05/10/2024
El Yin y el Yang en la Sexualidad
La mayoría de nosotros creemos que una sexualidad plenamente satisfactoria depende de otra persona. Llegar a constituir un todo con otra persona, acoplar el trozo que faltaba, percibirse a través de otra persona y medir la confianza en uno mismo a través de la reacción y el grado del placer generado en la pareja, es un patrón de comportamiento fuertemente enraizado. Y así es como surgen muchas relaciones a causa del miedo, la inseguridad y la debilidad. Y como me gusta decir: Desde la carencia.
El Tao de la sexualidad busca el eterno intercambio de fuerzas entre el Yin y el Yang, tanto dentro como fuera. Una importante condición previa para una sexualidad plena es, en primer lugar, fortalecer los propios puntos débiles. Esto, para las mujeres, muchas veces significa desarrollar primero la parte del Yang, con el único objetivo de que puedan aceptar el vulnerable estado de Yin. En la práctica, el ejercicio del huevo y la respiración de los ovarios ofrecen respaldo energético a este problema. El movimiento, el ejercicio de centralización y la autonomía en lo cotidiano fortalecen adicionalmente el estado del Yang.
El equilibrio del Yin y el Yang en la sexualidad significa también conectar a un nivel profundo el corazón y la fuerza sexual, de modo que los órganos sexuales sean expresión del amor y la paz del corazón; la fuerza sexual aviva el corazón y así el corazón adquiere la fuerza que necesita para liberarse .
La armonía entre el Yin y el Yang también supone integrar los dos opuestos: la tierra fresca que descansa en sí misma recibe en su núcleo el ardiente fuego. El fuego es necesario para calentar el agua y para llevarla al punto de ebullición. El calor excesivo evapora el agua: el cuerpo se reseca y se resquebraja; también la va**na “se seca”. La sexualidad que acentúa el Yang es excitante, tensa, orientada al punto álgido, ardiente, superficial, de corta vida y apremia hacia afuera. A causa de las tensiones interiores y de la estimulación externa, a veces el fuego se vuelve demasiado caliente y resulta incontrolable; en este caso, arrasa con todo y llega a ser destructivo.
La fuerza del Yin enraíza al Yang: así se puede integrar e interiorizar tambien la sexualidad. Una sexualidad marcada por Yin implica abrir el paso a los sentimientos, al sosiego y a la profundidad, y moverse lentamente; la respiración es entonces tranquila y suave. La armonía del Yin y el Yang intenta que ambos aspectos se integren. Una excitación tranquila, una intención sin ser intencionada, hacer sin hacer, son la clave de una manifestación orgásmica inigualable.
Uno de los desafíos más frecuentes hoy en día es que los hombres, debido al estrés de ciertos mandatos proveedores, son menos activos físicamente y tienen demasiada energía “fuego”. Las mujeres, con frecuencia padecen un enfriamiento corporal debido a la mala alimentación, a los miedos y a las sobrecargas, de modo que el fuego del hombre no basta para calentar el agua de la mujer.
También puede ocurrir que al hombre le falte la fuerza interior que se necesita para conservar su fuego. Esto significa que el acto sexual se completa en un par de minutos, antes incluso, de que a la mujer le haya dado tiempo a excitarse.
El Tao te enseña a ser responsable de tu propia sexualidad. Es decir, a equilibrar y sanar el cuerpo de modo que el agua del interior no esté demasiado fría. Mediante el movimiento, la alimentación y el entrenamiento de la musculatura de la pelvis se pueden energizar los órganos sexuales y el cuerpo entero; y así no se presiona innecesariamente a la pareja con expectativas que no sólo son imposibles de satisfacer, sino que también envenenarían inútilmente la relación de pareja. Y por ende el amor. ❤