27/01/2025
Hoy una alumna vino a la práctica con varios dolores. Cuando le pregunté un poco más me dijo algo así como “no importa, finjo demencia y sigo practicando”. Error. El dolor, sea cual sea, está ahí para ser escuchado y tenido en cuenta, es una señal de alarma. A mí me enseñaron que las lesiones pueden ser grandes maestros. Eso si las escuchamos, les damos lugar, y las tratamos amorosamente y con respeto.
Los dolores son una oportunidad para explorarnos. Por eso si aparece algún dolor, no finjo demencia. Seguramente si lo hago el dolor va a creer. Lo primero es observar cuándo y con qué posturas o movimientos me duele, después acomodar todo para que la práctica no irrite el dolor. Todo, siempre, puede ser adaptado para que la práctica sea amorosa y respetuosa con nuestro cuerpo.