11/08/2025
Maravillosa conexión 🧠
𝗧𝗼𝗱𝗼 𝗖𝗼𝗻𝗲𝗰𝘁𝗮
"Tu felicidad empieza en un lugar que nunca imaginaste: TU INTESTINO."
A veces creemos que la tristeza o la ansiedad nacen en nuestra mente, pero muchas veces su raíz está más abajo, donde pocas veces miramos: el intestino."
Dentro de ti existe un universo que trabaja silenciosamente para sostener tu equilibrio físico y emocional: tu intestino.
Más que un órgano digestivo, la ciencia lo ha bautizado como el segundo cerebro, y no es casualidad.
En las paredes de tu intestino existe una red impresionante de más de 100 millones de neuronas, conocida como el sistema nervioso entérico.
Este "cerebro intestinal" puede actuar de manera independiente, enviar y recibir señales, producir neurotransmisores y comunicarse directamente con tu cerebro real a través del nervio vago.
Uno de los mayores tesoros que produce es la serotonina, una molécula esencial para nuestro bienestar.
La serotonina es el neurotransmisor que regula nuestro estado de ánimo, el sueño, el apetito, la memoria y hasta la percepción del dolor.
Sorprendentemente, más del 90% de la serotonina del cuerpo se fabrica en el intestino, no en el cerebro.
Por eso, cuando tu intestino está en armonía, es mucho más fácil sentir felicidad, serenidad y motivación.
Pero, ¿𝗤𝘂𝗲́ 𝗽𝗮𝘀𝗮 𝗰𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗱𝗲𝘀𝗰𝘂𝗶𝗱𝗮𝗺𝗼𝘀 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗼 𝗶𝗻𝘁𝗲𝘀𝘁𝗶𝗻𝗼?
Estrés crónico, mala alimentación, falta de sueño y uso excesivo de antibióticos alteran la microbiota intestinal, provocando inflamación, ansiedad, tristeza inexplicable o fatiga mental.
¿𝗖𝗼́𝗺𝗼 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗲𝘀 𝗰𝘂𝗶𝗱𝗮𝗿 𝘆 𝗻𝘂𝘁𝗿𝗶𝗿 𝘁𝘂 𝘀𝗲𝗴𝘂𝗻𝗱𝗼 𝗰𝗲𝗿𝗲𝗯𝗿𝗼?
Aquí te dejo algunas acciones sencillas pero poderosas:
𝟭. 𝗔𝗹𝗶𝗺𝗲𝗻𝘁𝗮 𝗮 𝘁𝘂 𝗺𝗶𝗰𝗿𝗼𝗯𝗶𝗼𝘁𝗮 𝗰𝗼𝗻 𝗮𝗺𝗼𝗿:
𝑷𝒓𝒆𝒃𝒊𝒐́𝒕𝒊𝒄𝒐𝒔: Fibra vegetal que sirve de alimento a las bacterias buenas. Encuéntralos en plátano, avena, espárragos, cebolla, ajo y alcachofa.
𝑷𝒓𝒐𝒃𝒊𝒐́𝒕𝒊𝒄𝒐𝒔: Bacterias vivas que fortalecen tu flora intestinal. Están en alimentos como yogur natural, kéfir, chucrut, kimchi y kombucha.
𝑨𝒍𝒊𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 𝒂𝒏𝒕𝒊𝒊𝒏𝒇𝒍𝒂𝒎𝒂𝒕𝒐𝒓𝒊𝒐𝒔: Frutas rojas, cúrcuma, jengibre, pescados grasos como el salmón y frutos secos como las nueces.
𝟮. 𝗘𝘃𝗶𝘁𝗮 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗱𝗲𝘀𝗲𝗾𝘂𝗶𝗹𝗶𝗯𝗿𝗮:
Azúcares refinados y ultra procesados que alimentan bacterias nocivas.
Comidas muy grasas y aditivos artificiales.
Consumo excesivo de alcohol o fármacos innecesarios.
𝟯. 𝗘𝘀𝗰𝘂𝗰𝗵𝗮 𝗮 𝘁𝘂 𝗰𝘂𝗲𝗿𝗽𝗼:
Practica respiraciones conscientes y pausas para reducir el estrés, porque tu mente y tu intestino están conectados en un ciclo constante.
Prioriza el sueño reparador. Mientras duermes, tu sistema intestinal también se regenera.
𝟰. 𝗔𝗺𝗮 𝘁𝘂 𝗰𝘂𝗲𝗿𝗽𝗼 𝗲𝗻 𝗰𝗮𝗱𝗮 𝗽𝗲𝗾𝘂𝗲𝗻̃𝗮 𝗱𝗲𝗰𝗶𝘀𝗶𝗼́𝗻:
Moverte, reír, conectar con la naturaleza, agradecer... todo eso también alimenta a tu microbiota de formas sutiles pero profundas.
𝗥𝗲𝗰𝘂𝗲𝗿𝗱𝗮: tu bienestar emocional no empieza en los pensamientos, empieza mucho antes, en lo invisible, en cada célula que trabaja silenciosamente para verte florecer.
Tu cuerpo es sabio. Tu intestino es su voz más profunda. Escúchalo. Cuídalo. Abrázalo