08/07/2025
Ayer vivencié, en primera persona, algo muy importante que ocurre en el cuerpo cuando dormimos poco. Lo obvio, y que todos solemos sentir es cansancio, apatía, desgana, sensación de cuerpo pesado, tal vez dolor de cabeza, pero hay otro síntoma muy importante, y que suele pasar desapercibido, que podríamos evitar teniendo una rutina de sueño adecuada: la necesidad de comer carbohidratos, tan común hoy en día.
Te cuento mi experiencia de ayer. Desde hace unos años mi alimentación es carnívora. Solo como carnes, pescados, huevos, mariscos, quesos, mantequilla, kéfir… productos únicamente de origen animal. O sea, en mi casa no entran los carbohidratos de ningún tipo (ni vegetales, ni cereales, ni legumbres…) y mucho menos el azúcar en ninguna de sus formas, ni siquiera la fruta. Esta alimentación está integrada en mí desde hace mucho… pero ¿qué pasó ayer?.
La noche del domingo al lunes dormí muy poco, estuve hasta las quinientas leyendo. Conforme fue pasando el día de ayer, fui sintiendo que mi cuerpo no tiraba, obvio! Entonces pasó algo completamente inusual en mí, comencé a visitar la cocina en busca de “algo", pero solo encontraba carne de ternera, gambas, huevos, nada de “eso” que me apetecía. No era hambre, era supervivencia. En esos momentos, mi cuerpo no quería digerir una hamburguesa, esperar al proceso de digestión y metabolización para extraer la energía del alimento, eso era demasiado esfuerzo y no había energía para tanta historia, quería algo rápido y lo quería ya!.
Fui a comprar una manzana y unos dátiles. Comí un poco de cada, tranquilicé mi cuerpo, bajé el estrés bioquímico, me acosté pronto, he dormido bien y suficiente y hoy vuelvo a sentirme como siempre, sin necesidad de carbohidratos.
Este episodio ha sido puntual en mi vida, pero me pregunto cuántas personas viven así crónica y diariamente, batallando con el peso, el dulce, la energía, simplemente por no dormir lo suficiente (y no hablo de insomnio, esto es otra historia).
¿Duermes suficiente? ¿Te despiertas sola o con el despertador? ¿Batallas con el carbohidrato?
Cuéntame. Te leo.