17/09/2022
La función de un hijo es vivir su propia vida, no vivir la vida que su padre ansioso cree que debe vivir.” (A.S. Neill).
Padres tóxicos de Abuso emocional
Conforme los niños crecen, los padres funcionales propiciarán y nutrirán su madurez y su capacidad de ser responsables en la vida, pero jamás los privarán del derecho de ser niños. Cuando los padres no tienen claro esto, utilizan cualquier método de control, chantaje, manipulación o agresión pasiva para conseguir que sus hijos hagan lo que ellos quieren. Éste es un abuso psicológico muy doloroso, pues coarta la libertad del niño y trunca su capacidad para encontrar su propia identidad.
Este tipo de padres depositan en sus hijos la responsabilidad de su propia felicidad, siendo terriblemente injustos. Un hijo no puede ser, de ninguna manera, responsable de la felicidad de sus padres. En este tipo de sistema familiar, lo que sucede es que el adulto busca que sus hijos sean como él, que piensen como él, que actúen como él, que tengan los mismos gustos y prejuicios que él, y peor aún, que vivan al pie de la letra con las expectativas que él no pudo cumplir. Es decir, buscan una simbiosis con ellos.
El control se puede establecer de muchas maneras. En momentos, puede ser abierto, tangible y concreto. “Ésta es mi casa y yo pongo las reglas”, “Si no estudias la carrera que quiero para ti, no te daré dinero”, “Si te casas con esa mujer, jamás volveré a verte”, “Si me sigues haciendo enojar, vas a ser el responsable de que muera de un infarto”. Los sentimientos, los deseos, los pensamientos y los proyectos de vida, tienen que estar subordinados a los de los padres. Digamos que es vivir bajo un ultimátum constante: “Si no haces lo que yo diga, habrá consecuencias”.
Condicionar el amor a un hijo es abusivo e injusto, ya que no hay terreno medio: o el hijo hace lo que el padre desea o se rompe la relajación.