23/06/2025
SÍNCOPE VASOVAGAL: CUANDO TE DESMAYAS DE REPENTE Y NADIE SABE SI FUE EL CORAZÓN, EL CEREBRO O EL MIEDO
Estás de pie. Tal vez en una fila, en una sala de espera, en medio de una emoción intensa o simplemente bajo el sol por mucho tiempo. De pronto, un mareo. La vista se nubla, los oídos zumban, las piernas se aflojan… y sin aviso, todo se apaga. Te desmayas. Cuando despiertas, el mundo sigue, pero la preocupación ya se sembró: ¿fue el corazón?, ¿el cerebro?, ¿algo grave? En muchos casos, la respuesta es una disfunción del sistema nervioso autónomo que, sin previo aviso, desconecta por unos segundos el flujo de sangre al cerebro. Y ese episodio, tan confuso como impactante, tiene un nombre: síncope vasovagal.
El síncope vasovagal es el tipo más común de desmayo. Ocurre cuando el nervio vago —que regula funciones automáticas del cuerpo como la presión arterial y la frecuencia cardíaca— se sobreestimula ante ciertos factores, como el dolor, el miedo, el calor excesivo o el estrés emocional. Esa sobreestimulación provoca una caída abrupta de la presión y el pulso, lo que reduce momentáneamente el flujo de sangre al cerebro y causa la pérdida de conciencia. Es una respuesta corporal exagerada, pero no necesariamente peligrosa. De hecho, la mayoría de los casos no indican una enfermedad grave, aunque el episodio pueda parecer alarmante.
El desmayo vasovagal suele dar señales: sensación de calor, sudor frío, náuseas, visión borrosa, debilidad y palidez. Si se logra reconocer el inicio y recostarse de inmediato, muchas veces se puede evitar la pérdida total del conocimiento. Pero cuando ocurre, el cuerpo suele recuperarse en cuestión de segundos o minutos, sin dejar secuelas físicas. Sin embargo, la incertidumbre que queda después puede ser tan intensa como el episodio mismo, especialmente si es la primera vez o si sucede en público.
El diagnóstico se basa en la historia clínica y, en algunos casos, se complementa con pruebas como el test de inclinación, que reproduce el cambio postural que provoca el desmayo bajo control médico. Lo importante es descartar otras causas más graves de síncope, como arritmias cardíacas, epilepsia o problemas neurológicos. Cuando se confirma que es vasovagal, el tratamiento suele centrarse en evitar los desencadenantes, mantenerse hidratado, mejorar el tono vascular con ejercicios y, en casos más severos, usar medicamentos específicos.
Y aunque no sea mortal, el impacto emocional no debe subestimarse. Porque el cuerpo cae, pero también cae la seguridad, la confianza, el control. Nadie quiere vivir con el miedo de desmayarse sin aviso. Por eso, entender el porqué, reconocer las señales y tomar medidas preventivas se vuelve esencial. Porque el desmayo puede durar segundos, pero el miedo que deja puede acompañarte mucho más.
Y si alguna vez viste todo apagarse sin razón, si te sentiste flotar por unos segundos antes de caer, si después de ese episodio quedaste con más preguntas que respuestas… tal vez no fue tu corazón, ni tu cerebro. Tal vez fue tu cuerpo tratando de reiniciarse para protegerte. Porque incluso un desmayo puede ser una estrategia de defensa. Y saberlo, puede ser la primera forma de no temerle más.