24/02/2016
Tratamientos Antiage..
Cosmetogenómica, la genética de la piel.-
Investigaciones recientes han descubierto que la genética contribuye al menos en un 60% a nuestra “edad percibida”. Es decir, a cuán mayores o jóvenes nos ven los demás respecto a nuestra edad real.
Proyectos científicos
Gracias al proyecto Genoma Humano hoy en día es posible conocer la influencia de la genética en nuestra apariencia física y evolución.
Terminado en abril del 2003, el proyecto Genoma Humano fue un gran reto tecnológico y científico en el que participaron investigadores de distintos países y contó con una fuerte inversión de 280 millones de dólares en todo su desarrollo.
El objetivo fundamental fue determinar la secuencia del ADN e identificar los aproximadamente 20.000 - 25.000 genes del genoma humano.
Conocer la secuencia de bases podría tener mucha importancia en cuanto a los estudios de biomedicina y genética clínica, desarrollando el conocimiento de enfermedades poco estudiadas, logrando nuevas medicinas y diagnósticos más fiables y rápidos.
ADN, piel y envejecimiento
La genética explica el 60% del envejecimiento de la piel.
En el caso del aspecto físico, también se conoce cada vez más la influencia de la genética en el proceso de envejecimiento de la piel. Investigaciones recientes han descubierto que la genética contribuye al menos en un 60% a nuestra “edad percibida”. Es decir, a cuán mayores o jóvenes nos ven los demás respecto a nuestra edad real.
Asimismo, se ha descubierto que cerca 1500 genes están involucrados en el proceso de envejecimiento de la piel. Se trata de genes responsables de proporcionar humedad, textura, elasticidad, capacidad antioxidante y protección solar a la piel, entre otros.
Marcadores genéticos del envejecimiento de la piel
Las investigaciones recientes han determinado los genes implicados en el proceso de envejecimiento de la piel e identificaron los marcadores genéticos más representativos, que están relacionados con:
1. Adhesión celular.
2. Barrera cutánea ligada a la hidratación funcional.
3. Composición de la matriz extracelular.
4. Diferenciación celular.
5. Control del estrés oxidativo.
6. Control de la respuesta inflamatoria.
7. Metabolismo de lípidos.
8. Regulación de la producción de melanina.
9. Proliferación celular.
10. Señalización celular.
11. Vascularización.
Actuar sobre cada marcador es clave para compensar aquellas áreas que no estén funcionando en su óptimo nivel.
Con los activos específicos y las concentraciones indicadas, es posible interpretar el comportamiento genético de la piel, actuando directamente en el origen del envejecimiento para alcanzar resultados no logrados con tratamientos convencionales.
Reparación del ADN desde el origen del envejecimiento
El conocimiento del genoma humano y otras investigaciones están permitiendo la realización de estudios encaminados a determinar los puntos de nuestro genoma en los que somos diferentes unos a otros y, también, las diferencias frecuentes en esos puntos y los mecanismos de regulación de los mismos.
Las secuencias de ADN que constituyen la unidad fundamental, física y funcional de la herencia se denominan genes.
Cada gen contiene una parte que se transcribe a ARN y otra que se encarga de definir cuándo y dónde deben expresarse.
La información contenida en los genes (genética) se emplea para generar ARN y proteínas, que son los componentes básicos de las células, los "ladrillos" que se utilizan para la construcción de los orgánulos u organelos celulares, entre otras funciones, como las de participar en procesos de regeneración, protección y estructura de la piel en el caso de una visión genocosmética.
Los genes expresan las proteínas, entre ellas las involucradas en la mayor parte de los procesos y estructura de la piel: colágeno, elastina, catalasas, colagenasas, metaloproteinasas, proteoglicanos, etc.
Cuando el ADN está sujeto a agresiones internas y externas (agentes oxidativos, radiación solar, contaminación, dieta, errores de replicación) estos procesos no se desempeñan correctamente y la piel pierde funcionalidad. Así, la apariencia general empeora, resultando notablemente más envejecida.
Hoy en día ya están disponibles péptidos que trabajan en dos direcciones capaces de reparar el daño del ADN y los procesos metabólicos.
Actúan en el origen de la expresión de los genes, en el ADN, su replicación sana, la reparación del daño y la transcripción. Y luego en una etapa posterior, trabajan sobre el metabolismo celular.
Síntomas y efectos del envejecimiento
La vida es una sucesión de cambios y nuestra piel es una prueba de ello, ya que se comporta de acuerdo a nuestra carga genética, pero también de acuerdo a la cantidad de radiación solar que recibamos, el clima en el que vivimos o nuestros propios malos hábitos.
Los cambios en la piel son unos de los signos más visibles de envejecimiento. Algunas de sus evidencias son las arrugas, manchas, resequedad o pérdida de lípidos, lo que la torna menos suave y lisa.
Al envejecer, la piel cambia, se modifica, pierde su hidratación natural y se deteriora. El colágeno, principal fibra de sostén de la piel, disminuye su producción y, como consecuencia, el tejido de soporte de la piel y la cohesión entre la dermis y epidermis se debilita. La piel, entonces, pierde su tonicidad y firmeza.
En conclusión, la salud de la piel es el resultado de una compleja interacción entre los genes y los factores externos como el estilo de vida, la alimentación, el ejercicio, el estrés, el tabaquismo y el medio ambiente.
Conocerse y actuar directamente en el restablecimiento de la integridad celular son un instrumento clave para ralentizar el proceso y controlar sus efectos desde el origen.
