20/10/2021
✨ Hoy les quiero compartir algo, algo que según yo nos ha pasado casi que a todos los que me lean.. ✨
Hoy mi día comenzó, bueno, digamos que comenzó desde anoche. Así las cosas.
Para ponerlos un poco en contexto, tengo un perrito de 14 años que gracias a dios, que aun siendo paciente renal, en los últimos meses ha mejorado muchísimo, tanto que no parece que tenga 14 años y todo el cuadro de un paciente renal.
Sin embargo, dentro de las condiciones que tiene es que ronca como si fuera una persona adulta, tanto en forma como en volumen… por lo que frecuentemente me la paso entre cambiándolo de posición, hasta abrigándolo cuando se quita la cobija sin querer … Y no, no voy a entrar tanto en el tema del gordo, sino más bien que entre por ronquidos, salidas al baño en la madrugada de mis gordos y demás, en toda la noche he de haber podido dormir un par de horas… a lo que normalmente no hay tanto problema, pero simplemente el día de hoy si tuvo mucho efecto en mi humor.
Desde que sacamos a pasear a los gordos pude ir notando como varias incomodidades iban irritándome, … El pasto frío, la humedad, etc. pero es algo que normalmente sería algo que sin problema dejaría pasar… sin embargo fueron sumando al vaso medio lleno de emociones condensadas… y así, al llegar a la casa y preparar el desayuno, y podrán imaginar que sucedió, cierto? ... Pues sí, adivinaron… se me “estropea” el desayuno…
Y yo, como he aprendido que es importante no guardarse las emociones… solo me sale mentar madres y un grito que viene directo de lo más profundo de mi ser… seguido por un medio respiro y un “lo siento, perdóname, gracias y te amo” no solo a la situación, sino a la posibilidad de sacar mi frustración sin remordimiento ni culpa… Y después procedí a bendecir todo aquello a mi alrededor… aun así, esto último no lo hice tan espiritual como suena, o sea que, si, todavía seguía bátanme cabreada por toda mi mañana comenzada desde anoche.
Y cuando subo, bueno… tender la cama!.. PUM!… Todo estaba pasando justo de la manera en la que “no quería que sucedería” y sin embargo, seguí fluyendo (más a fuerzas que de ganas, pero con esa pequeña voz que aún no se extinguió del todo que decía… estas a un paso de cambiar el rumbo de esto)… lo bueno vino cuando aun entre cero ganas… me senté en mi tapete de yoga y comencé con mis respiraciones, a observar el aquí y el ahora y a cantar kirtan. Estas combinaciones han sido mágicas y cruciales para mí existir en los últimos dos meses.
Y como quien no se da cuenta… comencé a hacer mi rutina de ejercicio, meditación, canto, movimientos… o como yo le llamo, mi danza de la vida.
Y ahí, en medio de mi tapete de yoga, logre desfogar lo que había estado cociéndose lentamente, lo que sin saberlo sería el grillete perfecto para poder reconocer la impotencia y miedo que durante algún periodo de mi vida sentí y que no había podido mirar.
Entre en ese terrorífico y aun así sanador mundo en el que el tiempo se disipa y los miedos se vuelven visibles para que puedas elegir con cuál sentarte y charlar de frente, sin tabúes ni vergüenzas. Decidí darme todo el tiempo, el amor y la libertad de llorar y sacar todo lo que tenía por sacar entre lágrimas y movimientos.
He de confesarles que sentarme con esa impotencia fue doloroso, incluso vergonzoso, pero permitirme hacerlo ha sido de las cosas más liberadoras que he experimentado el día de hoy… lloré lo que no había podido llorar… nombre a cada una de las emociones que se hicieron presente y al final, pude bendecir a quienes estuvieron en esa memoria…
Al terminar mis ejercicios, me di cuenta de lo ligera que me sentía, de lo mucho que me había liberado y de la bendición que había sido poder tomarme el tiempo de ir a mi interior.
Bendije el poder tener la bendición de hacer de esto mi estilo y forma de vida; que si bien no me ha sido del todo fácil, sé por primera mano lo que significa y lo que es poder darle una vuelta completa a un estilo de vida que escondía soledad y tristeza, y poder ahora ser cada día la mejor versión de mi misma!… Supe también que es por esto que tanto amo hacer lo que hago, pues hay tanta gente allí afuera que necesita poder tener por primera vez una experiencia así como la mía, para poder sacar lo que por tanto tiempo han mantenido retenido y que no se han dado ni cuenta de que lo traen.
¡Hoy Les puedo decir que haberme elegido a mí como prioridad de mi vida ha sido la mejor decisión de mi vida! Que cada segundo que he pasado sanando y trabajando por mí y para las personas que me permiten guiarles y acompañarles durante su proceso ha sido el mejor tiempo invertido, y ¡la mejor gratificación del mundo!
Les puedo decir con franqueza, que si no nos tomamos el tiempo para sentir, identificar e integrar los procesos que estamos viviendo, pueden convertirse en una carga tan grande, que quizá hasta que llegue un día que puedan explotar y sentarse a conversar con sus monstruos, seguirán cargándolos a la espalda y ¡sin siquiera saberlo!
Por ello es que siempre invito a todos a que se tomen un momento para ustedes, pues cuando lo haces tu vida se transforma, y todo aquello que podía llegar a arruinar por completo tu día o tu vida, se convierte en un maestro, en una oportunidad de sanar y con ello solamente ser una situación que se vivió e integro para tu bien más elevado, y el resto de tu día o de tu vida lo puedes co-crear ¡desde la conexión con tu sabiduría interna y tu diosa creadora!!
Gracias por haberse tomado el tiempo de leer esta pequeña reflexión y anécdota que con mucho amor comparto para con ustedes.
¡Deseo que su día sea tan bendecido como su corazón les acompañe a experimentar!
Autor: Wendy Navarro García