26/11/2025
En una sociedad donde la cultura de la dieta sigue tan presente, encontrar conductas como las que os muestro en el post (especialmente en estas fechas), es mucho más común de lo que imaginamos. 💔
Lo más preocupante es que, lejos de ayudarnos a afrontar las Navidades de manera adecuada, nos generan justo lo contrario.
Se acercan semanas llenas de eventos y celebraciones (muchos alrededor de una mesa), con alimentos típicos muy palatables, accesibles y que quizá llevamos meses esperando. Semanas en las que mantener una rutina se vuelve complicado…
Y, aun así, muchas veces preferimos “hacernos el harakiri” 🙈 en lugar de permitirnos disfrutar desde la flexibilidad y la consciencia.
Porque si te propones comer únicamente “opciones mega saludables” y hacerlo todo perfecto hasta que lleguen las Navidades, en cuanto “te salgas de la línea” es fácil caer en el de perdidos al río. Y acabar comiendo esos polvorones o turrones que llevas semanas prohibiéndote… pero de forma compulsiva y sin disfrutarlos.
Porque si te centras en adelgazar “antes de las Navidades por lo que puedas engordar” (what the f**k 🙄), acabarás castigándote con alimentos poco saciantes y nada nutritivos… de forma que solo desearás aquello que te estás prohibiendo. Y cuando lo pruebes… (¿vuelta al punto 1?)
Así que no: ponerte la tirita antes de la herida no te va a ayudar. ❤️🩹
Claro que está bien que, estas semanas previas y durante las celebraciones, te cuides: que comas variado, te sacies combinando verduras con otros nutrientes, mantengas tus rutinas de descanso y ejercicio…
Pero también está bien que, si el 24 de noviembre te apetece un polvorón, te lo comas.
(Ojo: esto no significa comprar cada semana una caja de dulces desde octubre, que es cuando aparecen en las tiendas 😅).
Porque lo peor que puedes hacer para gestionar el consumo de algo que te encanta (pero que sabes que no te conviene comer a diario), es prohibírtelo.
Sigo en comentarios ⬇️⬇️⬇️