23/10/2020
¿Realmente funcionan los aceites esenciales?
Los aceites esenciales han sido usados por siglos, desde el antiguo Egipto a la tradición ayurvédica, hasta la mesa de masajes moderna para fines terapéuticos, cosméticos y ceremoniales. Son capaces de generar efectos poderosos y la evidencia científica creciente que valida sus propiedades y beneficios.
Incluso si piensas que nunca has usado uno, es probable que te hayas cruzado con alguno en forma de vela aromática, repelente de mosquitos o productos de higiene personal. En la naturaleza, son compuestos hallados en flores, hojas, raíces y semillas. Un dato curioso es que son 50 a 70% más potentes que la planta original. Para extraerlos se necesita gran cantidad de materia, ya que sólo componen el 5% de la planta. Por ejemplo, se necesitan 15 kilogramos de lavanda para obtener 15 mililitros de aceite esencial.
Estos compuestos son antibacteriales, antivirales, antioxidantes, sedantes, analgésicos, antiespasmódicos y limpiadores. En tamaño molecular, pueden penetrar en las membranas celulares y cruzar la barrera sangre-cerebro. Es decir, pueden ir del torrente sanguíneo al fluido cerebral en el sistema nervioso central. Los aceites también pueden mejorar la comunicación entre células, reprogramar su ADN y repartir oxígeno en los tejidos.
Diversos estudios recientes muestran resultados prometedores acerca de los efectos de los aceites esenciales en la salud. Por ejemplo:
Orégano y geranio: tienen potencial para tratar ciertas cepas bacterianas resistentes a los antibióticos.
Lavanda y romero: reducen los niveles de cortisol y protegen el cuerpo del estrés oxidativo.
Clavo: cuenta con muy altos niveles de antioxidantes, que son grandes defensores ante los radicales libres en el cuerpo que causan enfermedades.
Estos aceites entran en el cuerpo a través de la nariz, la piel y la boca. Así que pueden ser aplicados de forma aromática o tópica, e ingeridos. Sin importar el punto de entrada, eventualmente alcanzan el torrente sanguíneo. Esto hace que su uso sea sencillo para todas las edades.
Los aromas producen fuertes respuestas físicas y psicológicas, lo que hace de estos compuestos valiosas herramientas para el soporte emocional. Los receptores olfativos en la nariz están conectados con el sistema límbico, considerado el asiento de la memoria y las emociones. Como los aceites son calmantes, energizantes y tienen acceso instantáneo al cerebro, la inhalación es una forma rápida y sencilla de influir en el humor.
Para empezar a usarlos, puedes ocupar un difusor para distribuir el aroma del aceite que elijas en toda la habitación, o simplemente pon una gota en tu mano y frota las palmas; después, pon tus manos sobre tu nariz e inhala profundamente.