, ha de tener cabida…
Y esto último, fue la cualidad esencial, que hasta el sol de hoy, me enamoró de la investigación científica y me ha hecho, tomar otras formas de concebir la Histotecnología como carrera.
En síntesis, estuve en mi transcurrir por el IVIC en tres laboratorios, desde que fui estudiante y cumplía pasantías como requisito para optar por mi titulación como licenciado, pasando por el centro de microbiología y biología celular, aprendiendo el maravilloso arte del procesamiento a nivel de la microscopía electrónica de la Mano del Dr. José Luís Zambrano, bajo la supervisión de Liseth Garibaldi, y Alicia Sanabria, ambas biólogas excelentes, y posteriormente, pase al servicio de microscopía de Luz ya como pasante profesional, en el que perfeccione mi técnica histológica, de la mano de quien fuere mi más grande mentor en el desarrollo del pensamiento profesional clínico y científico, el Msc. Victor Salazar, una personalidad de las ciencias, de las más extraordinarias que he conocido. Nunca aprendí de nadie más, como de él en lo que a la histotecnología se refiere. Y tiempo después, luego de haberme esforzado lo suficiente, pase a formar parte del Centro de Biofísica y Bioquímica, particularmente del Laboratorio de Fisiología Renal y Cardiovascular, bajo el cargo de Profesional Asociado a la Investigación A-1, de la mano del Dr. Hector Rodriguez, un valioso amigo y veterinario de gran talante académico, del cual aprendí mucho, en cuanto al manejo de laboratorios científicos se refiere, y; como dentro de sus principios fundamentales siempre estuvo, el desarrollo formativo de nuevos estudiantes en los ámbitos científicos, mi pensamiento que llevaba similares concepciones, se alineó muy bien, y adoptó varias de sus posturas...
Además, fue el primero en confiar en mi criterio para el manejo del procesamiento histológico, otorgándome la autonomía necesaria para dirigir la sección correspondiente a la histopatología, del laboratorio de Fisiología Renal y Cardiovascular, del cual él era el jefe. Allí, no lo podía creer. Mi vida, había dado desde que me gradué en el año 2015, hasta principios de año 2018, un giro inesperado, en el que estaba allí, cumpliendo aquel sueño, para el que como estudiante, un día trabaje por concretar...
En ese sentido, la Histotecnología, hay ido guíando mi satisfacción personal, por todas las emociones que me ha ido provocando a lo largo de mi corta vida en materia profesional, y cada una de las personas que han participado de ese proceso, sin temor a equivocarme han contribuído a moldear mi pensamiento clínico-científico, deshaciéndose de aquellos límites a los cuales mi mente nunca tuvo que estar sujeto.
Así mismo, A la par, de haber ocurrido satisfactoriamente este deseo hecho realidad, había en esos años construído un laboratorio, con toda la visión de convertir el mismo en un laboratorio de Histotecnología Académico, dedicado a la Investigación, de entre alguno de sus roles fundamentales. Pues esa escuela que el IVIC me había dejado como pasante en calidad de estudiante y luego como profesional, quería propiciarla en mi estado Carabobo, generando su acceso a mas colegas quienes como yo, estoy seguro, querrían aprender de esa otra rama que la Histotecnología, pareciera no tener muy definida.
Y así fue como nació, HistoScientifics, mi laboratorio. Quién ya tenía presencia en redes sociales desde poco tiempo después de graduarme, pues fue un proyecto que soñé hacer realidad, que tenía por objeto mostrar a través de mis experiencias científicas, que mis pares pudieran conocer más acerca de este maravilloso mundo de la Histotecnología desde otra perspectiva, y eventualmente en el futuro desarrollar un laboratorio con su nombre. Y pues fue de esa manera, como mas adelante, lo lograría.
La idea de todo este proyecto, era combinar mi cargo como profesional en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, con mi gestión como presidente en mi laboratorio particular, y formar un lazo, que permitiera trabajar de forma mancomunada, para luego escalar un proyecto formativo de mayor alcance, con la antigua universidad de la que había formado parte durante mi vida como estudiante.
Cabe acotar, que intenté formar puentes con la universidad para formar estudiantes, en materia de investigación científica y la autoridad a la que me dirigí en su momento, nunca quiso estrechar lazos de ningún tipo con este proyecto, dejando de responder mis mensajes, asumiendo desde mi perspectiva, que esta declinaba todas mis propuestas.
Acto que hasta el sol de hoy, no puedo concebir por qué razón no fue permitido, si de por medio, no había ninguna forma mercantilista de aprovechamiento para con los estudiantes. Al contrario, buscábamos cambiar la forma en la que se venía impartiendo las ramas de la investigación científica en nuestra carrera.
Pero dejando ese mal rato a un lado, todo lo anterior, para mí en definitiva, era muy emocionante, pues a mis 24 años, ya tenía bien claro lo que quería lograr y aparentemente todo estaba naciendo como desde mis sueños siempre lo había concebido, desde que me sentaba en los pupitres de las clases de biología molecular en la universidad, soñando con poder contribuir con la sociedad Venezolana, de la mano de mis aportes en el futuro.
Sin embargo, como toda curva en ascenso tiene su meseta y así mismo su paulatina caída en el tiempo, Venezuela, entraría en una de las crisis más importantes e impactantes de su historia, y se vendría a pique, provocando un licuado de los salarios en el IVIC, y en el resto de los rubros del país, generándome para que tengas una idea, una ganancia mensual no mayor a 8$. Además esa be***al debacle económica generaría la imposibilidad de adquirir insumos y reactivos en materia de histopatología, lo cual amigos y colegas que me leen, para mi empresa que estaba naciendo se dificultó adquirirlos, y por tanto mis aspiraciones se redujeron todas a su mínima expresión, generando un impacto sostenido en el tiempo, que quebraba día a día todo lo que con tanto esfuerzo me costó lograr...
Intenté sobreponerme ante esa caída, buscando la forma de asociarme con algún patólogo Venezolano, para poder surfear la ola de la debacle, pero, mi búsqueda no fue satisfactoria, los patólogos amigos a los que contacté, ya todos tenían sus laboratorios desde hacía muchos años, y claro, para que intentar aperturar otro en medio de una crisis... Si ya les era suficientemente difícil el poder seguir manteniendo el suyo propio...
Pero seguía intentándolo, así que pensé en patólogos más jóvenes, con las mismas ganas de emprendimiento que yo, que tuviesen quizás también el deseo similar futuro de formar un laboratorio de Histopatogía... Pero tampoco mi búsqueda fue satisfactoria, era muy complicado que alguien de ese rubro tuviese en Venezuela dinero disponible para invertir en mi propuesta. A pesar de que el laboratorio ya contaba con un lugar disponible en el cual funcionar, y con la mayor parte del equipamiento necesario para hacerlo.
Así que, busque otra alternativa y lo intenté hasta que la realidad me siguió golpeando ambas mejillas a la vez... Nunca me dí por vencido, y aún sigo sin hacerlo por lo cual…
Mi pareja, mi apoyo incondicional para aquel momento, ya me había planteado la opción de migrar hacia otro país en busca de mejores oportunidades, y Argentina, era el que para nosotros, nos brindaría en su momento mayores beneficios a futuro.
Ella se fue primero, y al cabo de un tiempo, luego de haber cumplido un año y 3 meses en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, el día de mi cumpleaños, 1 de abril, con todo el dolor que ello implicaba en mi alma, renuncié, para partir el 20 de abril de ese mismo año 2019 a la ciudad de Buenos Aires, con un As bajo la manga, que no era otro que el de intentar seguirme formando en ese País en materia de Investigación Científica, y hacer suficiente dinero como para activar HistoScientifics en Venezuela desde la distancia. Pues mis deseos para ese momento y, los cuales todavía aún mantengo, es retribuirle a mi país, todo lo que me permitió lograr bajo su seno, formando a través de mis experiencias concebidas posteriores en la Universidad de Buenos Aires, conocimiento que fuese aprovechado por mis colegas, para hacer ciencia.
Así, fue como el 22 de abril, tal día como hoy, conmemorativo de la Histotecnología, cual extraordinaria casualidad, fuí aceptado en la Universidad de Buenos Aires como Maestrando, para cursar estudios en materia de Investigación Científica, orientada hacia la patología experimental y aplicada.
La verdad, ¡estaba muy feliz!, pues dentro de todo aquella tristeza, que la migración implica dejar, como nuestra hermosa familia, nuestros amigos, nuestros sueños, nuestro país, había algo que se quedaba por siempre en mi memoria al segundo día de haber llegado a Argentina, y era que mi vida comenzaba ahora como Maestrando en una Universidad para la cual un año y 3 meses antes, estando yo en el IVIC, solía ser un completo desconocido, a los que solo les bastó una entrevista y la evaluación de mis credenciales académicas para aceptarme entre sus filas de la manera más amistosa, y familiar posible. Es decir, haciéndome sentir como en casa.
Allí, comenzaría otra parte de esta Historia, que aún, sigo escribiendo en mi vida de a poco y que está volviendo nuevamente a levantar esa curva que yacía en picada por una crisis Venezolana que ninguno de los más de 4 millones de migrantes obligados a dejar su país, y los 30 restantes que se han quedado, deberían haber vivido nunca.
En definitiva hoy, bajo otras instituciones, de la mano de otras personalidades llenas de una solidaridad profunda, mi vida se reconstruye de a poco, con personas que aún siguen creyendo en mí, y otras que no tanto, y que se han ido quedado en el camino...
A Dios le doy gracias por todas ellas.
Por ello y muchas razones más, ¡Agradezco a la Histotecnología! Por formar parte de mi vida, y a mis padres por haberme dado el visto bueno de estudiarla, porque me ha quitado y a la vez me lo ha dado todo, y así mismo me ha hecho vivir todo un carrusel de emociones del cual no me quiero bajar todavía a mis 27 años de edad...
A todos mis pares;
¡Feliz día de la Histotecnología!
Que sus manos sigan siendo el instrumento que a través de este maravilloso arte, nos siga permitiendo salvar vidas.
No desistan de sus sueños, les prometo que más temprano que tarde, Dios, de la mano de sus esfuerzos y propias convicciones, los hará realidad...
Un abrazo a todos, y gracias por leer una parte de mi vida, una parte importante de mi historia.
La otra la seguimos escribiendo justo ahora, la vivimos justo ahora, y se contará cuando el tiempo, coloque todas las piezas en su justo lugar.
Atte: Pdte. HistoScientifics.