
16/07/2025
Cuando los proyectos que creamos no funcionan, sentimos tristeza. Es una reacción natural y profundamente humana.
Sin embargo, podemos elegir: aferrarnos a esta tristeza, alimentando el apego a ideas que no se materializaron o, en el caso de la ira, aferrarnos a la frustración por lo que no resultó como lo imaginábamos.
O, dicho de otro modo, podemos simplemente dejarnos llevar por la existencia.
Nos convertimos en lo que cultivamos y alimentamos en nuestro interior.
Por lo tanto, es esencial comprender cómo nos relacionamos con la maquinaria social que fabrica apegos y emociones a escala colectiva. ¿Hasta qué punto nos identificamos con estos estímulos hasta el punto de asumirlos como si fueran realmente nuestros?
Puedes elegir cambiar de rumbo, crear nuevos proyectos, sin necesariamente aceptar a quienes quieren imponértelos.
También puedes negarte a adherirte a los odios propagados por las dicotomías sociales.
Nada de esto significa renunciar a ideas, proyectos o posturas. Pero deben ser verdaderamente vuestros, creados libremente, y no convertirse en dueños de quienes los concibieron.