10/05/2025
Hoy celebramos a todas las madres…
A las que nos cuidan como una madre, aunque no lo sean de sangre.
A las mujeres fuertes que protegen, guían y acompañan con amor incondicional.
A quienes han abrazado esta misión de por vida, entregando su corazón con respeto, ternura y valentía.
Pero hoy también queremos abrazar, visibilizar y honrar especialmente…
A la madre autista que cría a hijos autistas.
A esa mujer que sostiene mundos enteros mientras el suyo se tambalea en silencio.
A la que está sola, desbordada, cuestionada, discriminada por no encajar en lo que otros creen que debe ser una madre.
A la que dicen: “no le pones límites”, “lo tratas como niño”, “lo regaloneas demasiado”…
Sin entender que lo único que hace, cada día, cada minuto, es amar, contener, proteger y acompañar procesos únicos, complejos, hermosos y desafiantes.
Porque si no vives lo mismo, la empatía no basta.
Porque ponerse en sus zapatos no alcanza cuando no sabes lo que es vivir con sobrecarga sensorial, con crisis de desregulación, con diagnósticos que duelen más por el juicio externo que por el camino interno.
Porque dar amor, cuando no hay descanso, cuando no hay apoyo, cuando todo duele… ya es un acto de heroísmo silencioso.
A ti, madre neurodivergente, madre valiente, madre incansable:
gritas, lloras, luchas, amas…
Y eso es más que suficiente.
Eres luz en medio de la incomprensión.
Eres hogar donde tus hijos sienten que pueden ser ellos mismos.
Eres amor en su forma más pura.