10/08/2019
Preguntas frecuentes primera visita
¿Cómo es la primera visita?
Lo que no se debe esperar
La gran diferencia
¿Cuándo se notará la mejora?
¿Qué se puede esperar de un primer tratamiento?
¿Puedo encontrarme mal después de la primera sesión?
¿Tiene efectos secundarios?
¿Tengo que dejar de tomar los fármacos?
¿Cuántas sesiones necesitaré?
¿Cuánto duran las sesiones?
¿Con qué frecuencia?
¿Qué pasa si se interrumpe el tratamiento?
¿Será definitivo?
¿Crea dependencia?
¿Cómo debo presentarme?
¿Hay que llevar el historial médico?
¿En qué consiste la acupuntura?
En estimular determinados puntos del cuerpo, descritos en su mayoría por los chinos desde la antigüedad. Esta estimulación puede realizarse con finas agujas de acero inoxidable, pero también mediante el calor que desprende la combustión de una hierba llamada artemisa, es la moxabustión, o simplemente con los dedos. La acupuntura, una buena alimentación, el ejercicio físico y la medicina de hierbas son los principales recursos terapéuticos de la medicina china.
¿Es dolorosa la inserción de las agujas?
Ésta es la principal aprehensión de quienes se plantean «probar» un tratamiento de acupuntura. Antes de la primera sesión, pocos pueden creer que atravesar la piel con agujas pueda no ser doloroso. Aunque actualmente las personas que acostumbran a visitar a un acupuntor lo hacen por recomendación, hasta que uno mismo no lo experimenta, no se lo cree.
Y es que las agujas de acupuntura nada tienen que ver con las agujas de coser, ni con las que se utilizan para las extracciones de sangre para las analíticas, ni con las de las inyecciones que durante muchos años han atemorizado desde la infancia; al no tener que extraer ni introducir ningún líquido, las agujas de acupuntura son mucho más finas, de una décima a una centésima más delgadas que las utilizadas en los hospitales, casi del grosor de un cabello: son sólidas, de acero, ligeramente flexibles y pensadas para deslizarse en el organismo sin lesionar los tejidos.
La sensación que provoca la inserción de agujas depende tanto de la habilidad del profesional como de la relajación del paciente, la cual, a su vez, depende de la confianza que éste tenga en el médico o en su arte. En buenas manos, la inserción de las agujas de acupuntura no suele ser más dolorosa que un ligero pellizco o una sensación de hormigueo, que desaparece rápidamente.
No obstante, también hay escuelas que manipulan mucho las agujas, porque consideran que la intensidad de la sensación es terapéutica por ella misma. Por esta razón, utilizan también agujas más gruesas.
La acupuntura es una arte diverso que, a lo largo del siglo XX, en la República Popular China, durante la Revolución Cultural, se quiso uniformar y, a imagen y semejanza de la nuestra, hacer de ella una medicina oficial poco propicia a las sutilidades, en la que la aguja se convierte en una herramienta terapéutica. En esta versión oficial de la medicina china, la aguja, como el medicamento occidental, es lo que cura. Por eso, se acostumbraban a manipular enérgicamente agujas más gruesas que, al ser de mala calidad y despuntadas por el uso repetido, ocasionaban un dolor difícil de soportar. Así pues, se entiende que en la República Popular China la acupuntura no tuviera la aceptación que tiene actualmente en Occidente, y que una de las primeras objeciones que se hicieron a la posibilidad de aplicar aquí la acupuntura era la suposición de que los chinos tenían un dintel del dolor más alto que el de los occidentales, y que la sensibilidad de los ciudadanos de la sociedad del bienestar difícilmente podría tolerar esa especie de tortura.
En cambio, para algunas escuelas chinas y de otros países del Extremo Oriente, la acupuntura se utiliza para dinamizar el proceso de restauración interna, lo que provoca que el dolor no sólo sea innecesario, sino incluso contraproducente, ya que dificulta la relajación, que es la mejor condición para la efectividad del tratamiento. En Japón, por ejemplo, es más común la inserción de agujas mucho más finas y a poca profundidad. Aquí los resultados dependen sobre todo de la precisión y el acierto en la combinación de los puntos elegidos, así como del grado de relajación. El dolor es, pues, un elemento indeseable.
En el aprendizaje de la acupuntura se estudia con detenimiento la exacta localización de los puntos, el ángulo y la profundidad de inserción de las agujas. Siempre busque un profesional que conozca de anatomía acupuntura a fin de no dañar al paciente