05/05/2024
Carta de una madre que es hija, a su hija que podrá ser madre:
Hoy te miro a tí, una parte de mí que poco a poco se va creando a su forma. Aprendo de tus movimientos, de tus preguntas y de tu forma de ver las cosas; que la verdad, se parecen mucho a las mías. Y es que hija, eres parte mía, con mi cuerpo y mi alma te he creado, de mi pasado te he pintado y con mis sonrisas y mis lágrimas te he salpicado.
Hija, tú eres solo tuya, pero siempre vivirás con una mirada que no venía vacía. Te pasé lo que me dejaron y pude moldear durante estos años con mi propia mirada impregnada de otra. Que a su vez, venía bañada por otra.
Y es que hija las madres son así, viven para dejar vivir y traspasar todo aquello que no supieron sanar, pero también, aquello que quisieron abrazar y no soltar nunca.
Venimos de una cadena llena de historias, algunas con mucha luz y otras con muchas sombras. Y ahora, todas ellas te pertenecen, aunque no te des cuenta. Aunque no las veas, estarán siempre contigo.
Y no quiero que te tomes esto como una losa, sino como el regalo que te di cuando te di la vida. Porque en ella estaré yo, estará mi madre, la madre de mi madre y la madre de la madre de mi madre. Y puede ser, que en unos años tu sigas con esta cadena y hagas el mejor de tus regalos, dar vida desde tu propia mirada.