20/06/2025
Cuando la culpa entra por la puerta, la memoria selectiva hace de las suyas
Quienes trabajamos en residencias lo sabemos bien:
Hay situaciones que se repiten con una frecuencia casi matemática. Familias que, en el momento del ingreso, relatan con total honestidad el desgaste físico y emocional acumulado:
➡️ Problemas de convivencia
➡️ Dependencia creciente
➡️ Noches sin dormir
➡️ Riesgos en casa
➡️ Desorientación, caídas, pérdidas de memoria…
Todo se reconoce: “no podemos más”.
Pero unas semanas más tarde, algo cambia. A veces sutil, a veces muy evidente. Aparecen los reproches. Las dudas. El juicio.
“Mi madre no estaba tan mal”
“Desde que está aquí se ha apagado”
“En casa se valía sola”
Y es entonces cuando muchos profesionales se preguntan:
¿Qué ha pasado? ¿Por qué esta familia, que nos relató su desesperación, ahora parece ponerlo todo en duda?
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La respuesta, en muchos casos, es una mezcla de dos elementos:
1. La culpa
Un sentimiento humano, potente, que lleva a reescribir la historia para hacerlo más llevadero emocionalmente.
El centro pasa a representar aquello que no se pudo o no se supo hacer. Y en esa proyección, la crítica se convierte en forma de compensación.
2. La falta de contacto real previo
No siempre los familiares han convivido o estado presentes en el día a día del mayor antes del ingreso.
A veces la percepción se basa en visitas esporádicas o en lo que el mayor quería mostrar (a menudo, por orgullo o miedo a preocupar).
Por eso, no siempre son conscientes del grado real de deterioro cognitivo, de la desorientación, o de las alteraciones conductuales que se manifestaban a diario.
Una vez en el centro, con profesionales que lo ven 24h al día, esas realidades quedan a la vista. Pero para algunos familiares, es más fácil pensar que “eso ha empezado ahora”.
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¿Qué podemos hacer desde las residencias?
✅ Documentar bien la situación inicial.
Con informes, valoraciones y entrevistas familiares claras desde el primer día.
✅ Comunicar con regularidad, sin paternalismo.
Mostrar la evolución del residente, explicar lo que observamos, invitar a participar.
✅ Tener una mirada comprensiva.
La culpa, el duelo y la distancia emocional son parte del proceso. Nuestro trabajo no es solo cuidar a quien vive aquí, sino también acompañar emocionalmente a quienes lo rodean.
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Ingresar a un ser querido es cerrar una etapa. Es una forma de duelo, y el duelo tiene fases. Negación. Rabia. Tristeza. Solo si se acompaña, puede llegar la aceptación.
¿Te has encontrado con situaciones así en tu centro?